La lluvia moja mis botas y me detengo frente al alto edificio lleno de oficinas. Saco el celular y marco el número que ahora me sé de memoria.
“Berquist” Su voz masculina y grave me recuerda al whisky, delicioso y profundo.
“Soy Isabel…” Escucho un suspiro y un poco apagado lo siguiente: “Disculpen, es mi novia, necesito salir un minuto”
Abro los ojos con sorpresa y no se ni como tomarlo, tal vez a él le parezca gracioso, pero no a mí.
“Donde estas? ¿Quieres ir a almorzar?” Su voz es tan solicita que me cuesta creer que sea el mismo hombre que irrumpió en mi casa ayer, dicho sea de paso, un hombre al que acudo voluntariamente…
“Estoy afuera de tus oficinas” Mi voz plana no disminuye su buen humor y lo escucho caminar.
“Permíteme, preciosa.” Supongo que coloca una mano sobre el micrófono porque el sonido me llega amortiguado nuevamente. “Cancela todo, mi novia ha venido por mí.”
Frunzo el ceño con molestia, estos tipos cada vez me vuelven mas loca y si no fuera porque quiero más información, me largaria.
En cuanto lo veo salir por las puertas de cristal, el aire se escapa de mis pulmones. Es como si lo viera por primera vez, vestido con un traje azul marino y corbata, cubierto por un bonito abrigo café, parece que la lluvia no le molesta y camina directo hacia mí. El maldito tirón que sentí por Damián y luego por Nicolas, hace su aparición, pero esta vez algo cambia un poco, con este hombre todo es carnal, puedo sentir como me humedezco y mi corazón palpita rápidamente, quiero acercarme a el y lamer sus labios.
Sus ojos, que ahora puedo notar son azules me miran con un hambre sin disimular, camina como si fuera a la batalla y estuviera seguro de ganar, conquistando todo a su paso. Siento el simple poder de su dominio, siento como tira de esa parte indomable en mi alma y la reta, lo miro a los ojos todo el tiempo y sé que él nota la electricidad, levanta un poco mas la barbilla como si impusiera respeto y obediencia, cosa que no estoy dispuesta a dar.
Se detiene frente a mi y nuestras respiraciones se convierten en vapor, volando a nuestro alrededor, él da el primer paso y sin darme tiempo a nada, ni siquiera a pensar, se agacha, me toma por la cintura y me besa.
Exploto en miles de partículas de colores, cada uno de mis pensamientos se evapora al instante y los fuegos artificiales salen de mi pecho, es una sensación tan extraña e intensa que al principio da miedo pero luego, el hombre frente a mi gruñe un poco, exigiéndome que lo tome, que me suelte a él y su poder es tal que no puedo aferrarme a mi control, él me lo arrebata y me convierto en un millón de sensaciones al mismo tiempo, como si no existiera, como la mejor droga del mundo puede sentirse, pero se acaba demasiado pronto y el se aleja. Abro los ojos y me siento borracha, llena de energía y con ganas de correr, de experimentar, de moverme, quiero hacer todo y al mismo tiempo quiero besarlo otra vez. Lo miro y el se encuentra con la cara inclinada hacia la lluvia y los ojos cerrados, como si no quisiera que el momento terminara, saboreándolo.
Miro su pecho y veo salir de este un hilo azul de luz, serpenteando a mi pecho, como si buscara conectarse conmigo, es casi místico. Estiro los dedos y lo toco, es hermoso. De un tono azul iridiscente con tonalidades verdes que brillan, se envuelve en mis dedos y la sensación suave trae a mi cabeza muchas imágenes, como si todo fuera un collage, cierro los ojos y me dejo llevar por el torrente.
Veo a través de los ojos de un niño a un hombre mayor corriendo en el bosque, mientras buscamos bayas para la tarta de mama, luego estoy frente a una pequeña choza escondida entre los arboles viendo a mi madre llorando en el suelo, arrodillada y sosteniendo el cuerpo sin vida de mi padre, comienzo a llorar y corro a ella, pero antes de tocarla se desvanece en el aire. Ahora soy un joven, siento el coraje y el orgullo corriendo por mis venas mientras abro los ojos para otro día agotador, el lugar donde duermo es peor que una letrina, pero estoy ahorrando cada moneda que gano como limpia establos para llevarme a mi madre de este pueblo.
Abro la puerta y el aroma fétido de las caballerizas me provoca una pequeña arcada, aun no puedo controlar el instinto de vomitar cuando mis pies se hunden en el lodo y paja del patio. El laird McDougal, es un avaro, paga justo por el trabajo, pero las condiciones son apenas sostenibles, solo los mas desesperados o que no temen morir trabajamos aquí.
El suelo se desvanece de nuevo y ahora estoy amarrado a un poste y la escena frente a mi es horrible, mi madre esta en el suelo siendo violada y golpeada por un hombre, grito con todas mis fuerzas, pero no puedo hacer nada, soy impotente. Un maldito inútil.
El hombre me mira y se ríe mientras mi madre mantiene la mirada en el cielo, callada y su rostro sereno, siento una furia roja envolver cada parte de mí. Como si un fuego ardiente me abrazara, siento mi piel picar y mis músculos ensancharse, una suave sonrisa curva mi cara, sé lo que viene ahora.
Lucho contra mis músculos tensos y recuerdo las palabras de mi padre. “Cuando la transformación llegue, relaja tus músculos, tu cuerpo se opondrá al cambio, pero tú tienes que darle la bienvenida”. Cierro los ojos y me relajo, tomo una respiración y mi piel se estira hasta hacerse jirones, el dolor de mis huesos al quebrarse es casi tan fuerte que tengo miedo de desmayarme pero abro los ojos y enseño los dientes, ahora las cuerdas ya no me sujetan y me lanzo al cuello del hombre que toco a mi madre, la sangre corre por mi boca y siento mi pelaje mancharse, los gritos furiosos me hacen girar y veo a un grupo de hombres correr en mi dirección, se que pueden matarme pero lo harán mientras salvo a mi madre, me giro y la miro cojear al bosque, sé que estará a salvo porque ella siempre lo está, es una mujer fuerte.
Cientos de flechas caen sobre mi y apenas puedo esquivarlas, la forma de mi lobo es aun un poco torpe y pequeña, pero tengo el coraje para enfrentarlos, corro y me lanzo al cuello de uno, pero otros caen sobre mi y pronto me tienen atado, espero que me maten, pero veo a los soldados dividirse y el causante de todo esto camina hacia mí con una sonrisa de satisfacción.
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Editado: 09.11.2022