La del fondo

4. Empiezan los problemas

Empezando por el simple hecho de que ya era raro que existiera un búnker para personas sobrenaturales, ahora resulta que a todas les enseñan a manejar una pistola, Alexa me explico que era por seguridad, si algún cazador los encontraba y apenas aprendían a convertirse o si no se podían defender con sus poderes iba a ser mejor defenderse como un humano.
Pasamos alrededor de una hora y media hablando y recorriendo el lugar, como pensamos no alcanzamos a recorrer todo el lugar, Alexa me explico qué lugares estaban prohibidos para los novatos y los que estaban prohibidos para todos, no eran tantos pero los que sí, eran miedosos, oscuros y daban muy mala espina, el resto, estaban iluminados y eran pasillos gigantescos, tenían algunas plantas y era un ambiente agradable, cuando nos dimos cuenta que en treinta minutos mi abuela saldría a hablar y si no estábamos haya seguro nos mataba, Alexa me arrastro por los pasillos y yo no podía aguantar la risa.
En este poco tiempo que llevaba de conocerlos a los tres me di cuenta de que eran totalmente diferentes.
Poe: Era muy divertido, podría sacarte una sonrisa en cualquier momento, alguien al que no le da miedo demostrar lo que siente pero en cuanto una persona le atrae se limita a quedarse callado observando.
Alexa: No le importa lo que los demás digan de ella, sin embargo, le gusta dar una buena impresión e intentar ser la mejor en lo que haga, le importan sus amigos y a primera impresión puedes saber que va a defender a su gente con capa y espada.
Damián: Es un gran amigo, un poco callado, está dispuesto a seguir a Poe a todas partes y en todas las ocasiones, parece rudo y un poco frío pero es un osito, no le gusta que las demás personas se sientan solitarias y al parecer le gusta hablar.
Alexa y yo logramos llegar a tiempo, mi abuela habló sobre todo lo que me habían dicho los chicos y la presentación de los nuevos (incluyéndome) no fue tan incómoda a como pensaba, en realidad fue divertido, haber conocido a los tres me dio cierta confianza que nunca había sentido con alguien mucho menos con algún compañero de clase, por más que quisiera quedarme al fondo de esta sala y no ser notada mis nuevos amigos me empujaban para salir de ahí.
Ya habían pasados algunas semanas desde la primera vez que había ido a aquel búnker y las cosas eran completamente diferentes, ahora en el colegio no era solo la chica del fondo, la callada o la rara, en este momento tenía un grupo de amigos y aunque en el colegio solo fuéramos Alexa y yo, Poe y Damián iban por nosotras cada que podían, todo lo podía ver de una manera diferente, ahora conocía a chicos que apenas y los veía una que otra clase.
Pero luego de esas semanas felices me di cuenta que todo lo bueno tiene su fin, el mundo siempre busca su balance y las semanas felices habían sido bastantes.
Era un jueves, me llego un mensaje de mi abuela diciendo que nos necesitaba a todos en el bunker ahora mismo, el mensaje no me alarmo ya que era normal que se nos olvidaran algunas reuniones que teníamos y lo primero que pensé es que era esto, les avise a los chicos y en unos minutos Damián ya estaba frente a mi casa.
—¿Tu abuela dijo para que nos necesitaba? —Dijo después de que nos saludamos con un beso en la mejilla.
—No, solo me dijo que nos necesitaba rápido, ¿Dónde están Poe y Alexa? —Pregunté notando que nos dirigimos hacia el bosque y no hacia la casa de alguno.
—Estaban juntos, así que Poe la va a llevar —Por un lado me alegra que Poe y Alexa pasen un rato juntos, pero por el otro no me encantaba la idea de estar sola en el carro con Damián, me sentía nerviosa y las manos me sudaban.
Damián puso un poco de música pero la ignoramos, como siempre Damián saco un tema y de eso empezamos a hablar, cuando llegamos Damián dejo el carro un poco apartado de la cabaña.
Luego de estas semanas me entere que hay diferentes familias cazadoras, pero había una persona en específico a el que todos le tenían miedo, nunca lo había visto antes pero él siempre estuvo ahí, siempre nos seguía a uno por uno, nos seguía a la escuela, el café y a cualquier parte en la que estuviéramos o hayamos estado y la cabaña era el único lugar seguro, nadie sabía quién era él pero era un experto cazándonos y por esta razón todos nuestros movimientos tienen que ser muy cuidadosos para que el no nos encontrara.
Cuando Damián volvió entramos a la cabaña como era normal lo diferente, es que todo estaba muy callado y solo.
—Llegaron, tenemos que hablar, vamos —Dijo mi abuela en cuanto llegamos, entramos a su oficina y ahí ya estaban Poe y Alexa, estaban pálidos como un papel, era como si su alma se hubiera salido del cuerpo Damián me mire pero yo salí dispara a abrazar a Alexa quien se había convertido en mi mejor amiga, ella me apretó muy fuerte contra ella, estaba temblando y su labio no paraba de moverse.
—¿Qué está pasando? —Preguntó Damián poniéndose al lado de un Poe que lo veía como si fuera un niño asustado. 
—Tuvimos que contarles a ellos primero ya que ustedes se estaban demorando —Cada que mi abuela pronunciaba una palabra se le hacia mas difícil empezar a hablar —El cazador los está buscando a ustedes cuatro —En cuanto mi abuela dijo esto sentí un peso en mi pecho, cada parte de mi cuerpo se hacia mas pesada y me pedia caer en el suelo —En especial a ti Thea, se enteró de que eras la última banshee de el pueblo —Se quedó viéndome fijamente mientras yo me desmoronaba.
Era imposible que cuatro adolescentes se defendieran de alguien que ha cazado y matado a seres como nosotros toda su vida.
—¿Cómo se enteró de que Thea estaba aquí y de lo que era? —Preguntó Damián preocupado e indignado, su voz fue lo único que necesitaba para romperme, caí al piso sin poder sostenerme, me solté de Alexa aunque ella intentó agarrarme.
—No queríamos contarles por separado ya que sabíamos que se habían convertido en grandes amigos —Dijo mi abuela intentando alivianar las cosas pero lo que dijo Joe nos hizo caer en la realidad, estábamos ahí en la oficina de mi abuela y ella nos estaba diciendo que el cazador nos quería.
—Todos somos testigos de que cuando él quiere a alguien muerto, no se rinde hasta verlo rogando por su vida —En cuanto dijo esto Damián y Poe le tiraron una mirada asesina —Se que es cruel pero es la verdad.
Alexa se aferró a Poe, en cuanto sentí que Damián se había sentado a mi lado no pude evitar subirme encima de él y abrazarlo, lo necesitaba, necesitaba esa confianza que me inspiraba y necesitaba oler su perfume, el que me había detenido a oler durante este tiempo que llevamos de conocernos, lo necesitaba a él y nada más a él, sus manos me rodearon y me atrajeron a un mas a su cuerpo y ese contacto me hizo sentir a salvo, segura, sentía que todo a nuestro alrededor desaparecer y aunque nos hubieran acabado de decir que un asesino en masa nos perseguía yo solo quería seguir entre sus brazos.
 




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