La desesperación del Alfa.

CAPÍTULO 10

Me encuentro entre sabanas de seda, puedo sentir su suavidad en la piel. Me siento tranquila y llena de paz, incluso cuando me doy cuenta que no estoy en mi habitacion sino en una gran recamara con vigas de madera y una cama con dosel, miro mis piernas y me doy cuenta que tengo encima un edredon color vino de plumas, la luz de la luna ilumina la habitación y me relajo, sumiendome en las almohadas.

Una mano se posa en mi estomago y giro el rostro, coloco mi mano derecha en su muñeca y lentamente recorro su brazo mientras sigo mis movimientos con la mirada pero antes de poder contemplar su rostro él hunde la cabeza en mi cuello y la habitación se sume en la oscuridad. Mi corazon golpea las costillas y soy consiente de su respiración, la situacion es sumamente erótica y cuando rodea mi cintura con sus brazos me arqueo con placer hacia el. 

— Mia— Su voz es baja y me eriza la piel, no puedo articular otra cosa que no sean suspiros o gemidos muy suaves. 

Recorre mis caderas con dedos ligeros y sus labios dejan besos a lo largo de mi clavícula, descendiendo lentamente. Estoy sudorosa y sobreexcitada, por lo que cuando con un movimiento rápido se deshace de las mantas el viento helado de la noche me sorprende.

 

Abro los ojos y miro a mi alrededor, estoy en la cama, mi cama y no puedo evitar soltar un suspiro de desepcion. El sueño era tan real que puedo sentir algunas partes de mi cuerpo muy sensibles, suplicando por atencion pero no la mia, no quiero ser yo la que sasie esa necesidad, por lo que me levanto de las sabanas y me dirijo al balcon. Esta amaneciendo, y el viento frio me rodea, no puedo evitar cerrar los ojos y recordar sus caricias, su respiracion y hasta su aroma, el dulzor de la madera vieja y un toque de bosque, el aroma característico de mis sueños.

Se que no voy a poder dormir de nuevo así que me dirijo al baño para ducharme y cuando me encuentro frente al espejo miro una marca entre mis pechos, parece un moreton pero cuando me acerco noto con asombro que se trata de un chupetón, mis ojos se abren y me miro horrorizada. Maldita sea, que esta pasandome?

He tenido sueños intensos como el de hoy pero nunca había despertado con marcas, aunque este es por supuesto el primer sueño erotico de mi vida.

Anonadada abro la llave del agua y me lavo. Me siento perdida y triste, no por primera vez desde que llegue a este lugar pero trato de no ahogarme en la miseria lo cual es muy difícil.

 

Mas tarde, mientras barro la sala escucho unas fuertes pisadas acercándose a la casa por lo que dejo todo a un lado y me dirijo a la puerta, llegando al momento en el que tocan. Abro lentamente y ahí esta Damian, me empapo de su presencia, se ve tan guapo como la primera vez que lo vi y me dirige una sonrisa que hace que olvide su abandono. No había venido a verme desde que Miranda se perdió en el bosque, ese dia él salio disparado tras ella y no volvio mas, por lo que me asombro tanto de verlo que ni siquiera me muevo.

— Se que tienes muchas cosas que preguntarme pero me gustaría salir contigo un rato ¿Que dices?-- Se le veía preocupado y vulnerable por lo que se me encogio el corazon, no podía negarme.

Asentí y tome la mano que me extendía, cruzamos los dedos y me llevo por el camino de graba. Caminamos entre los arboles y llegamos al quiosco del pueblo, donde habia un mercadito, lleno de personas y niños, todos corriendo y comprando pero al darse cuenta de nuestra presencia uno a uno se giraron, pasando su cabello a un lado y dejando al descubierto el cuello mientras ponian una rodilla en el piso, un silencio solemne se instauro y cuando todos se encontraban en el piso Damian sonrio y les pidio se levantaran y continuaran con su rutina. Las personas le agradecieron y continuaron como si nada hubiera pasado, solo un anciano se nos acerco, realizando de nuevo la cosa del cabello solo que esta vez no se arrodillo, solo hizo una ligera reverencia, dejando la mirada en los pies de Damian.

— Alfa, recurro a usted en busqueda de consejo y misericordia.

— Louis, por favor. Dime que pasa… 

PRONTO

¿Que? Gire sobre mi misma buscando a alguien, auque sabia que la voz provenía de mi cabeza. 

Genial, ahora empezaba a alucinar.

 Siento un deseo profundo de correr al bosque y respirar el aire fresco. Sentirlo rozar mis mejillas mientras me dejo llevar y sin darme cuenta he avanzado, internandome entre los arboles que rodean todo el pueblo, camino sin seguir un punto fijo pero añorando algo, descubriendo un anhelo y sumergiendome en él.

 




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