La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 24 Los problemas de Yves

 

Cuando Yves había dicho que las noticias que él tenía que dar eran problemáticas, tenía razón desde luego, porque, a pesar de que ya habían recabado mucha información, eso no les había servido de gran cosa, ya que todavía no habían logrado enlazarla con las transformaciones ni con los hechos recientes. De manera que Yves se hallaba en estado de furiosa frustración.

Yves se había formado para lo que hacía. Cuando Iván había descubierto su habilidad, y aunque la misma era en extremo valiosa, era lo que menos interesaba a Yves, pues su manía, aun antes de la transformación, había sido la curiosidad, y aunque su vida hasta el momento en el que murió, no era especialmente interesante, pues procedía como sabemos, de una familia humilde sin casi recursos, y los mismos procedían de una tierra que casi siempre estaba siendo devastada por los pleitos grandes o pequeños entre los que más tenían, él empleaba su tiempo en resolver pequeños acertijos locales, bien fuesen familiares o del todo ajenos a él.

Su padre lo había apaleado en más de una ocasión, porque en lugar de estar haciendo lo que debía, el niño estaba metiéndose donde no, pero ni todas las palizas lo disuadieron de aquello. Para él, cualquier problema era como un rompecabezas y no había nada que le gustase más que resolverlo, aunque eso no le reportase ningún beneficio a nivel personal, pues la satisfacción estaba en la consecución de la respuesta fuese su problema o no, y nunca lo era, cabe destacar.

Cuando ingresó al que se convertiría en su nuevo mundo, recibió el entrenamiento para convertirse en el guerrero de alto rendimiento que era, pero él siguió coleccionando información, así que sus compañeros se indignaban mucho al notar que siempre estaba en posesión de ingentes cantidades de la misma, y aunque en principio creyeron que se debía a su habilidad, no era así, sino que era producto de la atenta observación y la unión de las piezas hasta tener el cuadro completo, algo que, como se dijo, le causaba el mayor placer de su vida.

El tiempo pasó, el mundo cambió, y fue cuando Yves pudo desarrollar a niveles estratosféricos sus técnicas de investigación. Cuando Dylan le planteó su preocupación a Iziaslav por la influencia que podían ejercer los devrigs en las decisiones de los monarcas, y éste le dijo que no debía preocuparse, pues tenían agentes encargados de evitarlo, uno de esos, y quizá el más importante, era Yves. Aunque para ese entonces, Iziaslav llevaba años sin verlo siquiera, estaba perfectamente al tanto de que el muchachito aquel era el responsable por la rápida y oportuna información que recibían, y si bien no podrían evitar todos los desastres y conflictos bélicos, no se querían ni imaginar las proporciones de los mismos, de no haber existido un Yves y todo el cuerpo del Arkel.

Por todo lo anterior, en las presentes circunstancias, Yves estaba de un humor asesino y nadie quería ni hablarle, con excepción de Haidar a quien normalmente le importaba poco o nada el cómo estuviesen los demás.

Después que Yves había rendido su informe, se había ido derecho a Levzheir, así que cuando Darko lo vio, lo detuvo.

  • ¿Qué? – preguntó de malas
  • Ya leí la información que han recabado hasta ahora, pero también tu interesante itinerario
  • Aja
  • Ve a descansar, Yves, tienes más de cuarenta y ocho horas corriendo de un lado a otro y…
  • ¿No tienes algo mejor qué hacer que exhibir tu estúpido humor?
  • No estoy bromeando, Yves. Casi acabas de salir del Haigala
  • Escucha, Sesviatsky – dijo en tono peligroso

Los levramzyks que pasaban o que simplemente estaban en al patio central, contuvieron las respiraciones, porque nadie le hablaba en aquel tono a un LL, pero como también sabían que Yves era Yves y no se medía ni ante Iziaslav, se prepararon para la inminente catástrofe. Unos pocos, los más nuevos, pensaron que el tal Saint-Remy podía ser todo lo bueno que quisieran decir, pero que sin duda también estaba falto de juicio, pues Darko aparte de un superior, era un primigenio que le sacaba casi una cabeza al inconsciente aquel. Sin embargo, Yves ni estaba falto de juicio, o al menos no tanto como otros, ni era ciego, así que no solo notó la ira de Darko, evidente no solo por su expresión, sino que había hecho aparición las más obvia de las características de un devrig cuando estaba furioso, es decir, el color carmesí de sus ojos, así que posiblemente, eso haría que modificara un tanto el tono y el discurso.

  • Tenemos un serio problema, y no es descansando como voy a resolverlo

Habitualmente Darko no era desagradable, o al menos no lo era si no le daban motivos, pero estando las cosas como estaban a nivel general, y siendo que en el aspecto personal no estaban mucho mejor para él con Iván todavía sin reaccionar, su energía estaba algo inestable, de modo que Yves sufriría las consecuencias, porque Darko no dijo nada, sino que lo sujetó por ambos brazos con tanta fuerza, que parecía que quisiese partírselos, arrastrándolo a continuación hacia la habitación del chico en Levzheir, y lanzándolo con escasa delicadeza dentro.

  • Si te veo fuera de aquí en las próximas diez horas, en verdad vas a lamentarlo, brari – le dijo sin siquiera voltear a mirarlo y se marchó




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