La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 18 Desastre

 

Nilak, Alaska, Octubre 2007

Una vez que Liam había logrado hacer que sus piernas se movieran, ante la emergencia logró borrar de su mente a Iván dedicándose a organizar la salida de los pacientes. Como no había emergencias, fuera de un par de chicos con golpes producto de una caída, sus padres se apresuraron a llevárselos, de modo que Liam fue junto a los otros médicos que preparaban a los pacientes que serían los primeros en ser trasladados. Cuando finalizaron con los que se iban en ambulancias, se dispusieron a preparar a los que serían trasladados en helicóptero, pero estaba en ello cuando escuchó la voz de Ilian.

  • ¡Liam!
  • ¿Qué? – preguntó girándose – ¿Estás bien? – agregó al ver su expresión
  • Los pacientes…los desconocidos. Desaparecieron

En ese momento los recuerdos regresaron acompañados de angustia. No necesitaba ser un genio para saber que aquello era obra de Iván, y como estaba bastante seguro que los pacientes estaban bien, pues habían estado monitoreados y así era, su preocupación era por Juliet, pues la última vez que la había visto, la chica se iba con Iván. En ese momento, y sin decirle nada a Ilian, corrió hacia donde se suponía debía estar Edward.

El chico había despertado finalmente, pero aquella curiosa cabeza parecía haber olvidado lo que había sucedido y se había dedicado a ayudar con el desalojo del hospital, pues siendo hijo de su padre, no solo ya había pasado por situaciones parecidas, sino que tenía el entrenamiento adecuado para ello. Liam había decidido no insistir en saber qué había ocasionado su pérdida de conocimiento, pues de acuerdo a lo que había dicho Iván, se había tratado solo de la impresión, y en ese momento no estaban como para lidiar con ello. Sin embargo, ahora le urgía saber si Edward podía tener una idea de acerca de dónde había podido ir Iván.

  • ¡Edward! – lo llamó cuando llegó a la salida
  • Ya terminé aquí – dijo el chico – y sí, ya me voy a…
  • Escúchame – lo interrumpió – ¿Tienes alguna idea de dónde puede estar Iván?

Edward abrió mucho los ojos, pues no se suponía que nadie, salvo Juliet, Ilasiak y él, sabían que el individuo aquel estaba en su casa, de modo que contestó de forma automática.

  • ¿Por qué iba a saber eso?
  • Edward, sé que estaba en tu casa – y procedió a un rápido resumen de lo sucedido más temprano – Así que que estaba en tu casa – repitió – pero cuando se dio la alarma, él y Juliet desaparecieron
  • ¡Demonios!

Ilian había escuchado todo aquello y pensó que en verdad Liam estaba muy falto de juicio, y eso que no había escuchado lo verdaderamente importante.

  • ¡Liam Gastrell!
  • Ahora no, Ilian – le dijo y sujetó al chico – ¿Edward?
  • No sé…quizá hayan vuelto a casa, después de todo no conoce a nadie y…

Sin embargo, Liam no se quedó a escuchar nada, y, aunque no tenía muchas esperanzas, emprendió la carrera hacia la casa de los Hardy con Ilian y Edward corriendo tras él. Tal y como había pensado, no estaban allí, de modo que Liam se sujetó la cabeza preguntándose cómo proceder.

  • Tal vez Loriane – estaba diciendo Edward, pero como había estado marcándole a Juliet y no le contestaba, llamó a la casa – Loriane, aquí Eddy  ¿Está July?
  • Creí que estaba contigo
  • Bueno sí, pero…

No pudo concluir, pues en ese momento sintieron el temblor y Liam emitió una exclamación al ver que a Ilian le caía encima un globo terráqueo que había estado sobre la biblioteca al lado de la que estaba parada.

  • ¡Loriane, sal de ahí y ven hacia donde están los transportes de evacuación! – dijo Eddy, pero como no recibió respuesta – ¡Loriane!

Dejó de intentar que le contestase, pero corrió hacia la puerta y los otros dos fueron tras él.

  • Edward espera
  • Voy a casa de…
  • ¿Andando?

Si bien no era tan lejos, siempre era una distancia considerable para ir corriendo, así que se devolvió, corrió a la cocina y regresó con las llaves del coche. Como Liam no había olvidado cómo y por qué había conocido a aquellos chicos, le quitó las llaves y condujo él. Pero apenas habían dado la vuelta en la esquina para salir del pueblo, Edward maldijo de forma muy grosera. Aquello obedecía a que como ya se dijo, él ya había estado en situaciones como aquella, y la gente siempre se comportaba del mismo modo, pero más desesperante aún, era que las autoridades rara vez daban las alarmas cuando correspondía, lo que ocasionaba terribles congestiones, pues todos queriendo abandonar el pueblo a último minuto, hacía que todo se volviese un caos. Dean le había dicho esa mañana que el equipo de control de daños había llegado en la madrugada y que su jefe lo haría en breve, pero que ya habían advertido al alcalde que debía darse la alarma de evacuación y que ya habían enviado los transportes a propósito para eso, pero los necios del concejo habían decidido lanzar una alarma preventiva, pues en su opinión, no había necesidad de causar pánico. Y ahora Eddy estaba viendo, como siempre, las consecuencias de eso.




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