Nilak, Alaska. Octubre, 2007
La Unidad de Cuidados Intensivos no era muy grande y solo tenían allí a ocho pacientes, contando a los dos desconocidos, de manera que en cuanto se dio la alarma de evacuación, las enfermeras y los dos médicos que estaban allí, comenzaron a preparar a los enfermos conectándolos a los equipos portátiles. Como los dos desconocidos no estaban en el estado crítico de los demás, no fueron los primeros en ser atendidos, de modo que Iván no tuvo ningún inconveniente en cargar tanto con Lucía como con Radek, pero siendo que solo tenía dos manos, no podía cargar también a Juliet.
Como Juliet había vivido la experiencia en dos oportunidades seguidas y frecuentes, cerró con fuerza los ojos, pero le pareció que apenas lo había hecho cuando dejó de sentir aquella molesta sensación de mareo.
Juliet no era de la clase que iba por ahí sintiendo vergüenza por tonterías, pero en aquel momento y al abrir los ojos y tropezar con los de Iván, su piel adquirió un vergonzoso color granate, lo que lógicamente la hizo sentir muy mal. Iván fue consciente de ambas cosas, es decir, del evidente rubor y del malestar de la chica, y quizá por primera vez en su vida no diría una barbaridad.
Iván se apartó acercándose a una de las dos personas que estaban tendidas en el piso. Intentó despertar a Lucía, pero no lo consiguió, de modo que se acercó a Radek, aunque seguía sin tener idea de quién era aquel individuo y lo expresó en voz alta.
Aunque no sabía por qué hacía aquello, llevó su mano a la frente de Radek, y un momento después, para asombro de Juliet que no lo había visto hacer aquello con Lucía, pues estaba ordenándole a su corazón que dejase de latir de aquella estúpida manera, Radek abrió los ojos, y si bien pareció tomarse un momento para ubicarse, luego se incorporó con violencia.
El aludido elevó las cejas, pues a pesar de que era evidente que aquel sujeto lo conocía, él no estaba en la misma posición, aunque sí sintió la misma sensación de familiaridad que había sentido la pasada tarde al escuchar su voz.
Iván notó que Radek lo estaba mirando con algo que identificó primero como curiosidad y luego como ira.
Como Radek dijo aquello mientras se ponía de pie, Juliet estuvo a punto decirle que lo hiciese con calma, pues acaba de despertar, pero se mordió la lengua y si aquel portento de antipatía caía, ella iba a reírse mucho. Sin embargo, se quedaría con las ganas, porque él no pareció registrar ningún malestar, pero igual quiso acomodarle un porrazo, pues la manta desechable con la que había estado cubierto, había rodado hacia el piso en cuanto él se había puesto de pie.
Juliet se había girado, pero lo escuchó reír y sus ganas de golpearlo aumentaron en forma indecente.
Sin embargo, él no le prestó atención y lo que parecía pretender era alejarse.
#1609 en Otros
#279 en Novela histórica
#1109 en Fantasía
#671 en Personajes sobrenaturales
situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022