Capítulo 1: "El Caso"

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El Caso 
El Comienzo de una Aventura
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Habían pasado casi 40 años, desde que se anunció por primera vez el caso sobre la desaparición de Mary Jane Roberts, y hasta la fecha nadie pudo resolver, y hasta la misma, sigue abierto, con la esperanza que alguien pueda hacerlo.

Las personas todavía no pierden las esperanzas, teniendo fe de que algún día puedan resolverlo, a pesar de que hayan pasado tantos años.

Habían pasado los días, y junto a ellos los meses y años, que ya era los años 80 y nadie había encontrado nada.

Cada año que pasaba, parecía que esas esperanzas que se mantuvieron en pie desde el primer día, iban decayendo con el pasar del tiempo, porque sabían que cada año, mes y día que pasaba, era una posibilidad más para que el caso no se resuelva.

En ese mismo año, en un día cualquiera al igual que su mes, a plena mañana, como nueve con tantos minutos, en ese momento, en una de las cárceles de mujeres, en uno de los tantos estados de Estados Unidos, en una de las celdas, se encontraba una mujer mayor, con una edad ya avanzada. Estaba escribiendo, como siempre lo hacía, desde que había llegado al lugar, prácticamente.

Todos los guardias que controlaban toda esa parte podían afirmar que siempre la veían escribir, incluso cuando era de noche, pero ¿Cómo podía ver lo que escribía? Fácil, con la luz que entraba de su pequeña ventana de su celda, o de la luz que entraba por la pequeña ventana que tenía su puerta, o por la abreviatura que tenía la misma, donde los guardias pasaban la comida.

Todos la veían escribir, pero nadie podría leer lo que escribía, pero ¿Por qué?

Siempre escribía en un papel blanco, que nadie sabía quién le daba, al igual que la birome, que siempre tenía en su mano, a veces la pregunta de ¿Qué escribía? Era remplazada por la pregunta ¿Quién le daba el papel y la birome? Ya que por lo mucho que escribía no podía alcanzarla toda una hoja y la birome, la tinta se tendría que acabar tarde o temprano, preguntas que nadie podía responder, preguntándonos ¿Por qué?

Con respecto a esa mujer, siempre había preguntas al verla, pero solo quedaban en eso, en preguntas, ya que nadie sabía nada o/y no buscaban las respuestas a sus dudas. Parecía ser un misterio que nadie se atrevía a resolverlo, pero la pregunta sería ¿Por qué?

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No muy lejos de esa cárcel donde esa mujer misteriosa se encontraba cumpliendo su condena. En plana ciudad en plena calle, se encontraba un auto en pleno movimiento, manejando directo a ese lugar, a la cárcel.

Dentro del auto se encontraban un matrimonio, conformado por un hombre, que estaba en el volante, manejando. Y una mujer, que se encontraba a su lado, en el lugar del copiloto.

—¿Falta mucho?

Se atrevió a preguntar la mujer, que miraba a su marido ansiosa ante la búsqueda de su respuesta, que solo Él podía contestarle.

El matrimonio se encontraba yendo directo a la cárcel, porque en ese lugar, se llevaría a cabo la reunión que fueron citados, días antes a la fecha que se encontraban Ellos en ese momento, por su profesor.

Víctor, manejaba el auto con un poco de prisa (Sin llegar a sobrepasar de la velocidad que estaba establecido tener en la ciudad) debido que Ellos estaban llegando tarde a la reunión.

— No tanto cariño

Responde su esposo sin mirarle, ya que su vista estaba siempre al frente, concentrándose en el camino, ya que Él era el que manejaba ese auto.

El matrimonio Blake, estaban casados hace 10 años, casi. Se conocieron en la universidad cuando cursaban juntos la carrera de criminología, entre charla y charla, y amistad empezaron a quererse, así que en el último año decidieron casarse y desde ese momento no se separan para nada, siguen teniendo el mismo amor y cariño desde hace más de 10 años, pareciera como si ayer se hubieran casado y no hace 10 años ya.

— No entiendo porque el profesor nos sito allí, tan lejos, usualmente nos cita en su oficina.

Dijo la mujer que todavía seguía mirando a su esposo.

Cuando el matrimonio, recibió el mensaje de su profesor citándole a una nueva reunión, avisándole en qué lugar era, les sorprendió bastante eso, ya que todas las reuniones organizadas por Él, se hacían siempre, en el mismo lugar, en el despacho de Él, que se encontraba en la universidad, en la misma que Ellos estudiaron, ya que Él, el profesor, es profesor de la universidad, de los últimos años de la carrera de criminología.

Ninguno de los dos le pregunto al profesor, el porqué de ese cambio, ya que pensaron que ese día, puede ser que este les diga.

— Según lo que me entere, parece que, en las últimas dos semanas, le transfirieron allí

Le contestó su esposo.

—¿Entonces quedara permanentemente allí? — Preguntó

Su esposo se encogió de hombros, ya que no sabía la respuesta a su pregunta, solo sabía que le transfirieron allí, pero si era por un tiempo o si era permanente.

— No sé, puede ser que sí, no escuche que allá sido permanente, solo que lo transfirieron, sabes que puede ser para siempre o hasta cierto tiempo, ni idea — Dijo sin mirarle

— Es una pena, el otro lugar nos quedaba más cerca, este nos queda muy lejos, en la otra punta de la ciudad — Dijo la mujer frustrada

El lugar de la reunión era en la cárcel de mujeres de la ciudad, el cual se encontraba fuera de esta, por tema de seguridad.

La cárcel, quedaba muy lejos de su casa, por lo que los dos sabían, que no llegarían muy puntuales a la reunión, ni tampoco, a las tantas, que seguro tendrían, conociéndole al profesor.

La distancia de la cárcel a la casa del matrimonio era mucha la diferencia, demasiada y si eso le sumaban el tráfico de las calles, por las cuales debían pasar para llegar allí, por eso, sabían, que por más que salgan a la hora que salgan, iban a llegar tarde.