Nilak, Alaska. Octubre 2007
En el hospital había una enorme agitación, pues no solo la policía había invadido el recinto asistencial haciéndoles incontables preguntas a todo el personal, sino que el equipo de especialistas que se suponía debía haber llegado esa mañana para evaluar a los desconocidos, como los habían llamado a falta de una identificación, aún no lo había hecho ni lo haría, pues se había retrasado la salida y no dieron ninguna explicación para ello. Mientras en el hospital sucedía lo anterior, en el auditorio de la escuela, se llevaba a cabo una acalorada discusión, pues quienes sí habían llegado habían sido los enviados del Servicio Geológico y se habían encontrado con que no se habían seguido las instrucciones relativas a activar el protocolo por una inminente erupción. De modo que después de eso, el alcalde había tenido que emitir un alerta grado III, es decir, había una altísima posibilidad de que el volcán entrase en erupción, algo que los especialistas habían venido diciendo a lo largo de las dos o tres últimas semanas, pero algunas personas pensaban que ya el peligro había pasado con la erupción de dos noches antes, y que fuera del humo, las cenizas y el aire enrarecido, no sucedería nada más. Sin embargo, los especialistas como Dean Hardy, habían advertido que la alerta que debía darse era grado IV, es decir, para evacuar las zonas más cercanas al volcán. De modo que por lo antes descrito todo parecía en estado caótico.
Ilian y Liam estaban al borde del colapso, pues los habían tenido horas encerrados en el despacho del director del hospital, en un absurdo interrogatorio.
Liam que había pasado más de la mitad de su niñez, y parte de su adolescencia, en aquel lugar, conocía a Anthony Roberts y siempre le había lucido como un tío bonachón, pero conocía aún mejor a Jacob Sidwell, pues mientras el primero ya era un policía en la época escolar de Liam, Jacob y él habían estudiado juntos, pero ni en ese entonces ni ahora, había sido simpático. De modo que estaba bastante seguro que Ilian iba a pasarlo mal, porque el necio aquel se sentiría furioso al ser tratado de aquel modo, ya que él era de los que opinaba, por una parte, que los policías estaban por encima de todo el mundo y que no eran tratados con el suficiente respeto, y por la otra, odiaba con vehemencia a los invasores, y todo aquel que no hubiese nacido y crecido en Nilak, lo era para él.
Liam se dio mucha prisa para alcanzarla, pero cuando iba hacia la emergencia se detuvo y cambió de rumbo dirigiéndose hacia la salida, pues estaba bastante seguro que Ilian estaría tragándose la cajetilla de cigarrillos para tranquilizarse, y en efecto así era.
Liam era una maravillosa persona y poseedor de una venerable paciencia, algo en lo que todos coincidían si era capaz de aguantarse a aquel portento de antipatía. Sin embargo, sabiendo que lógicamente Ilian no podía estar del mejor humor, decidió dejarla y volvió dentro, pero apenas estaba llegando a la emergencia cuando su móvil comenzó a repicar.
Como no agregó una conveniente explicación, sino que cortó la comunicación, Liam corrió hacia la salida sin prestarle atención al doctor Graham que lo estaba llamando.
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situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022