Capítulo 22

Cuando abro los ojos, con la cara pegada a la cama, suelto un largo suspiro, ya que sigo con algo de sueño y en realidad no quiero levantarme. Observo el colchón blanco por unos segundos antes de percatarme de que no hay un chico en pijama dormido a mi lado. Me siento mientras suelto un bostezo, y tampoco hay rastro de él en el cuarto, así que se fue en algún punto de la mañana, por alguna razón.

Vaya, ahora somos novios. Ese pensamiento sigue siendo extraño.

Me levanto de la cama, la acomodo y, como parte de mi ruta diaria, lo primero que hago después es ir al baño a lavarme los dientes y la cara. De hecho, qué bueno que Jarek se fue, pues mi aliento suele oler bastante mal luego de despertar.

Abro la puerta para encontrarme con la luz encendida y el retrete ocupado por Jarek, que usa el teléfono con toda la tranquilidad del mundo mientras hace lo suyo, hasta que nota que estoy aquí.

Nos miramos a los ojos dos segundos.

—Ay, Dios Santo —digo mientras cierro la puerta y me quedo a un lado de esta, tratando de borrar la imagen que acabo de ver de mi cabeza.

Sí, esto fue bastante incómodo.

Un minuto más tarde se escucha la cadena, el agua del lavamanos correr y la puerta abrirse. El chico se queda parado a un metro de mí con las manos en la cintura y un rostro relajado.

—Mira el lado bueno, ya hemos desbloqueado una buena parte de los momentos incomodos que podamos vivir juntos —dice—. Ya te vomité, te vi manchada de sangre, te has caído de forma ridícula, y acabas de verme en el baño. Solo faltaría que alguno se tire un pedo para completar la lista.

—Mejor que eso no pase, gracias —pongo mi mano en mi frente, todavía saboreando la vergüenza.

—Vamos, quita esa cara, ya puedes entrar al baño —me da un golpecito en el brazo antes de lanzarse a la cama de nuevo—. Para tu buena suerte, tu novio no hace caca maloliente. Otra gran cualidad mía —¿por qué parece tan orgulloso de algo como eso?

Mi respuesta hacia ese innecesario comentario es una expresión de seriedad antes de entrar al baño.

Tenía razón, al menos.

Al salir me siento al lado de Jarek, que revisa su teléfono, yo me pongo a hacer lo mismo mientras me tomo lo que quedó de mi soda de anoche. Está algo tibia, pero sigue sabiendo bien.

—¿Qué piensas hacer hoy? —le pregunto mirando mi pantalla.

—Lamento decirte, amor mío, que no podré estar contigo en este nuestro primer día como novios, ya que Eddy acaba de mandarme un mensaje diciendo que hoy habrá salida de hombres —agrava su voz para enfatizar eso último.

—Uh, mira como lloro —pongo un puchero en su dirección, que desaparece al instante para volver a mi expresión natural.

—Qué tiernita —me aprieta la mejilla, cosa que me hace arrugar la frente y darle un manotazo—. Oh, Eddy te manda saludos.

Casi me atraganto con la soda.

—¿Por qué sabe que estás conmigo?

—Mientras cagaba le mandé una foto diciéndole que pasé la noche contigo de forma pura, y que somos novios —me sonríe.

—¿Sabes que, si Eddy lo sabe, Jessica lo sabe también? —pregunto con el estómago revuelto.

—Sí... —su rostro me dice que no entiende el problema.

Y no es un problema terrible, pero...

—No era mi idea que se enteraran tan rápido —me tapo la cara, ya no quiero ni salir—. Dios, todos van a decir puras estupideces cursis y tendré que aguantar todo eso, odio vivir —me hundo en la cama.

—Hey, hey —se acerca a mí, acostándose de lado—. ¿De verdad no querías que nadie supiera? —pregunta, acariciándome el cabello—. Si era así, tuviste que decirme.

—No es eso, solo... soy mala para ser molestada con estas cosas, me avergüenzo mucho —suspiro, viéndole a pocos centímetros de mi cara.

—Si se ponen intensos con los comentarios, los detendré como el macho que soy —me da un toque en la nariz con su dedo.

Desgarradoramente adorable. ¿Por qué tiene que ser así?

No le sonrías, Camille, es un egocéntrico y hará alardes de que te tiene por las nubes.

—Puedo hacerlo yo —bufo.

—Sí, pero si lo hago yo, dirán ''uy, que mala onda es Jarek, Camille es mucho más agradable, ella no se molesta por nada''.

—Eso no tiene sentido —suelto una risita.

El ambiente es muy distinto al de ayer. De golpe hay más confianza entre nosotros, o al menos más de mí hacia él, ya que siempre fui quien se apartaba y mantenía la distancia para no lucir interesada. Ahora no me conflictúa su cercanía ni su tacto, en realidad me hace sentir bien. Puede que pasar la noche a su lado me hubiese hecho acostumbrarme poco a poco.

Aun así, Jarek, llevas como dos minutos mirándome fijamente sin decir anda, es raro, ya basta.

—Deja de mirarme tanto, siento que ya conoces mis más profundos secretos o algo así —bufo.

—Eres la persona más hermosa que existe —suelta, sin dejar de sonreír.

—Estás exagerando solo porque te gusto. Cuando luzco decente, soy un sobresaliente, no la persona más hermosa, para eso existe Zendaya —hago como que sus palabras no me afectaran—. Y, si me dices esas cosas seguido, te quedarás sin arsenal a los dos meses —bromeo.

—Siempre puedo encontrar una manera distinta de decírtelo —asegura antes de besarme la mejilla y alejarse. Se levanta de la cama—. Me iré a vestir para salir con Eddy.

—Oh, no, ahora caeré en la soledad que producirá tu ausencia, ¿cómo lidiaré con eso? —dramatizo, sin ponerle mucho empeño a mi actuación.

—Qué bueno que te fuiste por los idiomas y no por el teatro —se ríe, llegando a la puerta. La abre y, antes de salir por ella, me dedica otra sonrisa. Luego cruza el marco y desaparece de mi vista.

Esta es la mañana más rara que he tenido en mi vida...

No pasa ni un minuto desde la salida de Jarek antes de que alguien vuelva a tocar mi puerta. Suspiro porque no tengo otra opción más que levantarme, así que lo hago con pesar y camino hasta la puerta. La abro para encontrarme con mi hermana, brillante como siempre, luciendo un lindo vestido rojo corto con bolados en los hombros, muy playero.