La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 41 Nada está como debería

 

Riùrik. Noviembre 2007

En palacio todos estaban en tensa expectativa, e Yvaylo se situó con rapidez al lado de Dylan cuando Alexander le avisó que iban en camino. Como Lucien había estado hablando con Dylan e ignorando las miradas asesinas de Sofía, que había evitado acercarse, precisamente porque él estaba ahí, miró al levjaner elevando una ceja, sin embargo, no tendría ocasión de enterarse de la razón por la que se había acercado con tanta premura, pues casi inmediatamente sintió la presencia.

  • Zdravi…¿Elsk?[1] –saludó Lucía mirando a la concurrencia
  • Cuidado –transmitió Alexander en forma perentoria – Kasny dunheit –saludó él

Aunque Dylan quería correr y abrazar a su hija, Yvaylo y Lucien lo tenían firmemente sujeto.

  • Como ya todos saben, Lucía perdió la memoria y solo recuerda a algunas personas, de modo que intentaremos esto de forma ordenada –explicó mientras sujetaba el brazo de su hermana y caminaba hacia Iziaslav – Al abuelo lo recuerdas, pero Mía –puntualizó – es su esposa
  • Vaya, vaya, de manera que ya te casaste de nuevo –dijo ella con una sonrisa burlona, pero sujetó la mano de Mía – Felicidades, preciosa. Creo –concluyó mirando a la azorada Mía

Mía era muda, pero en aquel momento aquella incapacidad parecía haberse trasladado incluso a su mente. Iziaslav le había hablado mucho de su nieta, Janos lo había hecho menos, pero nada de lo que le había dicho cualquiera de los dos parecía corresponderse con lo que estaba viendo y percibiendo, con excepción de la belleza de aquella chica. Alex por su parte había cerrado los ojos con brevedad, pero decidió que era un logro que no hubiese dicho nada con relación a lo que estaba percibiendo y que se trataba de alguien que no solo había conocido bien, sino a quien había molestado mucho, así que la apartó de allí y se acercaron a donde estaba su padre.

  • Lucía, éste es papá

Ella elevó las cejas y ambos sabían la razón, ya que estaba viendo a Andrei, sin embargo, Alex respiró aliviado al escucharla.

  • Padre

Dylan lo envió todo al infierno y la apretó contra su pecho mientras las lágrimas se desbordaban a raudales, y aunque Alexander notó la incomodidad de Lucía, le dio varios puntos por no hacer ni decir ninguna barbaridad cuando Dylan sujetó su rostro y le dio un beso en la frente.

  • Bienvenida a casa, amor
  • Ajá

Siendo que Derek no se encontraba allí, Alex quiso pasar a los gemelos, pues ella sabía quiénes eran Iyul y Lucien, pero una cosa era lo que él pensara y otra lo que pensaba ella.

  • Dyrthàir, tienes aspecto de muchas cosas y la felicidad no es una de ellas –le dijo a Iyul – ¿Acaso nuestro kicyk dywel te hizo algo especialmente horroroso? –preguntó intentando alborotarle el cabello a Lucien, pero notó que no le era tan sencillo como antes, así que agregó – Espero que dejes de crecer o los demás pareceremos…
  • Lucía –la interrumpió Alexander
  • ¿Sabes lo…?
  • Nuestros sobrinos también quieren saludarte
  • ¡Jhains! ¿Sobrinos? –y miró a los que para ella eran sus hermanos – ¿Cuál de ustedes…?
  • Lucía por favor –insistió Alex conduciéndola a donde estaban los gemelos y Sofía – Estos son los aykeris Michel y Armand, y esta linda señorita es Sofía

Lucía se había perdido de lo último, pues como ya sabían que sucedería, o al menos lo sabían casi todos los que estaban al tanto de quiénes habían sido aquellos dos, ella estaba viendo a Artam y a Airla, y si bien con Artam no tenía problema, Airla nunca había contado con su simpatía, pues la consideraba entrometida por su manía de ir tras Iván, Iliar y Ander, y como lógicamente Mikha había pensado que aquel no era el comportamiento de una kandly, vivía amargado por ello. No obstante, algo de lo dicho por Alexander, que naturalmente le había hablado de todos, debió hacer ruido en su cabeza, pues se limitó a un seco saludo que a Armand le hizo pedazos el corazón, mientras que a Michel lo saludó con algo más de entusiasmo.

Radek había sido consciente del estado de Armand, así que tomó nota mental de hacerle algunas aclaraciones más tarde. Pero prestó rápida atención a lo que decía Lucía y fue evidente para todos que ella se había perdido el final de la presentación de sus sobrinos.

  • Y esta linda zhytsanì…
  • Ella es nuestra sobrina Sofía, y muchos de nosotros pensamos que son muy parecidas ustedes dos –puntualizó, pero el incordio que creía ser aquel, no pareció prestarle la debida atención
  • Es un placer conocerte, preciosa –dijo guiñándole un ojo

Alexander en verdad quería apalear a su hermana, pero como Sofía adolecía de cordura, no habría sido juicioso esperar que se quedase convenientemente callada.

  • Ya sé que esa perra desgraciada te fastidió el cerebro o la energía, da lo mismo, pero lo recuerdes o no, eres una chica, así que si no quieres que piensen que eres lesbiana, contra quienes no tengo nada, por cierto, es mejor que recuerdes lo anterior y no vayas por ahí mirando a las mujeres como si quisieras llevártelas a la cama, tía




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