La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 14 Revelaciones

 

Alaska, Nilak. Octubre, 2007

Iván había abandonado la habitación muy temprano, comprobó que Edward seguía dormido y bajó, pero una vez allí no sabía qué hacer y recordó lo que le dijese Juliet el día anterior, es decir, que no sabía quién era, dónde estaba o a dónde ir. Estaba pensando en ello cuando captó con facilidad que alguien se acercaba, determinando con igual sencillez que quien lo hacía compartía esencia con su anfitrión, y como el chico había mencionado que tenía un padre, asumió que se trataba de éste. Lo que no se preguntó fue cómo podía saber aquello.

Aunque no percibió ningún peligro y sabía en forma instintiva que nadie allí lo sería, él era un extraño para aquellas personas y concluyó que el sujeto podía mostrarse como mínimo preocupado al entrar y encontrarse con un desconocido, de modo que buscó con rapidez donde ocultarse, la cuestión era que no veía ningún lugar a propósito para ello y ya el dueño de casa estaba abriendo la puerta, así que Iván, y aunque seguía queriendo ocultarse y de preferencia volverse invisible, se preparó para dar alguna clase de explicación y para defenderse en caso de que el sujeto en cuestión se pusiese violento.

No obstante, Dean Hardy no pareció notar su presencia, pues cuando Iván iba a hablar, éste pasó por su lado como si él no estuviese allí, y de hecho, Iván tuvo que apartarse con rapidez o hubiese colisionado con él. Aquello lógicamente llamó su atención, porque en su opinión, y por distraída que fuese una persona, era imposible que no notase a otra que, además, estaba en su camino, pero cuando se giró, ahogó una exclamación y emitió otra, pues tenía un espejo frente a él y quien no estaba era él. Su cabeza se llenó de locas ideas unas más absurdas que otras, pero intentó prestar atención, porque si bien el individuo no lo había visto, lo que sí parecía haber hecho era escuchar su voz.

  • ¿Eddy?

Iván intentó tranquilizarse y colocando su sorpresa en pausa, prestó atención al hombre que después de asomarse al salón, regresó a la cocina, se sirvió un café que dejó sobre la mesa cuando un ruido lo hizo caminar de nuevo hacia el salón, así que Iván se apartó y luego lo vio registrar en lo que le pareció una bolsa de tela igual a la que le había entregado Juliet a él y que contenía la ropa, pero Hardy sacó algo que se llevó a la oreja y comenzó a hablar. Iván había elevado las cejas pensando que aquel sujeto no debía estar bien de la cabeza, pero prestó atención, pues parecía molesto.

  • Anthony, ya les dije que no, no vi a nadie allá arriba ni nada fuera de lo ordinario, así que dejen de fastidiarme y ocúpense de alertar a la población, pues en un par de horas máximo, debe estar llegando el resto del equipo y créeme, mi jefe no es especialmente simpático y supongo que no querrás que intente golpearte cuando se entere de que no seguiste el protocolo

Si Iván se había sorprendido por lo que estaba viendo, se sorprendería el doble cuando escuchó la voz de otro hombre al que no podía ver, pero esa sorpresa también la hizo a un lado cuando escuchó lo que decía y que no lo cupo ninguna duda acerca de que se estaba refiriendo a él y a las otras dos personas que, según entendió, habían sido encontradas por los chicos.

  • El policía eres tú, Anthony, así que no veo por qué…
  • Tu hijo, Juliet, y el chico Paulusik estuvieron en el hospital anoche, y después de eso, uno de los desconocidos desapareció al igual que los chicos

Iván se tensó al escuchar aquello y vio a Dean subir a toda prisa las escaleras, pero no necesitó seguirlo para imaginar que estaba verificando que su hijo estuviese en casa, pero, además, lo escuchó cuando se lo decía a la otra voz.

  • Eddy está en su habitación y está dormido, así que no voy a despertarlo para preguntarle una maldita cosa. Ocúpate tú de hacer tu trabajo, si se te extravió un preso, es asunto tuyo y no mío

Después de eso lanzó el objeto que había tenido pegado al oído, sobre el sillón y volvió a la cocina. Un momento después subió y fue cuando Iván aprovechó, primero para acercarse a ver aquella extraña cosa con la que había estado hablando Dean, pero si bien le pareció muy extraño, lo dejó y salió. Como Iván no era estúpido, concluyó con rapidez que era mal asunto dejarse ver, así que caminó con rapidez hacia la zona boscosa buscando un lugar donde sentarse y pensar. Aunque iba distraído pensando en su problema, no pudo dejar de notar algunas cosas, como por ejemplo, unas extrañas máquinas rodantes que llevaban personas dentro, pero decidió, como siempre lo había hecho, que un problema a la vez.

No demoró mucho en alcanzar la zona boscosa, aunque pensó que no se había alejado lo suficiente, pues seguía escuchando voces y ruidos que no podía identificar, pero intentó aislarlos y se concentró en su situación.

Sin proponérselo en forma consciente, pronto alcanzó un estado de relajación suficiente y algunos recuerdos comenzaron a presentarse. Recordó que había estado en alguna clase de pleito, aunque no tenía idea de con quién, pero como en aquel estado podía ver con mayor detalle algunas cosas, notó que había una especie de ejército, pues todos vestían un uniforme, y si llegó a esa conclusión, fue no solo por la igualdad en la vestimenta, sino por la precisión del ataque, conocimientos éstos que no sabía poseía, pero también notó que él debía formar parte de aquel cuerpo, pues vestía igual que ellos. Lo siguiente que sintió como si lo estuviese experimentando en ese momento, fue un dolor atroz y percibió cómo se ordenaba a sí mismo aislar aquel dolor, pues tenía urgencia por proteger a…

  • ¡Lucía! – exclamó




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