La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 36 Informe desastroso

 

Una vez que se habían calmado, y esperaban por el primer informe de los lijeniks y veldekys, fue que Iziaslav echó en falta una presencia.

  • ¿Dónde está Istvan? – preguntó a nadie en particular

Hasta ese momento, o bien no lo habían notado, o nadie había preguntado, pero sería Darko quien respondería.

  • Aún está en el lugar de los hechos, sarì
  • ¿Por qué? – preguntó con suspicacia, pues aquello no era lo habitual

Sin embargo, como Darko no tenía esa respuesta, pero su instinto le estaba gritando que ciertamente había un motivo, decidió decir que Istvan estaba inspeccionando que las armas con las que fueron atacados fuesen llevadas, todas, a Levzheir. Si bien no le constaba eso, lo que sí sabía era que aquella era una práctica común, aunque nunca era Istvan quien lo hacía.

Un momento después, recibiría una tétrica noticia a través de Kayko, pero encontró mejor no decir nada hasta que no tuviese más detalles del asunto.

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Si bien Darko había tenido razón al menos en parte, porque Istvan ya iba camino al Haigala cuando recibió el mensaje de Yves con relación a que Edin no aparecía, tendría que regresar a toda prisa al lugar de los hechos.

  • ¿Ya revisaron el área y verificaron si estaba entre los que fueron trasladados al Haigala? – preguntó por pura fórmula
  • Sí, en ambos casos – contestó Yves

Y así había sido, porque mientras él estaba en el interior del local, había enviado a un levramzyk al Haigala para que averiguase con la mayor discreción si Edin estaba entre los trasladados.

  • No puede ser – murmuró Istvan frotándose la frente – Debe estar…
  • También le dije a Kayko que intentase establecer contacto con él, pero no lo ha logrado – lo interrumpió Yves – De modo que, si no ordenas ninguna otra cosa, voy a iniciar la búsqueda
  • Le diré a Istval…
  • Olvídalo, más de la mitad de los ZD están heridos. Puede que no sea muy grave, pero no puedo esperar y…
  • Jefe

Quien había interrumpido a Yves había sido Aelio que estaba llegando con su grupo, pero como aquel chico no era capaz de guardar silencio, Yves ni siquiera pudo determinar quién se había quedado con el detenido.

  • Aunque sabemos que el desgraciado no puede salir de donde está, Ziven se quedó allá

Yves asintió y estaba por partir, cuando recibieron el mensaje de Kayko y salieron a escape hacia el Haigala. Como ambos sabían que era pésima idea pasar por donde seguramente estaban todos esperando información, se dirigieron a la entrada posterior y de ahí ingresaron por los pasillos internos que habitualmente solo eran transitados por el personal. Aunque Istvan conocía bien el Haigala, quien solía utilizar aquellos pasillos era Yves, de modo que fue quien avanzó adelante hasta llegar a una puerta donde les hizo una seña para detenerse.

  • ¿Qué sucede? – preguntó Istvan
  • Nada, solo me aseguro de no encontrarnos con nadie inconveniente

Pero en realidad estaba haciendo más que eso, pues había cursado un urgente mensaje a Aleksèi que se presentó unos segundos después.

  • ¿Qué sucede contigo? ¿Alguna vez puedes…?
  • Menos charla y dime quién es y dónde está

A pesar de que Istvan y Aleksèi lo conocían bien, Yves siempre despertaba en cualquiera, el mismo deseo de acomodarle un puñetazo, pero como también sabían que eso no lo haría menos irritante, al menos ellos dos no lo hacían, aunque sabían que otros muchos lo intentaban con pésimas consecuencias, habitualmente. De modo que Aleksèi se limitó a conducirlos hacia uno de los cubículos.

  • ¡Sarìeris! – exclamó el levramzyk intentando incorporarse
  • No lo hagas – lo detuvo Aleksèi – lo que tengas que decir, puedes hacerlo sin levantarte

Fue obvio el malestar del joven, pues ellos seguían un estricto protocolo para dirigirse a sus oficiales superiores, pero Istvan se acercó y colocó una mano sobre su hombro y vio con pena, que había perdido un brazo, tenía el rostro amoratado y un ojo completamente cerrado. Mientras que Yves ignoró lo visible y se concentró en lo que había en aquella cabeza, sabiendo antes de que Istvan preguntase, lo que el niño aquel quería comunicarle.

  • Me marcho – dijo haciendo que Istvan se girase, así que aclaró – Está confirmado, esos malnacidos se llevaron a Edin

Hasta el momento, Istvan había conservado la esperanza de que Edin estuviese persiguiendo a quienes pudiesen haber escapado, aunque sabía que era improbable debido a que Edin era el paradigma de la corrección y habría dado aviso. Así que pasó su mirada de Yves al levramzyk que tenía expresión de horror.

  • ¿Kristof?
  • No alcancé a ver eso, sarì, y lo que quería informar era que, cuando caí, escuché a alguien a quien no pude identificar, pero que estoy seguro era un ikedev – aclaró – identificaba al lavny
  • ¿Qué escuchaste exactamente?
  • El hombre decía: El rubio es el duque de Auxerre – contestó – Cuando intentaba avisarle al lavny, se sucedió una explosión y no recuerdo nada más
  • De acuerdo. Ahora descansa y obedece a Aleksèi
  • Ak sarì




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