Riùrik. Noviembre 2007
En medio del caótico estado al que los había lanzado Lucía, quienes parecían estar peor, aparte de Dylan, lógicamente, eran Iziaslav y Lucien, porque si bien Iziaslav estaba al tanto de que la energía de Seren residía en su nieto, no era el caso de Lucien. A pesar de que él siempre había sido consciente de la esencia Siglair, que como era natural, estaba presente en la del gemelo, él intentaba ignorar eso como lo hacía con el resto de los descendientes de Sophie y como lo había hecho siempre cuando, por cualquier motivo, se había cruzado con algún Saint-Claire hombre en el pasado. No obstante, ahora, y después de escuchar a Lucía, estaba mirando con franco horror a Alexander, pero más allá de eso, prestó la atención que no había prestado antes y el veneno del rencor que seguía instalado en sus venas, comenzó a hervir a una velocidad impresionante.
Alexander por su parte, y aunque fue consciente de esto, no estaba como para ocuparse de Lucien, de modo que solicitó ayuda a los únicos que consideró, estaban en posición de brindársela en aquel momento. Y para complicar las cosas todavía más, Lucía sujetó el brazo de Lucien, porque Mikha sabía la manía que le tenía su hermano a Seren, aunque siguió dirigiéndose a Alexander.
La situación había pasado de caótica a inmanejable, y si bien la mayoría fue consciente de lo que estaba sucediendo, lo que no entendían era por qué. No obstante, Radek que parecía ser el único que conservaba la calma, se dirigió a Iziaslav.
Aunque en otras circunstancias eso habría estado más bien difícil si ellos no colaboraban, Yves transmitió la petición de Radek a los levjaners, pues si bien ellos estaban tan sorprendidos como todos, estaban entrenados para tomar decisiones y acciones rápidas, de modo que aprovecharon el momentáneo estado de todos y los sacaron de la enfermería. Sin embargo, una vez fuera, comenzaron a reaccionar cada uno de acuerdo a su naturaleza.
Iziaslav comenzó a pelearse con Milorad y con Janos; Iyul se había dejado caer en el piso sujetándose la cabeza con las manos; Derek, Michel y Henri, hablaban en apresurado francés, pero nadie les estaba prestando atención; Armand se ocupaba de estabilizar a Dylan, que una vez que había salido, se había llevado la mano al pecho; y Alexander se ocupaba de Lucien, quien como de costumbre, era la estrella del desastre y había comenzado romper cosas, pero en medio de ello, Itlar agradeció que no los hubiese obsequiado con la misma clase de reacción que tuvo cuando se peleó con Dylan. Istvan por su parte, se había ocupado de proteger el espacio donde se hallaban Radek, Yves y Lucía, y no porque pensara que sus parientes no tuviesen derecho a saber lo que decían, sino para evitar que ella se enterase del desastre que estaba teniendo lugar en el pasillo.
Entre tanto y una vez solos, Radek tomó aliento, pero antes de que pudiese decir nada, ya Lucía lo estaba haciendo.
Ellos no sabían cómo iba a reaccionar, pues Mikha, y por muy furioso o preocupado que estuviera, aunque eso último había sido poco habitual en él al menos con ellos dos, no solía agredir a Radek, aunque no por eso siempre resultaba fácil que se callara y escuchara cualquier cosa que intentase decirle, pero no sabiendo cómo iba a reaccionar un Mikha en el cuerpo de Lucía, se prepararon lo mismo para defenderse de cualquier posible ataque. Pero en el caso de Yves, se preparó el doble, porque él sabía que Radek adolecía de paciencia, y ya estaba harto de que todos hubiesen intentado darle una explicación a Lucía y de que ella no los dejase.
Aunque ellos pensaron que era un milagro que hubiese entendido algo cuando no había dejado hablar a nadie, comprobarían que no por no dejarlos hablar, no escuchaba, algo que Radek recordó era una de las características de Mikha, es decir, parecía que no escuchaba por estar hablando, pero sí lo hacía, así que prestó atención.
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situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022