Riùrik. Diciembre 2007
Hacia mediados de diciembre, y si bien Lucía había estado haciendo su mejor esfuerzo por observar un comportamiento acorde a lo que esperaban, pareció caer en cuenta de la fecha y comenzó a preguntar por la ya muy próxima celebración de la Evesbriel. Aquello encendió una ruidosa señal de alarma en varios cerebros, pero el primero en advertirlo fue Dylan.
Desde que Lucía había regresado, Dylan había modificado su horario de trabajo, pues salía muy temprano y cuando ella aún no se había despertado, pero terminaba todas sus actividades cerca de las cinco para estar de vuelta en el palacio para la hora del té. En un inicio a Lucía le había fastidiado mucho aquello, pero sorpresivamente notó que le agradaba, algo que en opinión de Radek, por ejemplo, no tenía sentido, porque los devlianos ni siquiera habían conocido aquella bebida, pero Aleksèi se encargó de aclarar el punto.
No obstante, no era que todo hubiese sido coser y cantar, porque como se dijo, la primera vez que Dylan la fue a buscar con aquella intención, y aunque ella lo acompañó, cuando se enteró del motivo, no reaccionó precisamente como Dylan habría esperado.
Dylan le dio una sucinta explicación que no satisfizo en lo más mínimo a Lucía.
Sin embargo, Lucía accedió a probarlo y así fue como notó que le gustaba, pero le gustaban más aún los pasteles y galletas que solían servirse con el mismo, de modo que la cantidad y variedad de éstos aumentaría mucho en lo sucesivo.
Durante las charlas que sostenían en ese par de horas, Dylan había estado dando información, y en cierta forma instrucción, a su hija con relación a cómo marchaban las cosas en el mundo, y a pesar de los comentarios subidos de tono, o las opiniones arbitrarias, las cosas habían estado marchando bastante bien. El único que no estaba especialmente contento era Radek, pero a la larga, aunque no soportaría nunca el dichoso té, le había resultado igualmente útil todo lo que había dicho Dylan.
No obstante, la pasada tarde, Lucía había sacado el tema de la Evesbriel, y aunque Dylan reconoció que aún se efectuaba aquella celebración y ella se mostró muy entusiasmada, esa noche se iría derecho a hablar con Iziaslav.
Mía que había desarrollado especial cariño por Dylan, pues lo encontraba de veras muy agradable, lo saludó con el entusiasmo de siempre, pero notó que estaba preocupado, algo que quedaría demostrado casi de inmediato.
Mia abrió mucho los ojos, y aunque no podía hablar, ellos fueron conscientes de la exclamación mental.
A Dylan todavía se le hacía un poco difícil lidiar con aquella nueva faceta de Iziaslav, pero intentó hacerlo a un lado para poder plantear su problema.
De entender, entendía, lo que no veía era cómo impedirle asistir cuando ese era su derecho.
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Como Iziaslav en verdad no sabía qué hacer con respecto a Lucía, decidió reunirse con todos, pero en lugar de soluciones, lo que se encontró fue con más problemas. Por una parte, casi todos coincidieron en que sería un mal asunto permitirle a Lucía asistir si iba a comportarse como lo había estado haciendo, y si Lucía no iba a estar presente, entonces Dylan tampoco quería ir.
Por otra parte, si bien Kyv había evolucionado bastante bien teniendo en cuenta las condiciones en las que había quedado, ninguno de los veldekys estaba de acuerdo en que abandonase el Haigala todavía, porque a pesar de que ya no sufría de los atroces dolores de los primeros días, aún persistían algunos. Aquello tenía muy preocupado a Iyul, porque ya hacía casi dos meses y medio de la transformación, y todavía ella ni siquiera podía estar de pie por sus propios medios, pero más allá de eso, no habían tenido prácticamente ninguna oportunidad de trabajar en su adaptación.
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situaciones incomprensibles, enemigos peligrosos, reencuentro persecusiones
Editado: 13.07.2022