La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 33 ¿Qué?

 

Riùrik. Octubre 2007

 

Iziaslav había llegado a Levzheir solo unos minutos después que Lucien, y notó varias cosas; la primera, que Lucien estaba en actitud de rebelde ira; la segunda, que Dylan no estaba presente, y a decir verdad, aparte de Lucien, el único otro miembro de la familia que estaba allí era Derek; y tercero, que Istvan tenía huellas de sangre que aún se estaba limpiando, con lo que le quedó claro que Lucien lo había golpeado.

  • ¿Istvan?

Pero en ese momento venían entrando, Dylan, Armand y Michel, y antes de que nadie pudiese decir nada, quien se presentó fue Yves.

Dylan no sabía por qué había sido citado, pues Yvaylo, cuando recibió el mensaje, en principio se acercó con cautela a él, ya que Dylan estaba inclinado sobre el cristal que contenía el cuerpo de Sophie.

  • Siento mucho interrumpir, Rybik – le había dicho – pero Istvan solicita tu presencia en Levzheir

Encontró innecesario agregar que la mencionada presencia se solicitaba con urgencia, pues por principio, Dylan siempre atendía aquellos llamados con prontitud así el asunto no requiriese de premura, pero, además, como él sí sabía la razón, se había tomado un minuto para equilibrar su propia energía que tenía un emocionado escándalo que Dylan, y si bien habría percibido, no habría entendido. Después de ello, se había concentrado en proteger tanto como le fuese posible el organismo de Dylan para que resistiese la noticia, porque si bien era de naturaleza feliz, era una emoción y lo mismo podía hacer colapsar a su débil corazón, y demoraría más en poder disfrutar de la alegría a la que tenía derecho. Dylan se despidió de Sophie y se puso en marcha, pero aún durante el trayecto, Yvaylo siguió empeñado en mantenerlo lo más estable posible, sin embargo, al ver a Yves, Dylan palideció, y por primera vez verían en él, una actitud semejante a la de Lucien, pues un segundo después tenía a Yves sujeto por la chaqueta y lo estaba sacudiendo, aunque por fortuna para el levjaner, Dylan no era de naturaleza salvaje como era el caso de Lucien.

  • ¡Contéstame! – estaba gritándole
  • Sí, sarì – dijo él con la misma calma como la que tendría si tuviesen en medio de una amena conversación – Los encontramos a los tres, pero es necesario que…

Sin embargo, Dylan lo hizo a un lado y corrió hacia la puerta, pero siendo que Lucien ya había entendido que algo sucedía con la muchachita, decidió prestar su colaboración deteniéndolo.

  • Espera un momento, Dylan
  • ¡Suéltame! ¡Quiero ver a mi hija!
  • Y lo harás, pero primero vamos a escuchar lo que Yves tiene que decir
  • ¡No voy a esperar una maldita cosa! ¡Llevo más de doscientos años…!

Pero pareció venirse abajo, así que Lucien lo sujetó mejor y lo condujo hasta un sillón, pero luego se giró con expresión tormentosa.

  • Más vale que lo que tienes que decir no me disguste o pasarás…
  • Lucien –lo interrumpió Iziaslav que no tenía una expresión mucho mejor, pero quería enterarse qué sucedía – ¿Ynli?

Janos, que había recibido la tarea de instruir a Mia en la historia de su nueva raza, había estado con ella cuando recibió la convocatoria, pero como ya él había notado que aquella chica se alteraba por casi todo en la vida, finalizó con calma lo que estaba diciendo y luego se marchó; de manera que acababa de llegar y no necesitó de aclaración alguna, y de lo que sí estaba muy urgido, era de saber qué sucedía con Lucía.

Yves había iniciado su relato, pero en esta ocasión se ahorró los detalles y ya los daría luego, y se concentró en lo importante que era cómo y dónde los había encontrado, pero ahora venía lo difícil.

  • El caso de la sizviteliani difiere del de los demás, porque no ha perdido la memoria de forma parcial o total, sino que piensa que es otra persona
  • Otra persona –repitió Michel
  • Sí, porque piensa que es… Mikha

Aunque Derek, Michel y Armand, se habían estado esforzando en averiguar qué era aquello tan importante que debían saber antes de ver a Lucía, Yves no solo tenía el mismo poder que ellos, algo que no le era especialmente ventajoso a nadie siendo que ellos eran Saint-Claire, pero, además, él poseía un soberbio entrenamiento y había estado dificultándoles las cosas, de modo que una vez que lo dijo, todos lo miraron como si no hubiese dicho nada. Sin emabrgo, los primeros en reaccionar fueron Iziaslav y Lucien.

  • ¡¿Qué?! – vociferaron 

En su prisa por sujetarlo, casi chocan entre sí, pero lo que hicieron fue golpear y enviar a Yves al otro lado del salón. Aunque esa no había sido la intención, ambos entorpecieron el que ninguno pudiese sujetarlo y lo que hicieron fue golpearlo como ya se dijo, y un golpe de aquellos dos, aunque no hubiese sido intencional, podía ocasionar un serio daño, de modo que Armand, aunque seguía pensando que incluso podía haber escuchado mal, hizo eso a un lado momentáneamente y se apresuró hacia el levjaner para efectuar una rápida revisión.

  • Estoy bien –aseguró Yves




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