El amor es una emoción tan asquerosamente agradable que todos la hemos sentido alguna vez hasta el más “gruñón” cuando se enamora se vuelve toda una flor, aunque muchos desean no enamorarse, tiene que suceder, es la ley de la vida, que actuemos como idiotas cuando sentimos, ese no sé qué, ¿Cuándo o como nos damos cuenta de que somos portadores de ese virus?, pues cuando el día internacional de la hipocresía nos sentimos despreciables, poca cosa, incapaz de ser queridos y cuando nuestra inseguridad nos hace encerrar en nuestra habitación para no ser espectadores de la “FELICIDAD DE UN 14 DE FEBRERO”.
Les voy a contar la historia más surrealista que existió y aunque muchos no crean, sucedió.
Hace no mucho tiempo aconteció, aquel reconocimiento al amor, un joven enamorado estipulo que todos los 14 de febrero de los años venideros, sería la celebración de todas las personas que creían en el amor, pero en su emoción se olvidó, del veinte por ciento de la nación que no conocía tal emoción.
María Emilia, una chica etiqueta como la “niña rata” decidió rebelarse contra su nación y demostrar que a lo que llamaban “Amor” era solo actuación, un día muy decidida se alistó, tomo su vieja libreta y apunto lo que sería su investigación, en aquella sucia libreta anotaría con suma preocupación lo que encontraría a lo largo del camino, tal vez a este punto se pregunten ¿Por qué tomarse tanta atribución, por una simple celebración?, al final de la historia lo deducirán, un día decidida partió a su tan extraña travesía.