La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 59 Otro

 

Riùrik. Diciembre 2007

 

Aunque Iziaslav había estado muy preocupado por Alexander, en cuanto éste se recuperó, se fue derecho a hablar con Janos. Esta era una conversación que había quedado en suspenso, pues con todo lo sucedido esa noche, si bien no lo había olvidado, lo había tenido en pausa.

Como todos los veldekys habían estado muy ocupados con la emergencia, quien había atendido a Janos había sido un lijenik, y lo que había dicho era que Janos había sufrido un colapso producto de una fuerte emoción. Lo primero que Iziaslav pensó al escuchar aquello, fue que Janos se hubiese peleado con Avitzedek, pues él sabía que a pesar de la cantidad de años que habían transcurrido, el intenso odio que envenenaba las venas de Janos seguía intacto. No era que a Iziaslav no le importase o que hubiese olvidado a Anitchka, pero ya era capaz de recordar sin tanto dolor, y había aprendido que no se puede culpar a todos los miembros de una familia por los actos de uno de ellos, sin embargo, no era el caso de Janos, pues la pérdida de Anitchka había destrozado su vida y él había enterrado el corazón junto al cuerpo mutilado de su esposa.

Janos había ido a ver Alexander en cuanto a él le permitieron marcharse, pero después de eso, se había ido a Illir y no había vuelto a salir, o al menos eso creía Iziaslav, pues como no lo había visto en el Haigala, había supuesto lo anterior. Sin embargo, ese día cuando fue a la habitación de Janos, un lugar al que por cierto no iba con mucha frecuencia antes de su desaparición, y ciertamente no había vuelto desde su regreso, al entrar, lo primero que lo golpeó fue el aroma de la romashka,[1] flor preferida de Anitchka. Iziaslav había olvidado que por lo anterior, aparte de que Janos las cultivaba con mucho esmero, nunca había faltado un ramillete de éstas en su habitación.

A pesar de que Iziaslav sabía lo anterior, como tenía tanto tiempo sin entrar allí, el aroma lo lanzó a su ya muy lejana infancia, viendo con claridad a su hermana recogiendo las mencionadas flores, así como utilizándolas no solo para alegrar el avari, sino en diversas artesanías. Aquello hizo que le doliese el corazón, pues si bien él sabía lo anterior y recordaba a su hermana, definitivamente Janos vivía hundido en su recuerdo.

  • Janos –dijo al no verlo ni sentir su presencia

Igualmente pasó de la antecámara a la habitación, pero también estaba vacía, de modo que se regresó con la intención de preguntar a los guardias del pasillo.

  • Biagyzlim sarì, no tuve ocasión de informarte que nym sarì Janos salió hace un par de días y no ha regresado
  • ¿Cómo has dicho?

El pobre chico tenía un enorme deseo de fundirse con la pared, pero siendo que esto no era posible, solo repitió lo mismo. Aunque Iziaslav tenía pésimo aspecto, abandonó el lugar antes de que lo notasen y tanto quien le había dado la información como el otro guardia, pudieron respirar de nuevo.

Por un momento Iziaslav consideró llamar a Istvan para que organizase una búsqueda, pero luego se riñó a sí mismo.

  • ¿Eres estúpido o qué? ¡Kai! –llamó mientras echaba a andar

Un momento después el kayrit lo hacía a su lado, pero en cuanto iban llegando a la puerta, apareció Milorad a su lado.

  • ¿Vuelves al Haigala?
  • No, necesito encontrar a Janos
  • ¿Qué?
  • Kai

Milorad no tuvo ocasión de decir nada más, pues los ojos del kayrit enrojecieron por un breve momento y luego emprendió la carrera con Iziaslav haciéndolo tras él.

*******************************

En el tiempo que había estado Kyv en el Haigala, Iyul había ordenado reabrir su Dvorets, mismo que había estado en desuso debido a que él había estado residiendo en el palacio real, pero ahora que se había casado, quería trasladarse con su esposa a su propiedad. Sin embargo, si bien le estaba muy agradecido a Dylan por haber salvado a Kyv, casi lo golpeó cuando él le dijo que no podía llevársela a su Dvorets antes de la ceremonia.

  • ¡¿Has perdido el juicio?! ¡Ya estoy casado!
  • ¿Es sumamente necesario que grites?
  • ¡Lo es si quieres fastidiarme!
  • Iyul, eres un príncipe, de modo que tu pueblo espera…
  • ¡No esperan una maldita cosa!
  • ¿No eras tú el que defendía con tanto ahínco el circo ese que llaman mirwelik [2]? – preguntó el maligno Lucien
  • ¡Isilier! –lo silenció él, pero era mucho esperar que Lucien obedeciese
  • Corrígeme si me equivoco, pero si no recuerdo mal, fuiste tú quien dijo que como miembros de la familia real, estábamos, aunque desde luego yo no, a conservar nuestras tradiciones, y ya que decidiste, estúpidamente, atarte a una sola mujer, ahora no tienes alternativa, fratello

Aunque Iziaslav se había estado divirtiendo mucho, pues él era vengativo y hacía muy poco que le habían  hecho exactamente lo mismo, tuvo que intervenir antes de que Iyul intentase golpear a Lucien y que este lo masacrase.




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