“Claro, ¿dónde estás?” Su voz me hizo sentir en control nuevamente, no sabia como funcionaba todo esto, si era yo o eran ellos pero era inquietante que mi cuerpo reaccionara de una forma tan fuerte a cualquier estimulo. Si fuera cosa mia tal vez podría aprender a controlarlo porque definitivamente no era una buena señal ver al lobito con cicatrices y arrojarme sobre el sin ropa interior. Buena ejecución, pésima idea… bueno, realmente no era una mala idea (inserte risa coqueta) pero no. Era demasiado peligroso navegar por esas aguas puesto que hasta que tuviera mas información era un pez pequeño en un estanque grande (o un océano).
Le di la dirección a Nick y dijo que pasaría por mí, me sorprendía la disposición que tenían conmigo, me llenaba también de un poco de emoción saber que tenia poder sobre ellos. Aunque el hecho de que fuera por simple reproducción hizo que el brillo atenuara…
Me detuve en el cruce de una avenida y me senté en la parada de autobuses a esperar, un suspiro se me escapo. Cuando me levante por la mañana me sentía con un poco de esperanza en el pecho, en el fondo creía que tal vez había una forma de deshacer todo esto, que encontraría la manera en la que toda esta locura se detendría, pero ahora solo era un peso, pero aún conservaba la idea principal y era que quería llevar un registro de todo…
BIEN HECHO
¡Santas Macarenas!
“Te escuche” Gire el rostro y la mujer sentada a mi lado me miro como si estuviera loca, cosa por la cual no la culpo, el problema era que la voz había vuelto.
- ¿Hola? - Me sentía como una loca hablando en mi cabeza, pero quería respuestas-Sé que estas aquí, puedo sentirte.
Una delicada risa se filtro en mi mente, me quede inmóvil esperando que hablara y afortunadamente así fue: - Sé que no puedes hacerlo, al menos no aun…
Eso me sorprendió, la idea de poder controlar algo, aunque fuera pequeño despertó un sueño de esperanza.
- ¿Cómo puedo hacerlo? - Otra risa me llego, pero no hubo respuesta. Me eche para atrás en el asiento y mire a la gente pasar, sumirme en la miseria era cada vez más prometedor.
Mi mirada fue atraída por un hermoso Ferrari amarillo que se deslizaba majestuosamente por el asfalto hasta detenerse frente a mi. Me quede boquiabierta cuando de él descendió de forma elegante Nick, luciendo tan pulcro como su auto. Su traje azul marino contrastaba de una forma perfecta con su cabello y cuando camino hacia mi, la electricidad que caracterizaba nuestros encuentros se hizo presente, mis terminaciones nerviosas se volvieron locas y un escalofrió me recorrió.
“¿Nos vamos?” La chica a mi lado se quedo con los ojos abiertos como platos cuando lo vio extender una mano hacia mi, Nic estaba con su característica mirada seria, ni un rastro de sonrisa pero sus palabras fueron suaves y amables.
Me levante y tome su mano, no podía evitar ir hacia el y para ser sincera me sentía como una princesa. Caminamos hasta su auto y abrio la puerta para mi, sabia que era algo normal en el, algo parte de su personalidad incluso ahora que esta molesto.
Podia sentr todos sus regaños burbujeando, sabia que estaba enojado porque había corrido hacia el tipo que allano mi casa, pero incluso en ese momento solo se mostraba serio pero atento. Yo también estaba furiosa con el ayer, pero sabía que podríamos arreglar los problemas, así que antes de entrar me gire y puse una gran sonrisa en mi rostro, parpadeo sorprendido y su rostro me dio tanta ternura que no pude evitar darle un beso en la mejilla para después acomodarme en el asiento.
Las miradas nos seguían y una parte de mi, la insegura, pensó que esas miradas eran porque nadie creería que un hombre tan espectacular como Nic saliera conmigo pero yo sabia lo que valia, yo era mucho mas que un simple engrane para todos, nadie me iba a utilizar. Ya no mas.
Mi acompañante se coloco el cinturón al igual que yo y condujo por la ciudad, mire por la ventana y las calles parecían un borron, la luz suave de la tarde bañaba todo de cierta nostalgia pero el silencio cómodo en el auto me refrescaba. Cuando comenzó la carretera me di cuenta que perseguíamos al sol, no podía sentir sus últimos rayos por el capote y justo en el momento en el que lo necesitaba Nic lo bajo y sin mirarme esbozo una sonrisa atrevida.
“¿Te gusta la velocidad, cariño?” Lo mire y asentí, lo que hizo que se inclinara sobre mi para sacar un par de lentes obscuros de la guantera. “Sueltate el cabello.” Me ordenó.
Este lado suyo me gustaba. Tome los lentes de su mano y me los coloque mientras me soltaba los rizos, sacudi un poco la cabeza pero no era necesario, Nic había acelerado y el aire fresco ya los despeinaba, senti en él un poco de la humedad por la lluvia anterior pero fue mas que bienvenida.
Las curvas fueron tomadas con suavidad y me sorprendio lo vacia que se encontraba la carretera cuando llegamos aun gran tramo recto donde por supuesto la velocidad fue aumentada. No podía imaginarme una mejor manera de despejar mi mente que esto.
Comence a reir y mire a mi conductor, su cabello ondeaba y sus elegantes manos tomaban el volante con suavidad deslizándose como si fuera un amante experto, y vaya si yo conocía su maestria, aunque no tanto como me hubiera gustado…
Me gire y grite sobre el sonido del viento.
“¡Detente!” Me miro sorprendido pero cuando vio mi sonrisa su rostro se relajo y poco a poco bajo la velocidad. Sin tiempo a pensar me baje del auto y corri al otro lado llegando en el momento preciso cuando cerraba su puerta.
No puedo llamar de otra forma que no sea lanzarme sobre el porque eso fue exactamente lo que sucedió, pase mis brazos por sus hombros y el se inclino instantáneamente, le plante un beso y me abri, solo que esta vez fui yo la que se lanzo por el, entre por sus labios pero no me detuve hasta que fui capaz de tocar su espíritu con el mio, nos fundimos y llegue a una multitud de recuerdo, memorias que yo sabia nadie vivo conocía. Un torrente de colores caras e incluso olores me recibió, fui capaz de adentrarme tanto en el que olvide mi propia existencia.
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Editado: 09.11.2022