Te tengo, pero no te siento; la penumbra de la noche ilumina mi reflejo. Como alma perdida camino por la orilla de la playa, de nuestra playa. Aquella que fue testigo de nuestro primer beso. La arena bajo mis pies se siente fría al igual que mi corazón, al igual que nuestra relación.
La monotonía nos ha quitado la alegría, las ganas de llegar a casa después del trabajo para ver al ser que tanto se ama. Dejaste de llamarme para saber cómo estaba; ahora sé por otros que llamas a tu ex pareja, a la mujer que te hizo tanto daño, que te dejo con el corazón herido, a la mujer que te dejo destruido.
Yo te ayudé a unir tus piezas y tú completaste mi rompecabezas; sin embargo, son sus caricias las que buscas ahora, es su cuerpo el que te lleva a la locura. Y ¿yo?, ¿Dónde quedo yo? Debería hacerte lo mismo me digo, pero el amor que aun siento por ti me lo impide.
Llegas a casa cada noche y ni siquiera me buscas. Entras a casa, celular en mano y una sonrisa bobalicona; no soy yo con quien hablas, no es a mí a quien sonríes. Mi corazón se estruja y llora, llora en silencio porque ya se cansó de llorar en público. Nuestros amigos saben de tu aventura, sienten pena por mí; mis amigas me sugieren devolverte el golpe, yo solo espero que recapacites y vuelvas a mí.
Los días pasan, tú sigues igual. Ahora incluso es peor, ya ni siquiera lo escondes de mí. Tus camisas llevan su carmín y tu cuerpo lleva el olor de su perfume. Intento ser fuerte, me digo que solo es una pequeña crisis, que te darás cuenta del amor que aun sientes por mí y volverás para cumplir con las promesas que nos hicimos aquella tarde de abril, aquella tarde cuando nos dimos el sí.
Ha pasado un año ahora, las cosas se han puesto peor. Ella es oficialmente tu amante y yo, yo solo soy la mujer que llevas a las reuniones familiares y de trabajo; solo soy una careta. Pero esta vez también es diferente para mí; me cansé, me cansé de fingir que estoy bien con la situación, me cansé de voltear la mirada ante tu infidelidad, de intentar justificarte.
Esta mujer no soy yo, la mujer que conociste era fuerte, decidida, valiente. La mujer frente al espejo ha olvidado aquello, incluso ha olvidado sus límites. Cuando era joven me juré que jamás estaría con un hombre infiel y mira en lo que me convertí. Acepté tu infidelidad durante un año, a mi parecer es demasiado tiempo; sin embargo, para otras mujeres un año es un día.
He comprendido que tú no volverás, que has vuelto a ser feliz con ella, que al parecer ella te da lo que yo no pude. He justificado tu comportamiento durante mucho tiempo, incluso llegué a culparme y a decirme que debía perdonarte porque eres hombre. Tonta de mí.
Pero, ¿sabes algo?, tampoco te culpo a ti. La relación fue de ambos y ambos fallamos, nuestro error fue quedarnos callados, tapar las cosas y fingir que todo iba de maravilla. A veces me pregunto ¿Qué nos pasó? ¿Dónde quedaron aquellos jóvenes que se amaron intensamente y prometieron no tener secretos? Que inmaduros fuimos. Aquellos chicos nunca habían estado casados y aunque cada uno tuvo sus experiencias amorosas nada como el matrimonio.
Ambos fallamos. Ninguno fue mejor, ninguno fue peor, simplemente no supimos sobrellevarlo y lamentablemente el precio que pagamos fue muy caro. No sé cuáles son tus sentimientos al respecto, ya ni siquiera recuerdo la última vez que hablamos como una pareja. Es doloroso admitir que nuestro matrimonio ha fracasado, pero no puedo seguir viviendo en este calvario y creo que tú tampoco.
Regreso de la playa, entro a nuestra habitación, la luna ilumina tu rostro, sonríes; talvez piensas en ella, has dejado de pertenecerme en todos los sentidos. Me he estado mintiendo, ya no eres mío, ya no te tengo, ya no te siento.
Me siento en la hamaca, recordando la primera vez que compramos este lugar, como de a pocos lo convertimos en nuestro hogar, como colonizamos cada espacio, como nos amamos en cada rincón, como creamos recuerdos juntos. Ahora ya no queda nada que recordar; la casa se ha vuelto fría y los recuerdos han sido dejados de lado para construir recuerdos nuevos en otro lugar, con otra persona.
He tomado una decisión, me iré. Me iré lejos de ti, lejos de lo que ahora me lastima y antes me proporcionaba felicidad. Necesito encontrarme nuevamente, necesito volver a ser yo.
Estoy segura que no te opondrás, al contrario, me atrevo a decir que me desearas lo mejor. No eres una mala persona, nunca lo fuiste; esa fue una de las cosas que me enamoro de ti, que a pesar de que tu ex pareja te hizo mucho daño tú la perdonaste, ahora entiendo que has hecho más que eso.
Te contemplo por última vez, mi vuelo sale mañana temprano, mis maletas están hechas, he dejado todo en orden. Cuando despiertes encontraras una carta, anoche la escribí para ti, anoche cuando estabas con ella en la opera.
Aquella carta explica los motivos de mi partida, en ella te explico que a pesar de todo no te guardo rencor, aún estoy dolida; sin embargo, estoy segura que el tiempo sanara mis heridas. En ella también te recuerdo los momentos más hermosos de nuestra relación, aquellos que a pesar de todo vivirán en mi memoria y en mi corazón.