La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 54 Los ojos de Anitchka

 

Cuando Janos había aparecido, y aunque no se suponía que fuese a darse la noticia hasta que lo hicieran los demás, Istvan decidió asignarle una guardia, algo que no había sucedido nunca antes por dos motivos igualmente buenos: el primero, que Janos nunca iba a ninguna parte y llevaba casi el mismo tiempo que Iziaslav encerrado en Illir, y las únicas veces que había abandonado la isla, era para ir a ver a Lucien cuando Iziaslav estaba especialmente preocupado por él, aunque nunca anunciaba su presencia; y la segunda, porque Janos era un primigenio y había muy pocas posibilidades de que alguien pudiese hacerle algo y no solo lograrlo, sino salir indemne, y aunque no era imposible, por lo primero, no se encontró necesario.

No obstante, a su regreso y estando las cosas como estaban, y siendo que tampoco era que fuese a permanecer encerrado, él juzgó prudente tomar aquella medida, aunque no le resultó especialmente agradable decírselo.

  • Kicyk Istvan – comenzó haciéndolo sentir como cuando era un niño – acabo de demostrar que no necesito una guardia, algo que podrían decirte quienes nos atacaron suponiendo que alguno estuviese vivo

Istvan había invertido algún tiempo en darle una incómoda explicación de la situación general y acerca de cómo los adelantos tecnológicos hacían posible, seguimientos efectivos que los ponían en peligro, más que todo de ser descubiertos, pero también se aseguró de dejarle claro que él estaba convencido de que efectivamente era muy improbable que alguien pudiese hacerle daño.

  • Sin embargo, no queremos cometer estúpidos errores por los que tengamos que lamentarnos, Janos

Como Janos no era del tipo problemático, dejó las cosas así, pero casi no prestaba atención al pequeño destacamento de levramzyks que le habían asignado y cuya jefatura estaba a cargo de Jeireddin Amberes, y aunque Janos no lo había pedido, Istvan instruyó a los chicos en el sentido de hacerse notar lo menos posible y no interferir en las actividades de Janos, fuesen cuales fueren a menos que lo viesen en franco peligro o que el mismo Janos les ordenase algo.

Jeireddin era de ascendencia árabe por línea materna e hijo de un hidalgo español asentado en Flandes. El chico formaba parte de la armada española y había muerto en la guerra de independencia de los Países Bajos, de modo que había sido transformado por Silvano más o menos en la misma época que Dylan. El asunto era que, siendo un militar de carrera, no les costó mucho hacerlo entrar al Laki donde había tenido un excelente desempeño, y alcanzó su ascenso a levjaner en la época de la Primera Guerra Mundial.

Si bien Janos no le prestaba mucha atención a su guardia, no era porque tuviese nada en contra de aquellos chicos, ni iba por ahí amenazándolos como lo hacía Lucien para que no lo fastidiasen, de modo que ya en algunas ocasiones había enviado mensajes con ellos, así que Jeireddin no se sorprendió cuando le entregó un nuevo mensaje para Amaranta.

  • Escucha, es posible que tengas algún inconveniente – dijo recordando la postura de Gianfranco – pero necesito que se la entregues de cualquier manera
  • Ak sarì

Como Jeireddin sabía cómo hacer su trabajo, mismo que por el momento era prestarle cualquier servicio que Janos requiriese, y sabiendo como sabía del interés de éste por la chica Savaresce, había ordenado a un levramzyk estar atento a los movimientos de Amaranta, y gracias a ello, supo antes de que Janos le diese el encargo, dónde ubicar a Amaranta y se fue derecho a Capri.

Para un levjaner, ingresar a casi cualquier lugar era algo sencillo, pero se daba el caso que, a raíz de la orden de Lucien, Avitzedek contaba con una guardia encubierta, de modo que, aunque Jeireddin habría podido invertir sus habilidades en pasarles desapercibido a sus compañeros, no encontró un buen motivo para ello, y éstos le advirtieron que Gianfranco estaba en la propiedad.

Él asumió que Gianfranco estaría con su padre, pero no siendo así, tuvo que esperar hasta que éste abandonó las dependencias de Amaranta, momento que aprovechó para entrar.

  • Kasny zbisiel, zhytsanì Savaresce – saludó sobresaltando a Amaranta, pero después de eso y habiéndolo reconocido enseguida, ella pasó a la emoción olvidándose de lo que había estado pensando – Traigo esto para usted

Amaranta casi le arrebató el sobre, y mientras ella extraía la nota y la leía, él se alejó prudentemente y a la espera de la contestación, pues aquello también se lo había advertido Janos. Después de leer un par de veces la nota, y teniendo en cuenta la urgencia de la misma, Amaranta se acercó a un pequeño escritorio, extrajo papel y comenzó a redactar la respuesta. Un momento después, se la entregaba a Jeireddin, pero lo detuvo, algo que no había sucedido antes.

  • Por favor, asegúrese de que el señor Dvòrak haga exactamente lo que le estoy indicando, y que por ningún motivo se presente aquí
  • Ak, zhytsanì
  • Gracias

Un momento después, el levjaner entraba al salón del Dvorets de Janos entregándole el sobre. Janos lo abrió con rapidez y leyó, pero apenas había comenzado se giró para llamar a Jeireddin, aunque no necesitó hacerlo, porque él se había retirado unos pasos, pero no había abandonado la estancia debido a que aún debía darle el mensaje verbal.

  • ¿La isla? – preguntó Janos – ¿Dónde, demonios está?
  • Se encuentra en Capri, en una propiedad de su familia, sarì




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