La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 54 Nyas

 

Riùrik. Diciembre 2007

Entre los devlianos nunca hubo muchos aykeris, y aunque esta es una condición que puede darse en cualquier persona, ellos durante mucho tiempo creyeron que la misma había sido introducida en su tribu a través de los Korsacov, pues al menos los Yaroslávich conocían la historia de los aykeris escandinavos, Ahrens y Yerik, que fueron adoptados por Kors.

Aunque se habían dado algunos otros casos a través del tiempo, seguían siendo pocos, y el último caso que vio la tribu de los devlianos hasta el nacimiento de Alexander y Lucía, fue el de Istvan y su gemelo Istval, sin embargo, si bien sabían que los aykeris compartían muchas cosas que iban desde gustos y aversiones, hasta condiciones médicas, no siempre era así, pues los más conocidos entre ellos, no podían diferir más en casi todos los aspectos, exceptuando el físico, porque los Korsacov eran idénticos hasta en el último de los detalles.

Por lo anterior, cuando nacieron los aykeris Yaroslávich, y una vez superada la sorpresa de que fuesen de diferente sexo, les extrañó poco lo que Aleksèi informaba con relación a las muchas coincidencias que había entre ambos, pero tampoco les extrañó que a medida que crecían, fuesen apareciendo también diferencias. Cuando conocieron a los niños, les sorprendió el enorme parecido físico, pues salvo por el largo cabello de Lucía, al menos en ese momento seguían siendo idénticos, y cuando los levjaners determinaron que compartían los mismos poderes, al menos aquellos que no lo eran sí se sorprendieron, pues los Korsacov no los compartían y a cada uno se les habían concedido dones diferentes.

Los aykeris comenzaron a crecer y aparte de que los rasgos de Alexander fueron adquiriendo su varonil aspecto, aunque seguía siendo obvia la condición gemelar con su hermana, también notaron que la conexión existente entre ellos difería de la de los Korsacov, porque éstos podían comunicarse en cualquier circunstancia sin importar la distancia o la oposición de cualquiera de ellos, pues parecía algo inevitable, pero si bien cuando alguno de ellos estaba enfermo o más adelante cuando era herido, el otro experimentaba un malestar que podía ser mayor o menor dependiendo de la gravedad, los Yaroslávich parecían experimentarlo todo de forma casi idéntica. Si uno estaba enfermo, el otro enfermaba con escasísimo tiempo de diferencia, y la misma réplica se daba con los estados de ánimo.

Después de su entrenamiento con los svetsniks, y si bien habían aprendido a controlar aquella conexión, Alexander más que Lucía, seguía existiendo, y fue de lo que se valió Alexander para asegurarle a su padre que Lucía estaba viva.

En las últimas semanas, quien le había recordado aquello a Alex había sido Boris, pues viéndolo tan angustiado con el comportamiento de Lucía, y que ésta lejos de estar en disposición para cambiar o mejorar el mencionado comportamiento, siempre terminaba más molesta que otra cosa.

  • ¿Me permites una opinión? –le había preguntado Boris una noche a Alex
  • No seas necio, hombre – le contestó con disgusto
  • Ese es uno de los problemas
  • ¿Qué?
  • Si tú estás molesto, ella lo estará también ¿recuerdas? Porque tú aprendiste y pusiste en práctica el no dejarte afectar por sus estados de ánimo, pero ella no, y en sus actuales condiciones, menos aún

Alex lo había entendido y había intentado no perder la paciencia, pero definitivamente no le había estado resultando nada fácil, pues aquella energía no lo era en ningún sentido.

Por todo lo antes expuesto, a nadie sorprendió que Lucía fuese llevada sin sentido y no se preocuparon por ella, mientras que todos lo estaban por Alex, porque si bien sabían que no iba a morir, lo que también sabían era el mucho daño que podía ocasionarle aquel ataque, ya que si de hecho, el material de los proyectiles era venenoso, que este ingresara directamente al cerebro o al corazón, era mucho peor y solía dilatar mucho la recuperación, de modo que Armand y Aureliè fueron requeridos con urgencia.

Lucien sabía que en breve sería convocada una reunión, pues Istvan tenía que informar acerca del hallazgo, más que de la operación en sí. No obstante, sabiendo que eso no sucedería hasta que Alexander no hubiese sido atendido, él fue primero a ver cómo estaba Dylan, porque en su caso, no había recibido ningún entrenamiento para algo que nadie sabía por qué sucedía, pero Haris le dijo que se hallaba estable y que Armand había ordenado dejarlo dormido para evitar la alteración que iba a presentarse cuando supiese que Alex había resultado tan gravemente herido.

De ahí se fue a la habitación donde habían colocado a Lucía, y entró ignorando la habitual mirada hostil de Louis. En el momento que entró, Aleksèi la estaba examinando, algo que le extrañó, pues él sabía que no había resultado herida, y él lo sabía mejor que nadie, porque estaba en la misma situación de Dylan, aunque en su caso, y si bien había aprendido a controlar aquella inconveniente conexión, como él mismo la calificaba, lo había logrado con relación a Alexander, pero no con respecto a ella.

  • ¿Qué sucede? –preguntó
  • Solo me aseguro de su estado, porque es extraño que no haya recuperado el sentido aún
  • ¿Acaso Alex lo hizo?
  • No, pero sabemos que si bien podría estarse sintiendo terrible, como no fue ella la herida, ya tendría que haberlo recuperado –contestó en esta ocasión Istval que también estaba allí




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