La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 66 Sorpresivo

 

Si bien Lucien había asumido en forma taxativa, el mando de las investigaciones a raíz del último enfrentamiento, no era que muriese por hacerlo, y después de ocuparse de lo inmediato, aunque no le interesaba en forma especial ninguna otra cosa, Istvan había seguido rindiéndole puntuales informes que iban desde las identidades de los criminales a los que habían logrado identificar, hasta la evolución de los nyas. Después que se había ocupado de hablar con Ilian, y una vez que la conmocionada chica había aceptado sus términos, Lucien había abandonado la habitación ordenándole a Istvan ocuparse de trasladarla, de forma temporal y hasta que sus amigos saliesen del Valkinka, al Dvorets donde residía Norman.

Istvan le informó lo que había estado haciendo Alexander, algo que si bien había extrañado a los demás, no pareció que a Lucien le causase ni siquiera sorpresa.

  • Si ya todo está resuelto, no quiero saber nada más de esto
  • En realidad todavía falta decidir acerca a las Lisieux
  • No me fastidies, Istvan ¿Qué tengo que ver yo con ellas? Que se encargue Iziaslav o Alexander

Después de eso regresó a Florencia, pero no se quedaría allí, sino que después de recoger a Anastasia, hicieron una breve visita a Cerdeña y luego partieron a América. Si bien a Lucien le gustaban aquellas tierras por sus hermosos y exuberantes paisajes, lo que no le gustaba era la situación general de las mismas y que en su opinión era consecuencia directa de las guerras independentistas, pero cada vez que iba, intentaba no pensar en ello.

Anastasia por su parte, estaba sumamente contenta, pues aquella era su primera visita a aquel lado del mundo y todo le parecía naturalmente novedoso y hermoso. A pesar de que ella tenía muchísimos años siendo una devrig, no iba a casi ninguna parte sin autorización de Lucien, algo por lo que hasta Iyul había reñido a su hermano, ya que en opinión de todos, trataba a Anastasia como si fuese un objeto de su propiedad, y si en el pasado habrían podido entenderlo, ahora a todos les parecía como mínimo egoísta.

Dylan que era quien más se peleaba con Lucien por diversas cosas, y quien le decía lo que nadie más se atrevía, con la posible excepción de Iyul, había hablado con él de aquello, y llegó a la conclusión de que si bien Lucien no solo había asistido a la evolución del comportamiento social y defendía los discutidos derechos de las mujeres, parecía no notar su comportamiento arbitrario con Anastasia. Y en el caso de ella, amaba a Lucien de forma enfermiza, a juicio de Dylan, razón por la cual, nada de lo que él hacía o decía le parecía mal, lo triste era que Lucien no estaba en la misma situación y seguía tratándola del mismo modo.

Habiendo sido Lucien quien primero abandonase su entorno natural, era quien estaba más y mejor adaptado al trato y comportamiento que debían observar en el mundo ikedev, aunque Istvan sostenía que si era así, era más que por el tiempo, por su decidida negación, consciente o inconsciente, de lo que era; el asunto era que siempre se adaptaba mejor y más rápido que cualquier devrig, a las novedades y adelantos, y aunque no se había apasionado con los coches o los aviones, como eran los casos de Michel y Derek, los utilizaba con la misma naturalidad que cualquier ikedev, así que Anastasia, a pesar de no viajar tanto como él, había tenido que habituarse, pero eso no hacía que le gustase.

En esta ocasión, y aunque ya hacía alrededor de cuatro horas que habían llegado a Punta Cana, Lucien seguía burlándose del malestar de la chica que iba desde el dolor de oídos hasta su incomodidad por el sol.

  • No quiero arruinarte el paseo, Luciano, pero, aunque es un paisaje hermoso, siento que me estoy quemando

Itlar no necesitaba invadir aquella cabeza para saber que el dechado de delicadeza estaba por decir alguna insensatez, cuando repentinamente lo vio ponerse de pie, pero no precisamente para complacer el deseo de Anastasia y en realidad para nada, porque al segundo siguiente había caído. Independientemente de si alguien estaba mirando, y sin duda así era, pues varias jovencitas no habían dejado de mirar hacia donde estaba la pareja, Itlar corrió hacia ellos apartando a la asustada Anastasia. Eso en sí mismo no habría sido un problema, pues Itlar estaba visible, aunque retirado, pero después de un rápido chequeo en el que comprobó, innecesariamente, pues no había dejado de vigilar, que Lucien no exhibía nada que justificase aquello, tenía dos alternativas: cargaba con él hacia donde sabía estaba el probable y casi  seguro origen de aquello, con su habitual rapidez, o permitía que quienes ya se habían acercado le diesen una ayuda que no necesitaba, para no despertar sospechas.

Anastasia que estaba tan segura como Itlar, que nada podían haberle hecho, lo que se preguntó fue por qué aquellas cosas sucedían siempre que estaban juntos.

Itlar tomó una rápida decisión, haciéndoles creer a todos los que se habían acercado, que aquello era simplemente producto de una sobre exposición  al sol, y con la ayuda de Anastasia, lo arrastró hacia el interior de la cabaña, pero apenas desaparecieron de la vista, los tomó a ambos y partió hacia Riùrik.  

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Tal y como había dicho, Radek se había encargado de darle la noticia de su nueva condición a Nivi, pero los veldekys no estaban muy seguros de que aquella chica hubiese entendido algo, y lo que sí podían considerar positivo era que no hubiese entrado en crisis, aunque Haliq pensaba que la mencionada crisis podía estar en pausa, y que de acuerdo a lo que habían pensado, ella simplemente no hubiese entendido lo que Radek le había dicho.




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