La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 70 Cuidado con lo que deseas

 

Como ya se ha dicho, los svetsniks eran criaturas muy especiales, pues aparte de su condición, que era la que los había llevado a ser designados como svetsniks, en el tiempo que llevaban siéndolo, que no habría sido tanto de no ser por la solicitud que hicieron a Maikata Priroda con relación a sus semejantes y que sería a cambio de renunciar a una vida finita, habían desarrollado poderes muy superiores a los habituales. Aparte de su conexión natural con los elementos primordiales, tenían acceso a información trascendente, pero que no podían revelar, de modo que se limitaban a estar preparados para asistir, en lo que les estaba permitido, a aquellos que habían sido entrenados para mantener el equilibrio natural del mundo.

Aquel día se hallaban todos en estado de intensa concentración y haciendo lo que podían por aquellos que habían quedado brevemente inhabilitados. Sin embargo, la mencionada concentración fue rota por Sadix; ésta había sido la svetsnik más joven, pues había ascendido a esa posición en forma reciente cuando se sucedió la maldición. Sadix era nieta del anterior svetsnik del aire, y si bien habría sido su padre quien habría podido ascender a la posición de svetsnik, esto no era necesariamente hereditario, pero aun suponiendo que lo hubiese sido, Silko había nacido con el don del fuego, de manera que no habría podido ocupar la posición de su padre; siendo que para aquel momento no había otro veldeky o vidmagy portador del don del aire, cuando murió el abuelo de Sadix, ésta, y para sorpresa no solo suya, sino de la mayor parte de la comunidad, fue requerida como svetsnik a la edad de trece años.

Como se dijo en una ocasión, todos los roles de los individuos dentro de la tribu estaban bien definidos, de modo que así como los hijos de los levjaners, o de los veldekys, eran preparados  casi desde la cuna para lo que se suponía serían, sucedía igual con las hijas de las vidmagys, de manera que Sadix lo había sido, y habiendo demostrado sus capacidades desde temprana edad, era lo que le había valido aquella inesperada responsabilidad.

A pesar de lo anterior y aun sabiendo que no podía negarse, ella era muy joven y no solo se sintió asustada, sino que no quería abandonar su hogar, ni tampoco a sus amigos. Aunque en líneas generales ella había sido una niña obediente, intentó por todos los medios a su alcance que se reconsiderase aquella decisión, y esgrimió algo poco afortunado, pues le dijo a su padre que a quien deberían designar para aquello era a Radek. Los svetsniks naturalmente sabían que Radek era un vidkaj y que poseía el mismo don, pero, aparte de que nunca un vidkaj había sido designado como svetsnik, pues hasta la fecha, al menos en su tribu habían sido poquísimos, aquel individuo no era que fuese poco dado a la obediencia, sino que era decididamente anárquico, pero adicional a lo anterior, ni era quien había sido solicitado, ni había posibilidad alguna de que siendo el peligroso y sanguinario guerrero que era, fuese considerado para ello.

Por todo lo antes expuesto, fue que Sadix terminaría por aceptar la responsabilidad que se le había asignado, pero incluso cuando fue entregada a los svetsniks en funciones, la niña llegó llorando, y, aunque Diell descubriría el verdadero motivo por el que ella no quería asumir, nunca lo dijo a nadie, sino que se esforzó tanto como le fue posible para que Sadix superase aquello, porque él sabía, entre otras cosas, que ni era su destino ni había posibilidad alguna de cambiarlo, ya que el verdadero problema de Sadix era que había perdido su inocente cabeza por Lucien.

Si bien era cierto que a ellos no les estaba prohibido casarse, había sido una regla tácita el no contraer aquella clase de compromisos, y una vez que se convertían en svetsniks renunciaban a ello, pero adicional a lo anterior, él sabía que el sizvitel no albergaba el mismo sentimiento por Sadix, así que, aun cuando estaba seguro que Iziaslav le habría concedido a su hijo menor casi cualquier cosa que pidiese, siendo que no le interesaba la niña, no había ninguna posibilidad.

Sadix asumió su nueva condición y cabe suponer que superó el asunto, pero si bien seguiría amando a Lucien, lo haría de una forma diferente, aunque su preocupación por él no varió jamás, razón por la cual fue quien más insistió en intervenir cuando Lucien presentó los problemas psíquicos, y aunque el sizvitel era responsabilidad de Diell, ella siempre se mantendría al pendiente de cualquier cosa que le sucediera.

A raíz del entrenamiento, aquella conexión se acentuó, así que cada vez que Lucien se alteraba por cualquier cosa, Sadix se apartaba del grupo y permanecía en intensa concentración e intentando evitar desastres, y aunque no siempre lo conseguía, pues aquella era una energía supremamente difícil, ella seguía haciendo su mejor esfuerzo.

En esta ocasión y debido a la situación que estaban viviendo, todos habían estado al pendiente, y por primera vez Sadix no lo estaba de Lucien sino de Dylan, de manera que cuando sintió que su consciencia se daba por vencida, se sobresaltó y rompió la concentración de todos.

  • ¡Sadix! –se quejó Ahorí que no era conocido por su dulzura – Lucien está…
  • No se trata de él –lo interrumpió ella – sino de Dylan
  • Sadix, sabemos que solo querer no basta, y en el caso de ellos más que en ningún otro, no pueden renunciar a la vida –intervino Mjèsek con su tono pausado de siempre

Aunque Sadix lo sabía, renunció a su intención de pedir a sus compañeros que solicitasen a Maikata Priroda que se le concediese aquel deseo a Dylan, pues en su opinión, el pobre individuo había sufrido mucho, y lo que ahora le estaban haciendo era atroz. Sin embargo, luego del primer impulso que estaba dado más por conmiseración hacia aquella energía, se riñó a sí misma, porque ellos tenían bien aprendido que nadie recibía más de lo que podía soportar.




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