La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 2 Cumpleaños

 

Riùrik. Enero, 2007

 

A diferencia de épocas pasadas, en la actualidad los cumpleaños tenían una celebración que no habían tenido antes, de manera que, como ni Iziaslav ni Milorad sabían aquello, Istvan le envió un mensaje a Darko y a Kireg para recordarles que el de Istziar sería en breve y suponía que al menos Milorad querría estar presente.

Quien había introducido aquella costumbre de forma firme, había sido Sofía, de modo que era la que, junto con Michel, se encargaba de la organización de los cumpleaños, aunque nadie sabía cómo lo lograban sin matarse, pues los hermanos vivían a la greña por una cosa o por otra.

La jefe de prensa del Pravitel, era una muy antigua devrig llamada Rohit Hecker. Rohit procedía del antiguo Egipto, y de acuerdo a lo que ella misma decía, había sido hija de Amiano Marcelino, un militar e historiador romano, y de ahí la pasión de la chica por los libros y por la escritura. Rohit se encargaba con éxito de toda la información que salía del palacio de gobierno, de modo que la segunda semana de Enero, tenía el más sincero deseo de no abandonar su departamento, pues sabía, sin lugar a ninguna duda, que tendría que soportar al príncipe Michel tanto si quería como si no, y la verdad nunca quería, pues desde la primera vez que había hablado con él, le había quedado claro que aquel individuo existía únicamente para hacer miserable la vida de todo el género humano, y lo que le había dicho en esa oportunidad, había sentado las bases para lo que sería una relación antagónica por el resto de sus días.

  • ¿Es una broma? – había preguntado Michel cuando Dylan intentaba efectuar las presentaciones
  • Michel…
  • ¡Demonios! – dijo ignorando a Dylan – Eres una chica

Rohit no se distinguía por su simpatía, y habría sido algo más bien difícil teniendo en cuenta que quien la había transformado había sido Radek, que la había encontrado después del terremoto de Creta y del tsunami que asoló las costas de Libia y Alejandría en el 368 d.C.

  • Michel, la señorita…
  • Espera, espera – lo detuvo él – lo primero que quiero saber, es si no se trata de una momia egipcia, aunque por la edad que dijiste que tenía, es algo muy probable

Dylan se moría de la vergüenza, mientras que Yvaylo intentaba con muy poco éxito, ocultar su regocijo, y Rohit decidía que aquel pequeño infeliz haría que la enviasen a Zatvor, pues estaba segura que antes de una hora le habría quitado la cabeza.

Por lo antes expuesto, y siendo que como ya se dijo, quien había introducido de forma firme, la costumbre de celebrar los cumpleaños, había sido Sofía asistida por Michel, eran quienes se encargaban de la organización de las mencionadas celebraciones, de modo que Rohit marchó a su trabajo aquella fría mañana de Enero, con ganas de estar en otro lugar, de preferencia, en el espacio exterior, pero como solo desearlo no lo convertía en realidad, abrió la puerta de su despacho con fatal resignación.

  • Creo que nuestra nación tira el dinero en personal que no llega a la hora a su trabajo – dijo Michel
  • Cierra la boca, Jean-Michel – dijo Sofía acercándose a Rohit y saludándola como era debido
  • Larsèvirier – dijo ella
  • ¿Yo estoy pintado en la pared, zhytsanì?
  • Me encantaría que así fuera
  • Seguro, pues tendrías algo agradable que ver, porque tu cara no lo es
  • No sé cómo puedes caminar y no tropezar con tu enorme ego
  • Eso es porque soy muy hábil, algo que no has querido comprobar por ti misma a pesar de que te he hecho muy generosas ofertas al respecto

Rohit decidió que por una cuestión de salud mental, algo que olvidaba cada vez que veía a Michel, lo mejor era ignorarlo, así que invitó a Sofía a sentarse para comenzar con el comunicado para la prensa por el cumpleaños de la princesa Istziar.

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El día de la celebración, y como ya era costumbre, inició con un repique de campanas en señal de saludo a la princesa. A las 10:00, se efectuaba un desfile en el que las Fuerzas Armadas le rendían honores y en el que estaban presentes todos los miembros de la familia real. Como la noche anterior Iziaslav aún no había regresado, todos creyeron que no se presentaría, pero cuando Iyul, Dylan, y para gran asombro de ambos, Lucien que había llegado el día anterior, estaban a punto de salir hacia el Pravitel, hicieron acto de presencia Iziaslav y los demás. Aunque era más bien tarde, esperaron a que Iziaslav se cambiase, pues después de todo, no podían comenzar si la familia no estaba presente.

Aquel día, la multitud estaba especialmente feliz, pues no solo los que sabían del regreso de Iziaslav lo estaban por esto, sino porque Lucien estaba presente en un acto público después de más de doscientos años que no. Fue en aquel momento, que Iziaslav se preguntó cómo habían hecho para manejar ciertas ausencias, como la de Lucien por ejemplo, ante una prensa que según Dylan, parecía interesarse mucho en lo que no le incumbía, pero decidió que eso lo averiguaría después.

El desfile no daba inicio hasta que el príncipe cuyo cumpleaños estuviesen celebrando, hacía el tradicional paseo por la avenida que llevaba al Pravitel, pero en los casos de Sofía, Istziar y Aureliè, cuando celebraban el de alguna de ellas, el paseo por la avenida lo efectuaban en antiguas carrozas muy ornamentadas, mientras que cuando se trataba de alguno de los príncipes, seguían haciéndolo a caballo. Una vez que llegó Istziar en compañía de su esposo y sus hijos, dio inicio el desfile militar.




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