Había tareas que Laura y varios de sus compañeros detestaban de las clases de español. La maestra estaba empeñada en que se siguieran al pie de la letra las tareas y actividades que marcaban el libro de español, lo cuál no le parecería ningún problema de realizar a los alumnos si las tareas no fueran tan engorrosas.
Laura hizo equipo con Elizabeth, Eva y Árnica. Laura se llevaba muy bien con Árnica, estaba en buenos términos con Elizabeth y evitaba en la medida de lo posible hablar con Eva, ya que Eva acostumbraba a hablar con groserías y su voz era tan fuerte, que, aunque Eva se esforzara en hablar bajito, no lo lograba, ¿Laura había decidido hacer equipo con esas tres chicas? No, más bien la maestra había formado los equipos.
Ahora ellas se estaban acercando a un parque, después de salir de la escuela, para hacer la tarea; la cuál consistía en hacerle preguntas a extraños de la población, tomarse fotos con los extraños para comprobar que sí estaban entrevistando gente y que no se estaban inventando las respuestas.
Muchas personas en el parque al verlas a ellas acercarse con celular y hojas en mano, apuraban el paso, de ser posible, varios estarían corriendo, pero daba la casualidad de que varios ocupantes del parque eran ancianos. Empezaron entrevistando a un señor, que con mala cara respondió las preguntas, de milagro no las insultó. Luego un anciano, después a una anciana, otro anciano, un niño parlanchín que ayudó como ancla para la madre, madre que también fue entrevistada por las cuatro adolescentes. Intentaron entrevistar a otro niño y ese niño las insultó. Eva quiso contestarle al niño con otras groserías, pero Árnica le tapó la boca a tiempo a Eva. Ese niño no necesitaba aprender groserías nuevas.
Editado: 24.07.2025