La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 62 Conversación privada

 

La idea de Istziar con relación a que Louis podía saber dónde estaba Henri, no andaba muy desencaminada, solo que Louis no se había enterado tan pronto de la desaparición de éste, y cuando lo hizo, en principio se angustió mucho, porque como ya sabemos, aunque este chico se esforzaba en amargarle la existencia al pobre Henri, en verdad sentía un gran afecto por él, ya que era lo más cercano a una familia que había tenido en la vida, o por lo menos uno que en verdad se preocupaba por él.

Siendo que Radek había estado primero en el Haigala pendiente de la evolución de Nivi, y luego en el Valkinka cuando ésta fue trasladada allí, Lucía no había podido moverse de su lado, de modo que Louis estaba en las mismas condiciones, solo que era él quien sufría el mal humor de la gemela y las malignas burlas tanto de ella como de Irakli y Hani. No obstante, como los dos últimos eran menos obsesivos que Louis, se permitían alejarse más que todo en las noches, y fue por ellos que se enteró de lo que había sucedido en la casa de Derek.

Esa misma noche, y faltando a las que veía como sus obligaciones, había hablado con Irakli.

  • ¿Podrías quedarte esta noche con ella?
  • No veo razón para ello
  • No puede quedarse sin vigilancia
  • ¿Y a dónde supones que iría, necio?
  • Eso no importa. Quédate con ella
  • En principio…
  • Cierra la boca y hazlo, porque si vuelvo y no estás aquí, sabes que me esforzaré en quitarte la cabeza y que lo voy a conseguir
  • ¡Wow! –exclamó Hani una vez que Louis se marchó – Me alegra que no me haya escogido a mí, porque sabemos que el niño es un asesino, aunque todo el mundo diga que está reformado
  • No me dirás que le tienes miedo
  • No, pero no soy estúpido y no voy a vivir pendiente de que intente despacharme
  • Bien, pero tú tampoco irás a ninguna parte, porque no voy a aburrirme aquí solo –y ambos rieron, pues los dos eran la misma clase de joya

Louis había ido primero a la casa de Derek, pero lo hizo por pura fórmula, pues si decían que Henri estaba desaparecido, era porque no estaba con Derek. Una vez que verificó eso, comenzó una veloz carrera por las propiedades de Henri. Louis siempre le había hecho la vida miserable por su posición y su riqueza, y después que entraron al Laki, comenzó a hacérsela en el sentido de que siendo quién era, no necesitaba estar al servicio de nadie; afortunadamente Henri tenía una paciencia infinita, porque otro, como mínimo le habría cortado la lengua tantas veces como hubiese sido posible.

Esa noche en particular, Louis estaba más furioso que nunca por la cantidad de villas y castillos propiedad de Henri, pero cuando ya las había recorrido casi todas, se planteó que él hubiese adquirido otras en todos aquellos años y que él no conociese. Llegado a este punto, soltó una grosera maldición y pensó que tendría que hacerlo del modo difícil.

Louis era un peligrosísimo guerrero, y por lo menos hasta el momento en el que había caído en aquel inconveniente sueño, nadie había sido capaz de abatirlo, y aunque él no había podido poner fuera de combate a Iliar, sus enfrentamientos en las prácticas habían sido considerados un empate. Sin embargo, en materia de rastreo no le iba igual de bien, y aunque el hecho de conocer bien a su objetivo debía proporcionarle ventaja, él había comenzado la búsqueda en forma desordenada, pero en ese momento recordó a Aritz, que era un excelente rastreador y quien había entrenado a los miembros de su generación.

  • Lo más importante a la hora de rastrear a alguien, no es si lo conocemos o no, sino la concentración. Habitualmente, no somos capaces de hacer silencio interior para poder prestar atención a las vibraciones energéticas, y esa capacidad es lo que diferencia a un buen rastreador de un devrig común
  • ¿Cómo se supone que hagamos silencio “interior,” a menos que estemos inconscientes? –había preguntado Louis
  • No dudo que en su caso, señor Ghislaine, sea una empresa difícil, pues usted no se calla nunca y su cabeza es tan caótica como el resto de su persona. Sin embargo, mi obligación es enseñarle, así que preste atención y deje de interrumpir

Louis sonrió como lo había hecho en aquella oportunidad, algo que solo él hacía en presencia de la mayoría de los LL, pero en la de Aritz, sus compañeros primero se hubiesen cortado una mano antes de molestar a aquel sujeto, pero eso nunca mortificó a Louis.

  • Veamos si tienes razón, Nevercov

Aritz ciertamente tenía razón en una cosa, y era que la humanidad de Louis no parecía hecha para la tranquilidad, porque mientras pensaba, se había trasladado de nuevo a la casa de Derek, de modo que sin esfuerzo, percibió la energía de Henri y a partir de ahí, consiguió establecer el rastro.

No obstante, cuando llegó a las verjas de un lugar que conocía, juntó las cejas.

  • Debe ser una broma y debes sentirte extraordinariamente miserable, Henri –murmuró mientras trasponía la entrada

El comentario obedecía, a que Louis había estado solo en una ocasión en aquel lugar y ya ni siquiera recordaba por qué, pues él había estado más pendiente de mortificar a Henri que del lugar en sí. A pesar de lo anterior, lo que sí recordaba, era que Henri le había dicho que allí era donde había nacido, pero también se enteró que no tenía recuerdos felices del mismo.




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