La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 55 Preso

 

Iván no había tenido oportunidad de compartir con el grupo lo que había averiguado en el interrogatorio a los detenidos en Zatvor, pues al llegar al Haigala se encontraron con lo sucedido entre Yves y Armand, y el primero había quedado en pésimas condiciones, de modo que tendría que esperar al menos 24 horas por la recuperación.

  • Ynli no está en condiciones de nada por ahora, pero los demás sí – dijo Iliar cuando Iván dijo que volvía más tarde
  • Y no vamos a hacer nada sin él, porque es quien está a cargo de esta investigación
  • ¿Recuerdas que jerárquicamente somos sus superiores?
  • ¿Desde cuándo te importa eso?
  • Podría preguntar lo mismo, pero supongo que el tiempo que estuviste ausente

Sin embargo, y como cada vez que se hartaba, Iván simplemente desapareció. No era ninguna novedad que cualquiera de ellos o todos juntos, se saltasen cualquier protocolo si lo consideraban incómodo o simplemente les fastidiaba, y como en el ADN de todos, lo que parecía estar inserto era su deber de proteger a sus soberanos y a su raza, Iliar reaccionó mal, pues consideraba que Iván estaba siendo muy necio ante un problema real y muy serio, pero quienes pagarían las consecuencias serían los ZD que iban llegando.

  • Iliar…
  • ¡A un lado, brari! – exclamó empujando a Istval y a Axier que eran los que estaban frente a él
  • ¡Wow! – dijo Silvano
  • Creo que alguien está en muchos problemas – agregó Slavik
  • Y ciertamente no me gustaría ser yo – murmuró Sharik
  • Creo que a nadie, porque sabemos lo peligroso que es el simpático Iliar si lo molestan – completó Niko

Istval, que lo conocía desde hacía mucho más tiempo que los ZD, pensó que en verdad el problema debía ser en extremo serio para que Iliar hubiese perdido su humor habitual, pero tendría que esperar para enterarse, pues él se había marchado.

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Iván vio la hora y decidió ir a hacerle una rápida visita a Juliet, pues llevaba varios días sin ir y sabía que la muchachita estaba de un humor maligno, pero al llegar, Egil, el sirviente personal de Alexander que también se desempeñaba como mayordomo del Dvorets, y de quien Iván nunca recordaba el nombre, le informó que Juliet y su madre no estaban allí.

  • ¿Cómo que no están? – preguntó deteniéndose ya que no lo había hecho
  • La señora y la señorita salieron con nym sarì

Como ya se ha dicho, Iván rara vez preguntaba nada, y aunque en aquella ocasión lo hubiese hecho, Egil no habría podido responder, pero se daba el caso de que Castimer pasaba por allí de camino a la biblioteca e Iván captó el pensamiento, pues él sí sabía que ellas habían ido con Alex a Svetl, de manera que sin agregar nada, dio media vuelta y se marchó. No obstante, y no queriendo inmiscuirse en una salida a la que no estaba invitado, y siendo que la misma incluía a Alexander, y éste era alguien a quien todo el mundo ponía mucho empeño en no incomodar ni de forma mínima, aunque no por las mismas razones que ponían el mismo empeño con Lucien, no se hizo visible, sino que se dedicó a seguirlos, pero el paseo no pudo haber resultado más catastrófico para él.

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Siendo que Dylan había estado muy ocupado en los días previos, asumiendo de nuevo sus responsabilidades, Alexander había dedicado algo más de tiempo del usual a sus parientes, y siendo así, no había podido evitar sufrir el mal humor de Juliet. Ya él había concluido que aquella chica compartía con su gemela la inquietud, pero, además, se daba el caso de que aquella energía le era muy familiar por otro motivo.

Cuando Alexander había ido a ver por primera vez a las Lisieux, y al ver a Juliet, se sintió enormemente emocionado, y aunque en principio no supo con exactitud por qué, él había sido dotado de un don que no poseía su hermana, que era el de identificar de forma casi inmediata y certera a cualquier energía que hubiese conocido, así que unos segundos después y en cuanto la emoción dejó de ocupar todos los espacios, llegó el reconocimiento.

Esa noche y cuando ya estaba en la cama, relajó su mente y se dedicó a dar un paseo por su existencia como Seren, aunque no de toda, sino de lo relativo a sus hijos.

Cuando Seren se había descubierto embarazada, y aunque en principio no sabía muy bien qué hacer, cuando notó que ya no podía ocultarlo más, había abandonado la comunidad devrig, yendo a refugiarse en el amparo rocoso que con posterioridad recibiría el nombre de La Madeleine. Hizo todo cuanto estuvo a su alcance por cubrir su rastro, ya que sabía de la habilidad de los devrigs para seguir uno, de modo que recurrió a sus propias habilidades para lograrlo, y lo había conseguido con bastante éxito. Sin embargo, cuando nació Aled, se descuidó e Iziaslav no demoró mucho en encontrarlos. Todavía le tomó algún tiempo rendirse al hecho de que él estaba en su destino como ella en el de él, y finalmente aceptaría irse con él y luego contraer matrimonio, pero le había costado mucho más aceptar que no era responsable por lo sucedido con Gianna y con Lucien, y Alexander, desde su perspectiva y conocimientos actuales, entendió que había abandonado aquella existencia sin aceptarlo del todo, pero se centró de nuevo en el recorrido por las vidas de sus hijos.




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