Después de la sorprende y feliz noticia del embarazo de Ilian, Aleksèi decidió no despertarla, sino aprovechar de llevársela a casa, pues a su juicio, ella ahora no iba a negarse a trasladarse a la misma. Liam vio algunos fallos en aquel razonamiento y por dos motivos diferentes: el primero, porque un embarazo no era sinónimo de matrimonio desde hacía mucho tiempo, y el segundo, que si bien en un inicio él no había sabido el motivo por el que Ilian se negaba de forma tan recalcitrante a relacionarse con ningún hombre, viendo cómo estaban las cosas entre la pareja, y que la actitud de Ilian podía fastidiarlo todo, había vencido su reticencia y había intentado averiguar a qué obedecía aquello. A pesar de que él aun no manejaba bien las habilidades que le confería su condición de devrig, Ilian era una ikedev, así que no le resultó especialmente difícil inducirla a hablarle de su vida, enterándose así, no solo de lo triste y difícil que había sido su infancia, sino el abandono emocional al que se había visto lanzada por la forma de ser de su progenitor, quien podía haberla querido, pero lo que no supo fue demostrar ese amor, y, adicional a lo anterior, la había alejado de su madre.
Todo lo anterior lo llevó a entender el posible trauma que tenía Ilian más que con las relaciones en sí, con el matrimonio, y de ahí que se hubiese estado negando tanto a éste, así como a compartir el mismo techo con el individuo por el que a todas luces, había perdido su científica cabeza. No obstante, estaba tan cerca de evitar que Aleksèi se la llevase, como de volver a nacer, pero decidió que tal vez no en ese mismo momento, pero sí lo antes posible, debía hablar con el veldeky y decirle lo que sabía antes de que Ilian se colocase en una posición en la que no solo iba a hacerse daño ella misma, sino a Aleksèi.
Anatoly que no estaba al tanto de los problemas que había estado teniendo su hijo con la chica, y asumía que todo iba bien, ya que, ni siquiera Aleksèi había vuelto a mencionar su temor a perderla demasiado pronto, se apresuró a acompañarlo y no porque pensase que sucedía algo, sino para asegurarse de que en la casa de su hijo contasen con todo lo necesario para la comodidad de la chica. Si Anatoly había pensado en aquello, era porque, de lo que sí estaba al tanto, era de que ella era muy parecida a su hijo, así que parecía vivir metida en el Haigala y dudaba mucho que ninguno de los dos se hubiese procurado las comodidades mínimas en su vivienda. Fue por esta preocupación, que se enteró que la parejita no compartía la misma casa, y escucharía con asombro todo aquello de lo que se había perdido.
Anatoly que era muy reflexivo y de pensamiento rápido, y aunque por saber, no sabía casi nada de Ilian, pensó en función a la información general acerca de las modernas costumbres sociales.
La discusión fue larga y estéril, porque si bien Aleksèi en general, no se caracterizaba por exhibir la terquedad de otros sujetos ante los demás, no sucedía lo mismo ante su padre, con quien él se comportaba como el hijo único que había sido, algo de lo que Anatoly estaba perfectamente consciente de ser responsable, porque sabiendo que Aleksèi era un mydevrig, durante sus primeros años de vida y ante el temor de perderlo, lo había sobreprotegido para maligna burla de sus amigos, y lo había consentido en exceso. Y aunque se reitera que no era lo habitual, eventualmente Aleksèi se comportaba de aquella manera.
Aleksèi entendió el punto, pero de lo que estaba seguro, era de que Ilian no iba a entenderlo, porque si ya le parecía mal que Jakub fuese un sirviente en las condiciones en las que lo era, conversación muy desagradable que habían sostenido en una oportunidad, él sabía que se negaría en redondo a tener a nadie a su servicio. Aleksèi había intentado explicarle que no se trataba de que él viese a Jakub como un esclavo, pero que si a esas alturas de su vida, intentaba liberarlo, él lo vería como un acto de maldad y pensaría que había hecho algo para enfurecer a su amo.
Aquella era una condición que no había variado ni para los sirvientes de la familia real, ni para las bizlykis que llevaban mucho tiempo siéndolo, pues como se explicó en una ocasión, los unos y las otras habían sido programados para ser lo que eran, y el único que se había salvado de eso, había sido Castimer, el sirviente de Dylan y por lo que ya sabemos. Así que, si bien recibían un buen trato, nada les faltaba y ellos estaban perfectamente satisfechos con sus vidas, nadie de este siglo iba a entender aquello. De modo que, esforzándose mucho, tal vez Aleksèi consiguiese hacerla entender que iba a llegar un momento en el que ni podría seguir trabajando, ni ocuparse de muchas otras cosas relativas a su casa, la hipotética bizlyki no podría serlo de ninguna manera o Ilian intentaría quitarle la cabeza a él.