La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 70 Viorica

 

Aunque el grupo de amigos y Alexander, habían escuchado lo mismo, el instante de dolorosa distracción fue muy fugaz, porque en aquel momento Iván, que sin dejar de prestar atención a lo que decía Lucía, también se la prestaba a Viorica, la vio extraer lo que le pareció un medallón. Lucía quizá no había visto eso, pero si registró el movimiento y elevó las manos. Varias cosas sucedieron al mismo tiempo, porque, por una parte, percibieron más que vieron, como una corriente volaba hacia Viorica; por otra, vieron que todos aquellos que llevaban sangre Saint-Claire, se elevaban a varios metros por encima de todos. Aunque lo anterior podía ser sorprendente, no aterrador, pero lo que sucedió a continuación sí, porque vieron que varios Gorkier habían salido no sabían de dónde y se dirigían hacia Lucía.

A pesar de que Iván estaba bastante seguro que no era con la intención de matarla, porque según había entendido, eso tenía que hacerlo la misma Viorica, igual podían causarle mucho daño, porque ella no se iba a dejar atrapar así nada más y daría la pelea. De manera que concentró toda su fuerza en atacar la mente de Viorica, y registró con precisión que entre el ataque que le había lanzado Lucía y el propio, había logrado la desestabilización que necesitaban y dio la orden.

  • ¡Ahora!

El plan original había sido que aquellos con una habilidad fuera superior o moderada, otorgada por el elemento primigenio, la empleasen para romper la barrera, sin embargo, independientemente del poder que tuviese cada uno de los presentes, los emplearon todos, y especialmente aquellos levjaners que como Itlar y Edin, por ejemplo, se atraían la electricidad atmosférica, desataron toda la furia de la misma sobre el campo de energía, con la resultante de que aquello parecía un festival de luces, porque si bien los primeros rayos dieron sobre la barrera, en cuanto la misma fue rota por quienes se empeñaban en ello, cuando los rayos comenzaron a caer sin aparente control, dio la impresión de que una mega explosión acababa de tener lugar.

No obstante, las cosas igual no iban a resultar sencillas, porque, aunque no en la misma cantidad, habían vuelto a aparecer muchos Gorkier, Yves que había visto lo mismo que Iván, se dirigió en primer término a Alexander que era al que tenían más cerca.

  • Hay que quitarle el medallón a Viorica

Aunque Alexander no lo había visto, pues él había estado mirando a su hermana todo el tiempo, asumió que debía existir si Yves se lo decía, el asunto era alcanzar a aquella mujer.

Lucien, a pesar de que no había esperado a que las svetsniks terminasen de sanar su herida, y ni siquiera sabía que lo estaban haciendo, y, además, con mucho esfuerzo no había intervenido obstaculizando de ninguna manera a Iván, una vez rota la barrera, corrió hacia donde estaba Lucía.

Dylan que, por saber, no sabía nada de nada, y lo único que le interesaba era proteger a su hija, había corrido a la misma velocidad que Lucien. Y lógicamente, Louis había hecho lo mismo y mucho más rápido que ellos, pero, aun así, ninguno pudo evitar que resultase herida como había temido Iván, y para complicar más las cosas, mientras corrían, Louis cayó obstaculizando el paso de Lucien y Dylan, pero serían Istval e Irakli, quienes entenderían la razón para aquella repentina y si se quiere, absurda caída de Louis que en apariencia, arrastraría también a Lucien, algo más improbable todavía, pues un devrig no se tropezaba por mucha que fuera su prisa o los obstáculos en su camino, así que la razón solo podía ser una, Lucía había caído también. De modo que se olvidaron de los caídos y continuaron su carrera, pero vieron que los Gorkier se arremolinaban alrededor de donde hasta hacía un momento estaban viendo a Lucía, y lo que los desesperó, fue que habían dejado de verla.

De más está decir que la ira de aquellos sujetos no era como para menospreciarla y los bichos pagaron el precio, porque les destrozaron el cerebro e Yvaylo que les había dado alcance, se había hecho cargo de hacerlos polvo.

Aunque todos iban hacia el mismo lugar, pues todos tenían urgencia por proteger a Lucía, primero tenían que deshacerse de los condenados bichos que se los impedían. Derek, Henri y Michel, eran una fuerza decididamente arrolladora, y en su caso quien iba con ellos era Darko y se encargaba de quemar a los que despedazaban, tanto ellos tres como Iziaslav, Milorad y en menor medida Janos que se había negado a marcharse a pesar de la horrorosa herida que tenía.

Los pacíficos Aureliè y Armand, asistidos por Czeslaw que no era tan poderoso como ellos en aquel ámbito, también estaban causando estragos, y quien quemaba a los Gorkier era Axier.

Iván, Yves y Radek, eran incluso menos delicados, porque no se contentaban con destrozar cerebros, sino que los hacían literalmente pedazos como lo estaba haciendo Iliar y a una velocidad impresionante sin preocuparse de que alguien los quemase, y en este caso quien se ocupaba era Alexander.

Con semejante fuerza de ataque, acabarían con relativa rapidez con todas las criaturas, porque aparte de lo anterior, y como se dijo, en esta ocasión eran muchos menos.

Como Lucien y Louis que habrían sido los primeros en llegar a Lucía, habían caído, quienes lo hicieron fueron Istval, Irakli, Iván, Radek y Dylan.

  • ¡Lucía! – exclamó el último
  • Déjame ver, Rybik – pidió Radek, así que Istval se ocupó de apartar al angustiado Dylan – A un lado, niño – ordenó Radek en diferente tono y apartando a Irakli




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