La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 25 ¿Encerrado?

 

Armand había llegado muy temprano al Haigala con intención primero, de revisar a los pacientes que estaban ingresados en el ala ikedev y que él había atendido, y luego para ir a despertar a Dylan.

Derek Armand y como ya se ha dicho, si bien Michel y él eran gemelos, no había dos seres que se pareciesen menos; era una verdad innegable que tenían la misma cara, aunque la mirada de Michel era menos cálida que la de su hermano, pero en cuanto a complexión, debido a la deficiencia cardíaca con la que había nacido Armand, Michel se había desarrollado más. Compartían también el mismo poder, pero Armand era la representación de la serenidad y en raras ocasiones lo habían visto reaccionar de la misma forma violenta que lo hacía Michel siempre, y al menos que recordaran con exactitud, la única oportunidad en la que cualquiera habría apostado su vida a que, a quien veían era a Michel, había sido en forma reciente y cuando secuestraron a su hermano.

Siendo que ellos, al igual que Aureliè, habían sido transformados muy jóvenes, pues acababan de cumplir diecisiete años, su aspecto seguía siendo el de unos adolescentes, de manera que cuando Armand atendía a los ikedevs, debía adoptar las características de alguien mayor, porque ninguno habría confiado en alguien tan joven y, de hecho, ni siquiera habrían creído que era un lijenik, pero como Armand se cansó de aquello, se limitaba a ordenarles no prestar atención a eso, que le resultaba más fácil y no le restaba concentración para dedicarse a su trabajo.

Aquella mañana, y después de revisar a un niño al que habían tenido que ingresar por una fractura abierta que requirió de una intervención quirúrgica debido al mucho daño que habían sufrido músculos y tendones, se disponía a salir cuando la hermana del chico intentó impedirlo llamando su atención, pero después de contestar a las preguntas que hizo, notó lo que en realidad estaba sucediendo y juntó las cejas, procediendo a continuación a ocuparse de que la chica se olvidase de sus intenciones y abandonó la habitación.

  • ¿Algún problema? – le preguntó Haliq al verlo, ya que seguía cejijunto
  • No – contestó de forma algo seca

Aunque Haliq no habría insistido, pues aquel también era un príncipe, el mismo Armand notó que estaba siendo desagradable, y como él se parecía de forma extraordinaria a Dylan, se sintió mal e intento disculparse.

  • Lo…
  • Descuida – lo interrumpió el veldeky con rapidez
  • Gracias, pero sabemos que fui grosero
  • Por supuesto que no
  • Haliq
  • Bien, es posible que estés de mal humor y eso no es un crimen
  • No, pero tú no tienes la culpa y, en cualquier caso, no lo estoy, es solo que el comportamiento de algunas niñas…

No concluyó la frase y no necesitaba hacerlo para que Haliq entendiese lo mismo, y teniendo en cuenta de dónde lo había visto salir, lo que también le causó gracia fue que calificara de niña a cualquiera de las dos mujeres que podían haber estado en la habitación, porque por empezar, el chico al que había atendido, debía tener unos trece o catorce años, y la hermana de éste, y de acuerdo a lo que Haliq había podido ver, debía andar por los veinte, de modo que se veía incluso mayor que Armand, aunque lógicamente no lo era.

Después de eso, continuaron hacia las escaleras, pues siendo que Haliq también había terminado con su recorrido, se dispuso a acompañarlo a ver a Dylan. Sin embargo, cuando se disponían a subir, escucharon la alarma y cambiaron de dirección, y cuando llegaron al área de emergencia, lo primero que Armand vio fue a su padre que presentaba un aspecto que no dejaba duda acerca de lo que había estado haciendo, pero enseguida vieron que entraban Henri y Edin en el mismo estado, pues casi no había un lugar de sus humanidades que no estuviese cubierto de sangre, pero, además, ellos dos traían en brazos a dos heridos, así que Armand se apresuró hacia la sala de trauma, pues Haliq ya lo había hecho y estaba atendiendo a quien había llevado Derek. Casi al mismo tiempo quien entró fue Haris y se dedicaron a la emergencia.

Cuando Armand comenzó su trabajo, fue que se fijó que se trataba de una chica, pero más allá de eso, que la misma era casi una bebé, así que sintió una ira fría en contra de quienes habían hecho aquello, pues se trataba de una violenta transformación y con mucho daño. Intentó tranquilizarse y procedió a hacer su trabajo. Sin embargo, estaba perdiendo la batalla, porque no parecía probable que la niña resistiese los profundos daños ocasionados.

Haris que como de costumbre, era muy rápido para atender emergencias, había concluido con la suya y se había girado al escuchar la maldición que estaba murmurando Armand; hizo un rápido análisis de la situación y llegó a la misma conclusión. Normalmente, no era exactamente común que un nya no resistiese, pero con los años, habían concluido que las condiciones preexistentes podían ser un factor determinante en el éxito de una transformación, y uno de los ejemplos de ello era el mismo Armand, que había tenido una recuperación sumamente difícil por no hablar del tiempo que le tomaría la adaptación, aunque eso parecía obedecer a otro asunto, pero su condición cardíaca congénita, fue lo que lo puso en verdadero peligro.

Mientras Haris pensaba todo esto, se había dedicado a buscar esa posible condición que estuviese interfiriendo en el caso que atendía Armand, y la encontró.

  • Creo que es mejor que lo dejes – dijo y el chico lo miró casi con horror, así que agregó – Ya estaba muriendo antes, porque tiene un tumor cerebral




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