Riùrik. Octubre 2007
Iyul se hallaba en un estado de semiinconsciencia que si bien no le permitía abrir los ojos, no evitaba que pensara, pero las imágenes que surcaban su mente eran confusas, ya que eran una extraña e incomprensible sucesión de imágenes donde se mezclaban pasajes de su vida pasada y presente.
Hizo un esfuerzo por atrapar alguna, y la primera con la que lo logró, lo situaba a una edad aproximada de siete u ocho años, en la que se encontraba en compañía de su madre.
Aquello se correspondía con una ocasión en la que Lucien estaba furioso, porque quería salir de la aldea y uno de los guardias se lo había impedido, y, aunque Iyul no lo sabía y solo se había encontrado al chico cuando volvía a casa, Lucien la había emprendido en su contra y era lo que había escuchado Gianna. De esa imagen pasó a otra más reciente, o al menos eso pensaba en ese momento, y se trataba de una oportunidad en la que se había encontrado en algún salón con Lucien, y este hacía cuanto podía por ignorarlo.
La siguiente lo ubicó en medio de un enfrentamiento en el que él intentaba proteger a Andrei, pero Mikha le estaba gritando para que dejase eso y se ocupara de otra cosa, sin embargo, él quería golpear al mayor, pues era obvio que Andrei estaba herido.
En la siguiente volvía a ser un jovencito, y quien lo fastidiaba era Andrei, pues su hermano estaba en unos términos que dejaban poco a la imaginación, con una bizlyki que le gustaba a Iyul, mientras Sergei intentaba impedir a toda costa que Iyul entrase, agarrase a Andrei por las trenzas y lo arrastrase fuera para apalearlo.
Como las imágenes se sucedían sin orden ni concierto, la siguiente fue la del día que él había enfurecido con Dylan por no ir a sacar a Sophie de Darnley y llevársela con él.
Después de eso, el siguiente cuadro fue el del día del último cumpleaños de Istziar, cuando él notó la forma en la que Lucien miraba a Kyv, y la misma ira que lo había invadido entonces, pareció envenenar de nuevo sus venas.
Lucien lo había empujado y se había marchado, pero él pensó lo mismo que estaba pensando ahora.
La siguiente imagen que tomó por asalto su caótica mente, fue la de la explosión, y fue en este punto cuando sus ojos se abrieron al igual que su boca, de la que salió el mismo grito desesperado de antes.
Aunque sus organismos solían procesar muy de prisa cualquier sustancia, hacía relativamente poco que le habían dado el sedante, de modo que si bien había recuperado la consciencia, sus movimientos eran lentos y torpes, de manera que no le dio mucho trabajo a Iziaslav, pero al ver que no podía moverse, miró a su padre y a éste le dolió el corazón al ver los verdes ojos de su hijo hundidos en aquel mar de dolor.
Sin embargo, y como ya sabemos que Lucien no se limitaba a hablar, apartó a Iziaslav no solo con escasa delicadeza, sino en forma directamente violenta estampándolo contra el ventanal, y de no ser porque todas las ventanas tenían protecciones de daearprin, con seguridad habría caído por ella. Pero él no estaba interesado en nada de eso, sino que había sujetado el rostro de su hermano.
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situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022