A Laura le agradaba Plácido, desde el punto de vista de Laura, Plácido era amable, sensible y empático, por ende, no fue difícil que, a Laura, Plácido le cayera bien. Plácido era un chico que iba en el mismo salón de clases que ella. Muchas personas de su alrededor, clasificaban a Plácido como un chico muy raro. Plácido tenía el cabello rizado, la piel morena, ojos cafés oscuro y llevaba unos zapatos enormes en los pies. Por llevar unos zapatos enormes en los pies lo apodaron “el payaso”, aunque algunos lo seguían llamando por su nombre. Laura era una de esas personas que llamaban a Plácido por su nombre. Laura le había conseguido un libro a Plácido por su cumpleaños. Entonces a la hora del receso del 26 de septiembre, Laura caminó con libro en mano hasta estar frente al asiento de Plácido.
—¡Feliz cumpleaños Plácido! —felicitó Laura.
Ella iba a esperar que iba a contestar o hacer Plácido a continuación. Si Plácido se paraba del asiento para luego buscar abrazar a Laura, Laura correspondería el abrazo; si Plácido solo respondía con cortesía y seguía hablando con Laura como si la felicitación no fuera tan importante, ella solo le daría el libro en cuestión, ella no quería invadir su espacio personal si a él le incomodaba.
—Gracias Laura —dijo Plácido tranquilo con una sonrisa.
—Te conseguí un libro por tu cumpleaños —replicó Laura en respuesta.
Plácido se quedó callado durante varios segundos viéndola. Él parecía estarla analizando, no muy convencido. Laura suspiró.
—Es de segunda mano —volvió a hablar Laura.
La expresión en el rostro de Plácido cambió.
—Oh —respondió él con una sonrisa—. Me encantan los libros de segunda mano, si puedo comprar o conseguir libros de segunda mano ¿para qué comprar libros nuevos? Así se evita talar tantos árboles.
Laura miró discretamente los pantalones y zapatos de Plácido. Se veían desgastados, pero todavía podían cumplir bien su función. Los compañeros de clase y amigos más cercanos de Plácido, disfrutaban hablar con él, pero todos tenían un límite; si hablabas con Plácido, Plácido se la pasaría hablando horas y horas de todos los males que pasaban en la sociedad, el consumismo desmedido y normalizado, y demás cosas, de las cuales, solo sus amigos y compañeros de clase sólo podrían tolerar escuchar 10 minutos como máximo.
Cuando Laura conoció a Plácido, ella creía que él era pobre, luego Laura conoció a la mamá de Plácido, mamá que una vez le sacó plática a Laura a la hora de la salida. Laura recordaba muchas cosas que le había contado la mamá de Plácido sobre Plácido mientras él no estaba presente: “¿puedes creer que mi hijo quiere seguir usando esos zapatos y pantalones desgastados teniendo yo el dinero para comprar unos nuevos?”, “ay ese muchacho, me hace pasar vergüenza con esa mochila también desgastada que lleva a la escuela, ya la voy a tirar un día de estos cuando no esté él en la casa y le compraré una nueva”, “él me dijo que quiere conservar esos zapatos feos y que si se rompen solo se los dará al zapatero que vive en el fraccionamiento para que se los repare”.
Fue ahí que Laura se dio cuenta que Plácido y su familia no eran pobres, pero tampoco ricos; tenían el dinero suficiente para costearse una decente calidad de vida. Simplemente Plácido quería generar la menor cantidad de desechos posibles, aunque, a ojos de su mamá, la estuviera haciendo pasar vergüenza.
—¿Quieres caminar en el patio de la escuela? —le preguntó Plácido a Laura sin quitarle la vista al título del libro.
Aquel libro que le regaló Laura a Plácido, era un libro que criticaba el sistema económico actual, ella al ver de que trataba el libro, en automático supo que a él le encantaría. Ese libro en cuestión, pertenecía al difunto esposo de la tía de Laura, y la tía de Laura ya planeaba tirar ese libro, hasta que Laura se percató de la existencia de dicho libro.
Plácido y Laura salieron a caminar al patio. Por un momento Laura dirigió su mirada a dos chicos del tercero “C” que estaban lejos de ellos, ambos chicos se estaban peleando, uno ya le había propiciado un puñetazo a la cara al otro, fue ahí que Laura se dio cuenta que ya se estaban acercando prefectos a esos dos chicos para poder separarlos. Laura volvió a dirigir su mirada a su interlocutor Plácido.
Fue ahí que comenzaron a platicar.
—El fin de semana anterior, se reunió toda mi familia a platicar en la casa de mis papás, y llegó Camilo —comentó Plácido con emoción.
Plácido le había comentado a Laura con anterioridad quién era Camilo. Camilo era primo de Plácido. Durante las reuniones familiares de la familia de Plácido. La familia se ponía a hablar mal de Camilo, mayoritariamente los tíos. Los tíos se ponían a criticar todas las elecciones de vida de Camilo; desde las decisiones que él tomó de niño, hasta su actual adultez. Lo que se ponía a hacer Camilo cada vez que lo criticaba la familia, era sentarse en un rincón de la casa, conectar los audífonos en el celular, ponerse los audífonos, y escuchar música, al mismo tiempo que se ponía a leer un enorme libro de texto.
Plácido se caracterizaba por ser muy curioso y como él era curioso, quería saber porqué sus tíos se la pasaban criticando a su primo. Entonces Plácido habló con su primo. Fue ahí que Laura se enteró por medio de Plácido, que Camilo estaba estudiando la licenciatura de Filosofía. Eso explicaba el motivo por el que los tíos se la pasaban criticando todas las decisiones de vida de Camilo. Las posibilidades de que Camilo encontrara trabajo relacionado a lo que estaba estudiando, eran muy… bajas.
La mamá de Plácido, le había pedido a Plácido que no hablara con Camilo. Plácido le había preguntado a su mamá el motivo, y como su mamá no le dio algún motivo, Plácido fue a hablar con Camilo en un momento en que su mamá se había distraído.
Plácido estaba en la adolescencia, y como muchos adolescentes, también él era influenciable. Entonces Plácido hablando con Camilo, Plácido se enteró de los puntos de vistas de Camilo, lo que pasaba en la actualidad desde el punto de vista de Camilo, y porqué según Camilo, había sido una buena decisión para él, el estar estudiando Filosofía.
Editado: 24.07.2025