La desesperación del Alfa.

CAPITULO 23 parte 2

Perdon por la tardanza, no habia llegado la inspiracion a mi, pero prometo que sabremos mas de los lobitos de ahora en adelante, las cosas se ponen muy locas desde ahora, asi que ponganse sus cinturones jajaja estoy muy emocionada, porque ni yo sé a donde nos van a llevar este par.

 

 

 

 

No…

 

Parpadeo sorprendida, una voz… Miro a mi alrededor, pero se que viene de mi cabeza.

 

¿Sabes quien soy?

 

La mujer esta preocupada, me quedo quieta y miro a Nic a los ojos, veo su miedo, pero también percibo su cariño, es una suave calidez que me ancla, me mantiene un poco cuerda.

 

“¿Qué me esta pasando?” Nicolas se agacho un poco, quedando frente a frente.

“¿Qué es lo ultimo que recuerdas?” me susurra. Me quedo callada por un momento, estrujando mi cerebro, pero casi no hay nada.

“El mar, tu arrodillado en la arena” Me miro y siento mi ropa mojada, mis manos se sienten sucias y siento una manta en mis hombros. El elevador se detiene y ambos salimos, dejando olvidada a la mujer, se que esta desmayada, pero solo me preocupan mis recuerdos, o la falta de ellos. Mi mente esta vacia. Sé que yo lastime a esa chica, pero no se realmente porque, yo no haría eso, esta bien, yo no era una santa, estaba lejos de serlo pero definitivamente no era alguien sin remordimientos.

 Caminamos por un pasillo y Nic abre la puerta, entramos sin decir una palabra y veo el pesar en su andar cuando se acerca a las cortinas para cerrarlas, afuera el sol comienza a ocultarse, por lo que los últimos rayos tocan el cabello de Nic.

Veo como este brilla y me doy cuenta que esta mas corto, me acerco, justo cuando el se estira para tomar el cordon de la cortina, me siente a su espalda y se queda inmóvil cuando toco su cabello. Lo recortó un poco mas arriba de los hombros, por lo que ya no necesita llevarlo atado, una nube de nostalgia me envuelve y lo abrazo por la cintura, pego mi mejilla a su omoplato y me quedo quieta.

“Perdon, perdón por todo…” Siento y escucho su suspiro, aflojo mis brazos cuando toma mis manos, y siento un dolor en el pecho, me odia. Y ahí lo recuerdo, recuerdo a Nicolas en el suelo, a mis pies. Agacho la cara y doy un paso atrás pero el no me lo permite, ahora son sus brazos los que me rodean, me toma con fuerza, como si no quisiera que me alejara nunca.

“Cuando crei que no te volvería a ver, perdone todo, pero tenias razón. No eres un trofeo, no eres una posesión que debiera ganar y la rivalidad con mi hermano no tiene nada que ver contigo. Te lo dije antes y lo vuelvo a repetir: El tiempo que quieras que este a tu lado, lo estaré. Sin importar qué.” Entierra su rostro en mi cuello e inhala fuerte mi aroma. Abro los ojos y me ruborizo, seguramente apesto.

“Tengo que bañarme” Doy un paso atrás y salgo corriendo al baño, justo cuando cierro tras de mi, escucho una fuerte carcajada y un poco después la voz de Nic.

“Nena, no hay nada mas delicioso que tu aroma, podría comerte ahora mismo.” Escondo la cara en las manos y me derrito contra la puerta riéndome.

 

Me miro al espejo y abro los ojos como platos, me quito la manta y me miro, estoy muy delgada, no demasiado, pero para una chica rellenita como yo, es shockeante verme asi. Tengo las mejillas sumidas y ojeras, mi cabello esta revuelto cuando me quito el gorro horrible, que no recuerdo haber visto antes. Dejo a un lado la ropa desconocida y renuncio a tratar de poner orden en algo por ahora, asi que abro la regadera y me sumerjo en el agua fría, ni siquiera espero a que se caliente.

Mientras mi cabello se humedece recuerdo algo que escribi en uno de mis peores momentos.

“Cuando las personas preguntan como se siente la depresión, creen que es estar triste. Pero es mas que eso, es como si un paño helado y gris cubriera tu pecho, como si estrujaran tu corazón a hasta sacarte cualquier rastro de sentimiento, deseas no existir pero sigues aquí. Lloras porque no hay otra forma en la que puedes hacer que la desesperación salga de tu cuerpo, pero al mismo tiempo es como si la atraparas en el fondo, como esa pastilla que se atoro en tu garganta cuando estabas enfermo por no tomar suficiente agua para bajarla, solo que aquí no hay agua, o liquido alguno que puedas beber. No hay forma de quitarte esa sensación.

Las lagrimas escurren y por un segundo, justo cuando ya no sale nada de tus ojos, ves reluciente, tu interior está tranquilo, pero ¿Cuánto durara eso? Todos lo sabemos, nada.

Dura una eternidad, pero nunca lo suficiente, es solo… liquido.

Los sonidos no importan, todo te produce escalofríos y solo quieres volver a llorar, porque quieres sentirte como hacia unos segundos, pero la presión ya salió, no es igual, tus sentimientos se desbordaron una vez y necesitas otra cosa, así que te refugias en alguna actividad, algo que te de un poco de paz, pero… ¿Te ayuda? O te dejara caer cuando descubras que es un simple paliativo, que es una forma mas en la que todo te llevara al mismo punto de quiebre, así que, ¿lo haces apropósito? Sabes lo que eres. Entonces, solo buscas un pequeño espacio para volver a caer.

Empiezas a creer que si existe algo, está riéndose de ti, que si el destino existe, tal vez esta esperando que encuentres lo que tiene para ti.

¿La mierda? La mierda es que no hay nada, no existe nada y tu eres al único al que deberías importarle, y tampoco te importas. ¿Entonces… que haces aquí? ¿A qué te atas? ¿Porque te atas?

Porque eres patética.

Por eso, dices que la depresión es estar triste, porque no quieres que nadie sepa la cantidad de miseria que cargas.”

Recuerdo cada palabra, como si la hubiera escrito ayer, pero no logro recordar nada de lo que hice la semana pasada y es frustrante.

 

Salgo del baño envuelta en un albornos esponjoso y miro a mi querido Nic sentado en la cama, me mira y sonríe pero sus ojos se quedan tristes.




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