Como ya se dijo, la mente es la cuna del pensamiento, de los recuerdos, las imágenes o el conocimiento, y la de Henri se hallaba en un estado muy alterado, porque si bien, y entre otras cosas, valoramos mucho el conocimiento, éste puede resultar, en ocasiones, pernicioso como lo estaba siendo en el de Henri, ya que el conocimiento de la situación y la convicción a la que lo había llevado el mismo, de haber cometido un acto de traición al poner sus ojos en Sofía, era lo que lo había conducido a aquel estado de desinterés en luchar por una vida de la que había perdido el derecho y que, en cualquier caso, no merecería ser vivida sin Sofía.
Los veldekys habían prestado escasa atención a al estado visible de Henri, concentrándose en la sintomatología interna, pero si bien Haliq ya sabía más o menos cómo estaba, Aleksèi y Haris se alarmaron mucho al notar lo ralentizados que estaban tanto el ritmo cardíaco como el respiratorio, pero notarían con rapidez, y después de intentar estabilizarlo, que no había un motivo para que estuviese en aquellas condiciones, pero como no podían ponerse a discutirlo, ni levantarse para intentar efectuar otras comprobaciones, se quedaron únicamente con la angustia.
Derek había ordenado que le consiguiesen otra camisa a Henri, pues si bien no era él, el individuo más formal, parecía no soportar ver a su amigo que sí lo era, con aquella prenda en tan mal estado, y aunque lo que le trajeron no era algo que Henri usaría de ninguna manera, ya que se trataba de una remera negra sin mangas, el mismo Henri y para evitar mayores contratiempos, detuvo a Derek que ya estaba a punto de comenzar a insultar al levramzyk.
Aquello pareció sentar aún peor a Derek, porque aquella actitud de abatida derrota, hizo crecer su ira en contra de todos los que estaban haciéndole aquello.
Cuando Mirsad había dado lectura al acta de apertura, había agregado y explicado la presencia de aquellos que no formaban parte del Adestrarshy como eran los casos de algunos de los levjaners a los que Dylan había convocado, así como la de Sergei y Henry. De modo que después de la dramática entrada de Henri, Iziaslav le hizo un gesto a Sergei quien se puso de pie para exponer el orden del día.
Como ya todos sabían que aquel era el motivo que, aunque no lo era, habían decidido sería el que figuraría en actas, si bien Sofía y Lucía tenían pésima expresión, la de Derek era de franca ira, pero, además, encontraba todo aquel circo de una estupidez descomunal y por primera vez en todos los años que llevaba conociendo a Lucien, en verdad quiso apretar su cuello. Afortunadamente para todos, Armand estaba haciendo su mejor esfuerzo, pero si bien lograría que la furia de Derek no se manifestase en forma física, lo que no pudo hacer fue que guardase silencio.
Los covetniks y como de costumbre, tuvieron serias dificultades para sujetar sus pensamientos, porque si bien siempre habían encontrado mal la irreverencia de aquel individuo, si ya era malo pensar en presencia de Iyul como ya había quedado demostrado en el pasado, hacerlo en un salón donde más de la mitad de los miembros de la familia eran Saint-Claire, era simplemente suicida. Mientras que los demás se tensaron al escucharlo y clavaron sus ojos en el soberano. Sin embargo, aquel individuo en verdad, y dijera lo que dijera, había alcanzado un enorme control.
Dylan se puso de pie, pero si bien Iziaslav y como era lo normal, había sido informado de aquello, los demás no, y a quien peor le sentaría sería a Lucien quien tenía una expresión que estaba a mitad de camino entre la ira y la incredulidad.
Aunque aquellos que no pertenecían al Adestrarshy, estaban de pie a un lado y podían haber ido a llamar a Andro, aquella era una función de los covetniks, de manera que nadie, a excepción de Mirsad, se movió, y un momento después entraba el levjaner.