La Dinastía (libro 10. Borelishka et Varetskhy)

Cap. 75 Inaceptable

 

El Haigala, y al ser un centro hospitalario donde llegaban con extrema frecuencia muchos casos graves o difíciles, tenía un personal calificado que solía conservar la calma ante situaciones difíciles o potencialmente peligrosas, como eran los casos de los razverevied o de nyas abandonados, pues en ambos casos solían ser muy agresivos. Del mismo modo, y ya en algunas ocasiones, habían sufrido las reacciones de Lucien cuando éste enfurecía. No obstante, en aquella ocasión, y aunque se plantearon lo mismo que Radek, es decir, que fuese Lucien quien había provocado el estallido de los ventanales y el estremecimiento del piso, al menos aquellos que no estaban en el área de la emergencia, pronto se enterarían que no era él, aunque eso les serviría de poco o nada.

Los primeros en caer, y como era lógico, habían sido los que pasaban por allí, seguidos de los que estaban en el grupo escuchando a Haliq, y aunque habían resistido un poco más, en verdad la enorme concentración de energía que estaban emitiendo aquellos individuos, era de la clase que les resultaba imposible resistir.

Lucien había decidido detener a Michel, pues sabía que aquel chico no había recibido el entrenamiento que habían recibido aquellos que fueron con los svetsniks, de modo que pensó que mientras Iván se encargaba de Derek, lo mejor que podía hacer era poner fuera de combate a Michel antes de que fuese demasiado tarde.

Todo aquello había pasado a la velocidad de la luz por su cabeza, pero llegar hasta Michel estaba siendo más difícil y su velocidad no le estaba siendo útil, porque era como nadar contra una corriente especialmente embravecida.

Sin embargo, cuando estaba poniendo más empeño en ingresar a aquella mente, sintió, más que vio, otra corriente del tipo destructor y supo sin lugar a ninguna duda de dónde procedía.

  • ¡Radek, no!

Lucien sabía algunas cosas que Radek ignoraba y otras que posiblemente, y de haberlo sabido, quizá había olvidado. Entre lo primero estaba el hecho de que un portador del elemento éter, como era el caso de todos los Saint-Claire, aunque podían tener diferentes niveles de poder sobre el mismo, no era susceptible a ser reducido por la fuerza, como les habían explicado los svetsniks, y la única manera efectiva era logrando ingresar a su mente, algo que solo podían hacer quienes tuviesen el mismo poder, aunque eso no significaba que fuese fácil. Por otra parte, estaba el hecho de que Michel no había recibido el mismo entrenamiento que ellos, pues por bueno que fuese el que impartían en el Laki, un individuo como aquel era por definición peligroso, algo que había quedado más que demostrado a lo largo de todos los años que ya tenía, porque no solo podía enterarse de lo que pensase cualquiera que estuviese en su presencia, sino que incluso podía hacerlo antes de que el mencionado pensamiento tomase una forma concreta en la mente del susodicho, lo que le permitía, además de prepararse, cambiar el mencionado pensamiento si no se le antojaba sacudir al desdichado que los tuviese, por lo anterior, ningún instructor, por hábil que fuese, y sabían que Iván y Liever lo eran, podían con un sujeto como Michel, que a diferencia de Derek, era anárquico en grado de exageración. En una ocasión, y llevado por la preocupación de saber cómo era Michel, Lucien le había preguntado a Diell si no podían hacer algo con el muchachito aquel, pues así como sucedía lo anterior, también sucedía que si por cualquier motivo, alguien se agenciaba la verdadera ira de Michel, no había caso y el infeliz terminaría hecho pedazos como le sucedió a Chifflet, pero Diell le dijo que no habían recibido esa instrucción, así que Lucien regresó maldiciendo en todos los tonos en contra de los condenados svetsniks. Y por último, pero no menos importante, Radek parecía haber olvidado lo agresiva que había sido la energía de Artam, pues Lucien dudaba que el entrometido aquel no hubiese notado que era la que ahora se hallaba en la materia de Michel, y si por cualquier motivo no lo hubiese hecho, estaba bastante seguro que Yves se lo habría dicho.

Por todo lo antes expuesto, fue que Lucien emitió aquella desesperada advertencia, sin embargo, si bien Radek, que no era menos poderoso, había logrado hacerle algún daño a Michel, lo que también se agencio fue la descomunal ira del niño y a continuación vieron que los enrojecidos ojos de Michel se clavaban en quien, en ese momento, él veía como un enemigo, y la misma salió disparada con toda la carga negativa posible hacia Radek.

Afortunadamente, al menos para Radek, Iván y Henri se olvidaron por un momento de Derek, y junto con Lucien, pudieron si no evitar por completo el desastre, al menos minimizar la violencia con la que fue lanzado el ataque, y en el caso de Iliar, que a pesar de haber estado tirado en el piso, hizo un supremo esfuerzo por mover a Radek de donde estaba.

  • ¡Milorad! – escuchó éste la voz de Lucien en su cabeza

Iziaslav y los LL, habían aprovechado el breve desvío de la atención de Michel, para incorporarse, de modo que Milorad puso un enorme empeño en penetrar la mente de Michel, ya que Iván, Henri y Lucien habían abierto una brecha en la misma, mientras que los otros lo ponían en intentar proteger a los presentes, pues aunque ninguno de ellos tenía el poder de aquellos peligrosos individuos, alguno tenían y lo empeñaron en evitar mayores daños.

Armand que había estado en la sala en la que hasta hacía un momento había estado Haliq con Dylan, y aunque compartía con su gemelo la misma habilidad, le había costado un poco avanzar, pero cuando logró llegar, se desesperó al ver el desastre, sobre todo, porque lo primero que vio fue a Radek tirado en el piso y sangrando mucho. Sin embargo, sabiendo quien era el seguro causante, se fue derecho hacia su hermano y apartó con escasa delicadeza a Milorad que también había logrado acercarse, pero no lo suficiente por suerte, en opinión de Armand, pero aun así, sería aquella la primera vez en toda su vida, que estuviese teniendo tan poco éxito con su hermano, de modo que tomaría una decisión que posiblemente iba a dolerle más a él que al mismo Michel.

  • Ayúdame, Iván
  • No puedo acercarme
  • Podrás




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