La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 63 Extraña revelación

 

Apenas iban en camino hacia el Haigala, Itlar envió un urgente mensaje a Aleksèi, mismo que sería acatado con la inmediatez del caso. Mientras que Darko le había dado la innecesaria orden a Kayko de asegurarse que todos los veldekys fuesen llevados al Haigala estuviesen donde estuviesen. De manera que, cuando comenzaron a llegar los heridos, ya el hospital se encontraba en estado de alerta y preparados para recibirlos.

Como la mayoría de los miembros del Arkel tenían heridas de leves a moderadas, pues entre devrigs rara vez se daban enfrentamientos que involucrasen armas de fuego, porque la mayoría y sabiendo lo dañinos que eran los proyectiles y más si eran fabricados con daearprin, como lo habían estado haciendo los nelegas, encontraban la utilización de éstas un crimen en sí mismo independientemente de cuál fuese el crimen original, de modo que, sus escaramuzas se efectuaban con dykaris y sabemos que, en ese caso, el resultado siempre dependería de la habilidad, la fuerza y posiblemente la edad de los contrincantes, así que las heridas en general eran poco problemáticas.

Por Aviram era poco lo que podían hacer más allá de darle algunos medicamentos para el dolor y esperar a que el proceso de regeneración siguiese su curso normal. Gianfranco estaba un poco más delicado, pero no grave, pues con la paliza que le había propinado su padre, le había ocasionado una seria lesión en el ojo derecho, y varias costillas habían lesionado algunos órganos internos al romperse, pero todo era de fácil atención y no revestía mayor gravedad.

Los casos más graves eran los de Lucien y Avitzedek. El segundo, porque Lucía en verdad había querido matarlo, así que, aparte de la inmisericorde paliza, pues podía no tener la fuerza de un hombre, pero conservaba la vieja y salvaje técnica devliana, sumada a la horrorosa y profunda herida que le hizo en el cuello y con la que casi acierta, era la razón para que la situación de Avitzedek se presentase tan crítica.

Y el caso de Lucien lo era, porque Avitzedek le había clavado su dykari en el corazón, y siendo un dykari original, la intoxicación por daearprin era alta. El problema con Lucien era uno que ni siquiera Haliq había podido determinar a qué obedecía, hasta muchísimos años después de la maldición. Era extraño que Lucien recibiese muchas heridas en combate y menos de naturaleza grave, pues era demasiado veloz, pero en las ocasiones en las que había sucedido, a él siempre le iba peor que a los demás. Mucho más adelante, cuando los nelegas hicieron su aparición y habían introducido los ataques con armas de fuego, fue que Haliq logró hacer la conexión, misma que se dio al notar que quienes eran heridos con balas, tenían una reacción similar a la que sufría Lucien, así que concluyó que el problema radicaba, en el caso de los demás, en una sensibilidad al material de las balas, parecida a la que se daba por anafilaxis, es decir, y así fue como llegó a la conclusión de que, para Lucien era tan nocivo el daearprin como lo eran las mordidas de serpiente y su organismo reaccionaba casi del mismo modo. La comprobación de esta teoría no la pudo hacer hasta algo después y cuando pudo dedicarse a aislar y a estudiar todas las hormonas y sustancias que componen la sangre, y partiendo de allí, fue que comenzó a fabricar antídotos efectivos que le resultaron muy útiles a los devrigs en general, pero con Lucien siempre era más complicado dada su condición genética, algo que habían podido comprobar sucedía también con los venenos, la única vez que fue atacado de aquella manera. Por todo lo anterior, era que la situación actual era mucho más grave en él que en cualquier otro.

Como Dylan había olvidado aquellos detalles, se sintió terriblemente mal al ver a Iziaslav sentado en el piso y con la cabeza entre las manos, así que se acercó a él.

  • Haryk, sé que es terrible, pero Luciano es un devrig y…
  • Lo es, pero no es cualquier devrig – dijo él, y de allí pasó a recordarle el asunto en cuestión – Así que sé que va a recuperarse, pero siempre me preguntaré por qué Maikata Priroda se ha ensañado con mi hijo de esta manera
  • Haryk, tampoco me gusta a mí y me duele, pero…
  • ¡No me digas que no tengo razón! – dijo casi con violencia y levantando su enrojecida mirada hacia Iyul – ¿Quién es el que tiene una terrible reacción a las mordeduras de serpiente? ¿Quién es el que tiene un problema mental por el que nadie puede hacer una maldita cosa? ¿Quién es el que tiene más problemas que nadie para superar las intoxicaciones? ¡Dime! ¿Soy yo? ¿Eres tú? ¡No! ¡Es él!

Dylan se sintió muy consternado y para variar, culpable, pues si hubiese recordado el asunto, no habría hecho aquel estúpido comentario. Alexander vio la situación y decidió tranquilizar a su abuelo antes de que la emprendiese en contra de quienes ciertamente no eran responsables por los males de Lucien.

Otra con la que habían estado teniendo serios problemas era con Lucía, porque había recuperado el conocimiento y estaba vociferando cualquier cantidad de disparates, en opinión de Yves.

  • ¿No sería bueno que hiciésemos algo? – le preguntó a Iván
  • Radek se hará cargo – contestó él
  • Recuerda quién es en este momento suponiendo que quieras conservar la cabeza – agregó Iliar

Si bien Yves escuchó a Iliar y sabía que podía tener razón, porque Mikha siempre había reaccionado muy mal cuando le sucedía algo a Lucien, a quien miraba era a Iván, pues éste tenía una arruga en la frente, algo poco común en él. Sin embargo, tratar de averiguar algo sin su concurso, y aunque compartían la habilidad, estaba fuera del alcance de casi cualquiera.




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