Riùrik. Enero, 2007
Istvan se encontraba en su despacho revisando los informes que le había hecho llegar la DS con relación a los miembros más problemáticos de su raza, cuando Yves hizo acto de presencia.
Si a Istvan le había extrañado la visita, pues para ver a aquel sujeto había que solicitar de forma expresa su presencia, y aunque en los últimos meses lo había visto un poco más, debido a que estaba a cargo de la DS en ausencia de Darko que había estado todo ese tiempo con Iziaslav, que dijera aquella frase que podía resultar común en otro, pero no en él, despertó la franca alarma de Istvan. Sin embargo, como Istvan era el paradigma de la ecuanimidad, decidió sensatamente, esperar y escuchar lo que él tenía que decir.
Yves se interrumpió no solo al ver que Istvan juntaba las cejas, sino al percibir con claridad que se estaba preguntando por qué había ido él. Si Istvan se estaba preguntando eso, era porque Yves no era un levramzyk que efectuase actividades de campo, sino uno de alto nivel que se ocupaba de asuntos realmente complicados o que podían ser potencialmente peligrosos para la nación o para el mundo en general, así que una desaparición, y a menos que se tratase de un funcionario de estado, o de un miembro de la familia real, no habría caído dentro de su rango de acción habitual. Sin embargo, no alcanzó a expresar sus pensamientos, pues el entrometido aquel parecía incapaz de mantenerse fuera de las cabezas ajenas.
Aunque seguía siendo poco común, el asunto, y si involucraba a Giorgio de alguna manera, comenzaba a adquirir sentido.
Istvan había dicho aquello en un tono que estaba a medio camino entre la incredulidad y un asombrado disgusto. No era que Istvan no supiese, como lo sabía todo el mundo, que Yves no hacía distinciones entre hombres y mujeres si a sus ojos alguien era un criminal, algo que hacía que todos recordasen a Iván que había sido de la misma clase; el asunto era que Istvan seguía viendo a las chicas como los seres dulces que no todas eran, y al menos él, habría tenido verdaderas dificultades para tratar a alguna con tanta violencia, aun sabiendo que las había muy problemáticas. Sin embargo, trató de serenarse antes de decir nada fuera de lugar, aunque con Yves eso siempre le quedaba difícil a casi todo el mundo.
Las buenas intenciones de Istvan casi desaparecieron al ver la sonrisa de Yves, pues era una que a quien le recordaba era a Mikha, y por supuesto a Radek. Istvan había probado su lealtad a la dinastía Yaroslávich de muy diversas maneras, pero él seguía siendo un ser humano, y como tal, habría sido del todo imposible que la mitad del tiempo no hubiese querido arrancarle la cabeza a Mikha, pues el incordio aquel se había pasado la vida intentando y consiguiendo, hacer miserables las de los demás. Así que al ver aquella sonrisa que era casi una marca patentada, se preparó para escuchar cualquier disparate.
En este punto Istvan se olvidó de los posibles problemas que pudiesen presentarse con Giorgio cuando se enterase de lo que personalmente Istvan, consideraba un trato inhumano, para sentirse alarmado y sus azules ojos doblaron de tamaño.
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situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022