La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 50 Mala noche

 

Riùrik. Diciembre 2007

 

Aunque había resultado un poco más complicado de lo habitual, Lee finalmente había conseguido su objetivo, pero aparte de Cransky, tendría que ocuparse también de Atkins y de Boyle, cuando hablaba con este último, se enteró que él tenía las copias de las fotografías, de modo que lo hizo dárselas mientras que su equipo se encargaba del individuo que había hecho las copias, asegurándose de que no hubiese ninguna más; eliminaron también los registros del móvil de Cransky, pero no pudieron acceder a los registros de su equipo de trabajo, y en realidad a ninguno de los de la empresa, pero mientras los chicos pensaban que no era necesario, pues ya Haidar se habría ocupado, Lee solo esperaba que no les hubiese ocasionado un daño demasiado grande y se hubiera limitado a lo que les interesaba.

Una vez que Kayko recibió la confirmación de que el trabajo estaba hecho, se giró hacia Haidar que había permanecido estático frente a su ordenador y parecía que ni respiraba.

  • Haidar
  • ¿Sker?
  • Ya escuchaste, libéralos –le ordenó, pero como él no se movió insistió – Haidar, ya está resuelto y…

Kayko hizo silencio cuando él se giró y clavó sus ojos en él. Haidar y como se dijo, era austríaco, de modo que tenía el tipo de los hijos de aquellas tierras; era alto, rubio y de ojos azules, pero a diferencia de individuos como Milorad o Edin, cuyos ojos reflejaban serenidad y calidez, la expresión de los de Haidar estaban más cerca de la que se percibía en los de Radek, así que Kayko casi dio un paso atrás.

  • Te escuché la primera vez

Sin embargo, aún demorarían en verlo comenzar a teclear en su ordenador, y a Kayko no le gustó lo que escuchó.

  • Así aprenderás a no meterte en lo que no te incumbe, unzufrieden [1]

Kayko estaba a punto de decirle que aquel individuo solo hacía su trabajo y que ellos solo debían limitarse a hacer el suyo, pero sin causar daños innecesarios, cuando recordó que todavía no había informado a Darko, así que decidió dejar la conversación con Haidar para después.

Entre Anchorage y Riùrik había aproximadamente once horas de diferencia, de manera que para cuando todo estuvo resuelto, ya era más de media noche en Riùrik, y aunque no le gustaba interrumpir a su jefe justo en aquel momento, si no lo hacía, luego quien iba a pasarlo mal era él, así que le envió un urgente mensaje y Darko se presentó casi de inmediato.

Darko escuchó el informe, y aunque no le gustó, como ya estaba resuelto, asintió y estaba por marcharse cuando miró hacia donde estaba Haidar. Él no solo sabía lo que sabían todos con respecto a aquel chico, sino que estaba en la obligación de saber mucho más de cada uno de los hombres que conformaban su división, así que juntó las cejas.

  • ¿Tendremos problemas? –le preguntó a Kayko
  • Tal vez sería conveniente conversar con él

Darko asintió, pero cuando se dirigía hacia donde estaba Haidar, otra cosa se presentó a su mente. Si bien cuando Iván había regresado, no recordaba nada de su vida pasada, lo que sí tenía muy presente era su memoria reciente, y en la misma figuraban no solo los nombres que Darko acaba de leer en el artículo, sino las imágenes de esas personas, pero, además, Iván era su hijo, así que Darko determinó sin ningún esfuerzo, que tres de aquellas personas eran tremendamente importantes para él. Aquello y como se ha dicho de forma reiterada, no era lo habitual para un devrig que evitaba establecer lazos con los ikedevs, pero Iván estaba en la misma situación que Milorad, Iziaslav y Janos, es decir, habían despertado sin recuerdos y no habían podido evitar establecer los mencionados lazos con quienes habían mostrado su amabilidad hacia ellos, y que en el caso de los devrigs, se forjaban con mucha rapidez.

Debido a lo anterior, y sabiendo que aquel tipo de noticias podían afectar gravemente a los involucrados, se detuvo y llamó a Yves que se presentó antes de que Darko pudiese decirle nada a Kayko.

  • ¿Darko? –preguntó y él le expuso el asunto
  • Bien, enviaré a un grupo de levramzyks para que los protejan
  • Dhavjà

Kayko pensó que, aunque entendía a Darko, lo que no debió fue decir aquello en presencia de Haidar, pues eso solo incrementaría la ira de aquel individuo en contra del desdichado reportero.

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Iliar había estado más silencioso de lo habitual, algo que quien había notado primero, aparte del progenitor del individuo, había sido Derek.

  • ¿Y a ti qué te sucede? –le preguntó con su delicadeza habitual
  • A mí nada, pero a él sin duda sí –contestó de forma automática mirando a Iván

Derek siguió la dirección de su mirada, pero como en su opinión, no sucedía nada, pues Iván estaba hablando con una devrig cuyo nombre Derek no recordaba, y la susodicha parecía a punto de saltar sobre el levjaner, y no para atacarlo precisamente, miró de nuevo a Iliar.

  • ¿Y según tú, qué le sucede? –pero él no contestó, sino que le dio la espalda y comenzó a alejarse – ¡Ey!




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