La Dinastía García

Secretos que van a la tumba

ADVERTENCIA: ESTE CAPITULO TIENE CONTENIDO MUY SENSIBLE Y PARA MAYORES DE 16 AÑOS, SI ERES MUY SENSIBLE TE RECOMIENDO SALTARTE ESTE CAPÍTULO SE LOS DIGO EN SERIO, ESTE CAPITULO TIENE ACTOS PARA MAYORES DE 16 AÑOS

Capítulo Tres

Dos días después

Adriana Taylor

Esa mañana me desperte con una rara sonrisa, pareciera que hoy iba a ser un buen día y pensé que León no me pegaria o que no me hablaria tanto pero los acontecimientos que ocurrieron me dejaron tan feliz.

Parece masoquista de mi parte pero después de lo que ocurrio me siento aliviada y más cuando supe que mi felicidad no la compartia solo yo, sino que también aquellos frios y perfectos ojos azules y ambos sabiamos algo: Este es de esos Secretos que van a la tumba.

Esta mañana me levante con un muy buen humor y mi sonrisa no desaparecio, ni siquiera en el desayuno cuando León me dijo algo malo, solo me disculpe y segui con mi sonrisa.

- Estás algo rara hoy ¿Estás enferma?- me pregunto León en el desayuno.

- No mi señor: Me siento perfecta- dije y él alzó la ceja.

- ¿Y porqué la sonrisa?- preguntó.

- No lo sé: Desde que me levante no ha dejado mi cara- le dije aún con la sonrisa, me examino pero al final solo puedo asentir: No decifraba lo que me pasaba, ni siquiera yo era capaz de dominar mi ánimo ese día.

- Ya veo- dijo de repente- Que bueno que me des buenas vibras para la reunión de hoy- dijo y asenti: Debia de ser por eso.

- Claro: siempre tienes mi apoyo aunque no sepa lo que es- digo y se empezo a reir.

- Claro cariño: Ustedes las mujeres no deben preocuparse por nada más que lavar ropa, cocinar, que la casa este limpia y dar felicidad a sus esposos- dijo y se levanto de la mesa.

Simplemente asentí: Este era mi mundo y nadie lo iba a cambiar.

Todo el día estuve con un muy buen humor, ni siquiera Lorena pude hacer que mi día se volviera en uno malo con solo verla y aunque me estuvo molestando no deje que me ganará y segui con mi buen humor, hasta que llego la tarde...

Estaba peinandome cuando de repente la puerta se abrio: Troy.

Entro como si nada, no le importo saber si hubiese estado desnuda o algo así.

- Señor García ¿En que puedo ayudarle?- pregunté algo temblorosa, mi felicidad había acabado.

- El señor Castillo tiene una reunión muy importante y no quiere a nadie en esta casa: Nadie- dijo- Así que le pedire muy amablemente a usted y sus damas que salgan de la propiedad- dijo y solo asentí, me levanté y sali de mi cuarto- ¡AHORA!- escuche que grito Troy y se me pusieron los pelos de punta. Sin darme cuenta la casa estaba completamente vacía, Troy me sacó y pensé que volveria pero no lo hizo.

- ¿A dondé se supone que debemos ir?- pregunte y me miró con mala cara.

- No te han enseñado que a las mujeres solo se las ve y no se las escucha- dijo y me callé: Era verdad.

Mente de Sol

Dios, que machista era esa sociedad.

Adriana Taylor

Con algo de miedo me subi al carruaje y nos fuimos al mercado pero mientras estaba comprando algo para hacerle a León un delicios postre (Porque era buena en la reposteria) me agarraron del brazo y me llevaron a un callejón, estaba a punto de gritar cuando me taparon la boca.

- Shh, tranquila que no pienso hacerte daño, mi señora- dijo Troy, el corazón se me iba a salir del pecho.

Troy me había llamado mi señora siempre pero era porque llamaba mi señor a León así que supuse que era algo de cordialismo.

- Se-señor García, ¿Qué...?- dije pero no me dio tiempo porque rapidamente me llevo casi corriendo a un lugar, solo los dos y tuve miedo pero mientras más caminabamos más me di cuenta de que era el camino que nos llevaba a casa- No podemos ir ¿Recuerda?- dije temblorosa.

- El señor Castillo queria hablar con usted: Completamente a solas pero en mi presencia- dijo y recordé: Mi diario.

Oh no ¡Estaba en graves problemas!

Queria escaparme pero ya habiamos entrado a la casa, tenia muchos nervios pensando en mi castigo ¡Pero claro que queria hablar completamente a solas! ¡Así nadie escucharia mis gritos además de Troy y Él! Queria llorar con todas mis fuerzas y efectivamente: León estaba con una correa en la mano y con mi diario en la otra.

Nunca había tenido más miedo en mi vida, Troy le susurro algo a León y este solo siguio leyendo mi Diario.

- Adriana- dijo y las lágrimas comenzaron a bajar, temiendo que este sea el último día de mi vida- ¿Quién te enseño a leer y escribir?- me preguntó y me miró, desvie la mirada, no podía verlo- No quisiera enojarme más así que dimelo- dijo.

- A-aprendí por mi misma- dije entre sollozos, León solto una amarga carcajada.

- Y las mujeres pueden trabajar Adriana- dijo y se levanto- Habla- me dijo tomandome del mentón: obligandome a que lo vea.

- Enserio, nadie me enseño: Yo sola aprendi a leer y pronto también a escribir-dije y me soltó, de verdad no queria que mi vida acabase así.

- Supongamos que es cierto- dijo simplemente y siguio leyendo- ¿Quién te dio este cuaderno?- dijo después.

- M-mi padre- digo nuevamente entre sollozos- Me-me lo dio para que pueda dibujar pero vi unas letras y comenze a- no pude terminar ya que me dio una cachetada que me hizo darme cuanta de que esos serian mis últimos momentos de vida, volvió a agarrarme del mentón

- ¿Entonces es a tu padre al que debo castigar?- pregunto él y negue con la cabeza.

- No por favor: Mi padre solo me lo dío porque penso que era basu- tampoco pude seguir por la nueva cacheteada que hace que casi me caiga, me tomo del pelo: Estaba realmente enojado.




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