La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 8 Desde las sombras

 

Enero-Junio, 2007

Al día siguiente de la boda, cuando Iyul se dirigía hacia el comedor, se encontró con Istvan que venía entrando.

  • Kasny din, Iyul – saludó
  • Istvan – dijo él – ¿No es muy temprano para una reunión?
  • No estoy aquí por eso, sino que vengo para hacerme cargo de la señorita Leclerc y el señor Johnson

Istvan notó con inmediatez, que Iyul se había tensado, lo que no había hecho era entender por qué, pero tampoco tuvo tiempo de platearse una posible razón.

  • ¿Y qué es eso exactamente?
  • Lo acordado – dijo sin denotar su confusión, pero decidió agregar – Iziaslav ordenó que después de la boda, se suprimiesen sus recuerdos y fuesen devueltos a su entorno
  • ¿Así nada más?
  • No, por supuesto. Un equipo de la DS ya se encargó de prepararlo todo con arreglo a que el señor Johnson ingrese a una institución de investigación astrofísica como quería. Y en el caso de la señorita Leclerc, como no pudo iniciar su doctorado en Arquelogía Histórica, cuando estaba pautado, Jahi Khalid le consiguió una plaza para iniciarlo en una universidad de Bagdad, así como también un departamento donde podrá residir mientras lo hace, pero suponiendo que no quiera hacerlo en ese lugar, pues sabemos que es un país conflictivo, también Edin gestionó una beca en una universidad francesa. Y por último, aunque estamos bastante seguros que no van a perseguirlos, pues ya todos saben de las apariciones, igual he asignado una guardia que se mantendrá al tanto por algún tiempo. Y por último, quien se encargará de suprimir la información de sus mentes, será Henri D’Albret, pues sabemos que no solo es muy hábil, sino delicado y nunca le ha causado daño a nadie, pero, además, con relación a la princesa Mia, solo recordaran que se casó y que ellos no asistieron a la boda por encontrarse convalecientes después de un accidente donde perdió la vida la señorita Halt
  • Todo eso está muy bien, pero sabemos que los sentimientos no son susceptibles a ser suprimidos – puntualizó – y ellos en verdad aprecian a Mia y querrán estar en contacto con ella
  • Por supuesto, y en el entendido de que será así, podrán hablar con la princesa tanto como quieran, lo que no harán será venir, pues Henry se encargará de implantar la orden de rechazar esa posible invitación argumentando estar muy ocupados
  • Eso es cruel, Istvan, son sus amigos y los ama
  • Lo sé, Iyul, pero recuerda que por buenos que sean individuos como Henri, Liver, o cualquiera que lleve sangre Saint-Claire, siempre queda la sombra de los recuerdos en el subconsciente y se corre el riesgo de que emerjan ante estímulos visuales, y de hecho, Iván decía que no solo ante éstos, sino ante casi cualquier estímulo sensorial, desde una imagen hasta un sonido o un olor, de modo que es arriesgado no actuar de esta manera – como Iyul seguía teniendo las cejas unidas por lo que Istvan notó que era disgusto, agregó – Si en algún momento Iziaslav decidiese autorizar una visita, enviaríamos a alguien calificado, posiblemente el mismo Henri, para hacer una revisión y adicionar la orden de no prestar mucha atención a nada, para que la mencionada visita no representase un peligro, pero es algo que no puede hacerse de forma constante, pues ya sabemos los riesgos de una manipulación consuetudinaria

Aunque no había ningún fallo en los planes y las acciones que iban a efectuarse, a Iyul seguía molestándole, lo que no sabía, era qué le molestaba exactamente. De manera que si bien dio su autorización para que Istvan procediese según lo acordado, le dijo que esperase un momento y fue a ver a Kyv.

  • Buenos días – saludó una vez que fue anunciado
  • Hola – lo saludó ella
  • ¿Durmió usted con comodidad?
  • Seguro. Y ya que estás aquí – le dijo girándose y tomando un porta trajes del perchero – aprovecho para devolverte esto –  señaló intentando que él lo tomara – Te aseguro que tuve cuidado de que no se manchase ni nada
  • Consérvelo, recuerde que fue hecho para usted
  • Aunque quisiera, y no quiero, no tendría ocasión para usarlo y… – pero hizo silenció cuando Iyul clavó sus verdes ojos en ella
  • Quieres conservarlo y olvidarás esta conversación
  • ¿Viniste a despedirte? – preguntó Kyv a continuación – No tenías que molestarte, alteza
  • Le puedo asegurar que no es una molestia, y en realidad sería muy desconsiderado de mi parte no hacerlo siendo que ha sido usted nuestra invitada
  • Bueno, te lo agradezco
  • Señorita Kýevska…
  • Hombre, en verdad necesitas relajarte – dijo ella, pero él no le prestó atención
  • … entiendo que tiene usted compromisos, pero ¿no le gustaría quedarse un tiempo más y…?
  • No – dijo interrumpiéndolo de nuevo – ya tengo suficientes problemas, porque no sé cómo voy a justificar mi ausencia y definitivamente he perdido un año y no sé si me acepten de nuevo para hacer el doctorado, así que como verás, tengo mucho de lo que ocuparme de forma inmediata y no puedo perder el tiempo haciendo turismo

Aunque no era lo habitual, Iyul se sintió derrotado, pero era obvio que ella no tenía ningún interés ni en su compañía, ni en prolongar su estancia. Por un momento consideró utilizar su habilidad para convencerla, pero aquello era algo que no había hecho nunca y no iba a empezar ahora.

  • Entiendo. En ese caso permítame agradecerle su visita, y si alguna vez quisiera volver, estaremos muy honrados de recibirla
  • Ajá. Gracias




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