La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 27 Situaciones

 

Durante los próximos días, Lucien estuvo tan encerrado como Dylan. Derek por su parte, y aunque iba a diario, se quedaba más bien poco, pues temía decir algo inapropiado que trajese en forma violenta el único recuerdo que nadie quería que regresase a la mente de Dylan. No era que Dylan no pensara en Sophie, porque lo hacía, y en más de una ocasión, Lucien captó que se preguntaba cómo había muerto, si había tenido una vida larga y feliz, y si él había estado como siempre, muy lejos cuando ella falleció; pero cuando eso sucedía, él se esforzaba por distraerlo con alguna otra cosa.

Este arreglo había resultado eficiente, pues a la par que Dylan iba enterándose de lo que había sucedido en el mundo en aquellos años, muchos recuerdos de los mismos habían ido encontrando acomodo en su cabeza.

No obstante, si bien todo marchaba bien en aquel aspecto y, de hecho, tanto Iziaslav como Janos, tenían la impresión de que el Dylan que habían conocido había regresado, pues no había en sus ojos ni percibían en su energía, aquella pesada tristeza que se había instalado en él desde los sucesos de Darnley; sonreía con más alegría y mostraba la curiosidad que lo había caracterizado desde siempre.

No obstante, por quien comenzaron a preocuparse fue por Lucien, porque en opinión de Iziaslav, su hijo se veía muy desmejorado, de modo que mandó traer a Aleksèi. En principio aquello parecía que iba a resultar insólitamente difícil, pues cuando Itlar fue al Haigala, Haliq le dijo que el veldeky había dicho que se ausentaría por un tiempo. Esto extrañó mucho a Itlar, pues él sabía, como lo sabía casi todo el mundo, que Aleksèi vivía únicamente para su trabajo, pero cuando Haliq le dijo la razón, no lo podía creer, así que casi lo dejó con la palabra en la boca y marchó en carrera a Levzheir.

La cuestión fue que todo lo que consiguió fue alarmar tanto a Istvan como a Anatoly, pues ellos no sabían nada.

  • ¿Cómo que no saben? – preguntó con ira
  • Itlar, te recuerdo que Aleksèi no es miembro del Arkel, y no está obligado a participarme lo que hace
  • ¡Pero es tu hijo! – exclamó ignorando a Istvan y dirigiendo su ira hacia Anatoly

Con las cosas así, y no sabiendo ni entendiendo por qué el levjaner estaba tan furioso, Istvan se acercó a él y procedió a estabilizar su energía, y luego lo hizo sentarse.

  • Itlar, quiero entender cuál es el problema, porque desde luego el hecho de que Aleksèi se tome un tiempo para… descansar, no lo es – dijo en forma delicada
  • Iziaslav me ordenó llevarlo a Illir
  • ¿Sucede algo con el Rybik? – preguntó alarmado
  • No, se trata de Lucien

La alarma de ambos levjaners creció en forma exponencial, pero ambos eran muy ecuánimes y pensaron que, si sucediese algo grave con Lucien, Itlar no habría perdido el tiempo enfureciéndose con Aleksèi, sino que habría llevado a Haliq, así que escucharon con calma lo que Itlar estaba exponiendo.

Mientras todo eso sucedía, Haliq que conocía bien a todos aquellos niños, se había apresurado a enviar un mensaje a Aleksèi, pues el veldeky le había dicho dónde encontrarlo si lo necesitaban, cualquiera fuera el motivo, algo que Itlar no se quedó a escuchar. Así que mientras Itlar armaba su berrinche en Levzheir, Aleksèi ya iba camino a Illir.

Sin embargo, Iziaslav tendría oportunidad de cuestionarse su decisión, porque en cuanto Dylan vio a Aleksèi, fue evidente para ellos que había sufrido un shock, pues palideció, sus ojos se dilataron, y un momento después tuvieron que sujetarlo, porque, aunque no perdió el sentido, sus piernas parecían estarse negando a sostenerlo.

Lucien era el único de los presentes, porque Yvaylo no estaba en aquel momento, que entendía exactamente lo que estaba pasando a toda velocidad por la mente de Dylan, y que eran los recuerdos desordenados de la conversación con Kendall en la que éste exponía su preocupación por la salud de Sophie debido al embarazo.

Derek no sabía cómo habían estado las cosas después de aquella conversación, pero le resultó fácil hacerse el cuadro al ver que Dylan recordaba el momento en el que Lucien le había presentado a Aleksèi. A eso le siguieron algunos retazos de conversación, como los informes diarios que le daba Aleksèi, el anuncio del nacimiento de los gemelos, y la enfermedad de Phillipe, pero lo que detuvo los corazones de todos, fue un fragmento de una conversación que Dylan había tenido con Sophie.

  • Retire eso por favor – decía Dylan
  • ¿Sabes algo? – preguntó Sophie
  • Dime
  • Los gemelos tampoco lo toleran
  • Bueno, son inteligentes sin duda, porque eso es asqueroso – había contestado él, cual niño malcriado y notaron que la Sophie de aquel recuerdo, lo miraba con una expresión extraña que pareció preocupar a Dylan
  • ¿Sophie? – la llamó mirándola con la mencionada preocupación, pero ella seguía con la mirada clavada en su rostro – ¡Sophie!
  • Disculpa 
  • ¿Sucede algo? – preguntó, y todos notaron que se sentía incómodo al estar siendo sometido a una mirada que lo ponía nervioso en todos los sentidos posibles
  • ¿Por qué nunca has querido ir a conocer a los gemelos?
  • Sabes que vengo poco a Livingstone y, en cualquier caso, no me agradan mucho los niños 
  • Mientes muy mal Dylan, además, siempre te llevaste muy bien con Cristopher y con Derek
  • Ellos son mayores y…
  • No siempre lo fueron. Te resultaría muy curiosa la simpatía de Lucía por ejemplo y…
  • ¿Lucía? – preguntó con extrañeza
  • Es el nombre de mi hija – había contestado ella pensando que él no sabía de quién le hablaba
  • Lo imagino ¿pero por qué la llamaron así?
  • Fue idea de Derek, porque según él, esa noche se iluminó el cielo como si fuese de día por causa del fenómeno que tuvo lugar esa noche, y asumo que sabes el significado de ese nombre
  • Entiendo, pero por el tono en el que mencionaste su simpatía, supongo que no lo es en lo absoluto
  • Con frecuencia me recuerda a cierto individuo que puede ser muy dulce cuando quiere y muy irritante cuando no




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