La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 51 Zoé y Rebeca

 

Como Radek comprobó que, al día siguiente en verdad Yves estaba mucho mejor y apenas le quedaba un leve enrojecimiento en los ojos, permitió que fuese con ellos al Haigala. Lo primero que hicieron fue irse a revisar los cadáveres. Lucía a diferencia de Mikha, tenía otra clase de conocimientos asociados a la naturaleza de su condición, de modo que no habría cuestionado aquella visita como lo estaba haciendo Mikha en ese momento.

  • ¿Me pueden explicar por qué vamos a ver unos cadáveres que ciertamente no pueden decir una maldita cosa?
  • Error – dijo Yves – Hay cadáveres que hablan mucho más que los que están muy vivos

Irakli y Hani le habrían aconsejado a Yves no seguir por ese camino, pero como les caía tan mal, decidieron dejar que Lucía lo atormentase con sus arbitrarias ideas, pero si bien Yves podía pasarse toda la vida discutiendo independientemente de con quién, o acerca de qué, no era el caso de Radek quien, por cierto, les caía mucho peor, y cuando se hartaba de lo que Lucía estuviese diciendo, fuera lo que fuere, la mandaba a callar con escasa delicadeza y a ellos se les antojaba acomodarle un puñetazo.

Al llegar se fueron derechos a la morgue, pero allí, Lucía dejó de pelearse con Yves, y lo que dijo no los hizo felices, especialmente a Radek.

  • Rad
  • Nadie te pidió venir, así que lárgate si estás aburrida – dijo él mientras examinaba la mano de uno de los muertos
  • No es eso, pero quiero pedirles algo a ti y a Ynli

El tono y el verbo pedir, que no formaba parte de su vocabulario habitual, los hizo levantar las cabezas y mirarla.

  • No quiero que me metan en una de esas heladas cajas cuando muera. Ya sé que estoy muerto, pero siendo que es una posibilidad justo ahora, entonces…
  • Deja de decir tonterías – la interrumpió Yves, pues sabía el daño que estaba haciéndole a Radek más que todo
  • Promételo y me callo
  • Bien, lo prometo
  • ¿Rad?

Yves tomó la decisión de sacarla de allí, porque si bien él no había tenido un contacto muy estrecho con Lucía, eso no evitaba que supiese, como lo sabía casi todo de todo el mundo, que ella había tenido los mismos problemas que había tenido Mikha con el frío, y aunque ambos habían aprendido a controlarlo, había seguido sin gustarles de manera especial y de ahí su malestar al encontrarse en un lugar que lo era.

  • Escucha, te entendí y te di mi palabra de hacer una bonita hoguera con tu cuerpo si tienes la desgracia de dejarte matar ahora, pero deja a Radek en paz, porque ya tuvo que sufrir el verte perder la vida y eso casi acaba con la suya, de modo que no lo fastidies más

Para sorpresa de los chicos, Lucía no protestó, pero tampoco volvió a entrar, y como no se podía estar quieta, comenzó a caminar por el Haigala sin rumbo fijo, pero terminaría en el área donde todavía estaban Louis y los demás, así que cuando éste la vio, se olvidó que estaba mortificando a Henry mientras Aleksèi les hacía la evaluación diaria, saltó hacia ella y, de hecho, casi le cayó encima.

  • Altesse
  • ¿Qué sucede contigo, dammier? – preguntó dándole un empujón
  • Nada, y es justamente lo que le digo todos los días a este estúpido y, aun así, no me deja marchar a hacer mi trabajo – dijo mirando con hostilidad a Aleksèi
  • Kasny din, Lucía

Los otros dos ocupantes de la habitación se habían apresurado a inclinarse, pero ella apenas si les prestó atención. Como ya Aleksèi había concluido allí, se despidió y se marchó, pero a Henry, y después de un rato no muy largo, le habría encantado que se llevase a aquella chica que no lo parecía en ningún sentido y con solo escucharla estaba a punto de ocasionar que en verdad requiriese de la atención de los veldekys, y cuando hizo causa común con Louis para fastidiarlo, las cosas empeoraron mucho y Henri tuvo que dejar el oscuro pozo en el que se había pasado los últimos días, para evitar que Richmond intentase asesinar a Louis y por ese mismo camino, quizá también a Lucía.

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Entre tanto, Yves y Radek habían continuado prestando su atención a los dos cadáveres.

  • Fíjate en este – dijo Yves después de un rato – Presenta la misma línea negra que le vi a Giorgio, mientras que el otro no
  • Ya lo noté, pero… aunque no podría asegurarlo, pienso que es el rastro de sangre
  • Lo que vendría a significar que donde les cayó sangre, sucedió esto ¿no?
  • Te repito que no lo puedo asegurar, pero es lo único que se me ocurre

Una vez que terminaron allí, fueron a buscar a Aleksèi para preguntarle por los resultados de las pruebas que estaban practicándoles a todos las víctimas de los ataques.

Aleksèi era uno de los individuos más pacientes de su mundo, pero no habiendo tenido la mejor de las mañanas, porque había discutido nuevamente con Ilian por su terca negativa a dejar el departamento, y después había tenido que aguantarse las quejas de Henry cuyos comentarios y si estaba molesto, eran más cáusticos de lo habitual, y a Louis que era simplemente irritante en todo momento; cuando vio a los dos que se acercaban, gimió internamente preguntándose que había hecho él para merecer tratar con todos ellos en un mismo día.

  • Bona dies, Aleksèi – saludó Yves con una sonrisa maligna




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