La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 33 Inexplicable

 

Andrei Yaroslávich y como ya ha quedado claro, nunca fue apto para la vida que le había tocado vivir, y el único motivo por el que había sobrevivido tanto tiempo, era por ser hijo de un Hlavary. A pesar de lo anterior, sería estúpido pensar que era un completo inepto, y a fuerzas había tenido que aprender muchas cosas o su propio hermano mayor, aun sin verdadera intención, habría terminado por matarlo, pero si bien había aprendido lo básico, eso no hacía que le gustase más, y la auténtica aversión a quitarles la vida a sus semejantes, siempre representaría un conflicto para él y lo que lo puso en serio peligro en más de una ocasión.

Sin embargo, siendo que había logrado sobrevivir a los años más difíciles, tendría ocasión de ver el mundo más allá de sus fronteras, conoció artistas, filósofos, políticos, y a otros personajes importantes de occidente, y como a diferencia de Lucien, él no tenía verdaderamente nada en contra de su raza, intentaría por todos los medios a su alcance, la occidentalización de su tribu.

Gracias a Andrei, el primer asentamiento formal de Yaroslavl’ comenzaría a adquirir las características, algo rudimentariamente, de las ciudades de occidente, pero con el tiempo, y aunque él no lo vería, se convertiría en una ciudad mucho más avanzada que las que él había conocido. Si bien nunca pudo hacerse escuchar por su padre, como poseía la terquedad de todo Yaroslávich, había actuado por su cuenta y hasta donde había podido, pero en el aspecto personal y habiendo adoptado los gustos y costumbres del mundo que había conocido, su Dvorets era una fusión entre la arquitectura de estilo bizantino y la occidental, y era, además, uno con todas las características de un palacio por la enormidad del mismo.

El mencionado Dvorets había permanecido abandonado después de la muerte de Andrei, pero cuando Sergei encontró el valor para hablar con Iziaslav, y éste entendió los planteamientos que le hizo, lo designó como el encargado de las relaciones interiores y exteriores de su naciente nación, pero, además, dio su autorización para que el Dvorets de Andrei fuese la sede del poder político de la misma.

Por lo anteriormente explicado, en el Pravitel no solo funcionaban los despachos de relaciones interiores y exteriores, que era el imperio de Sergei, como decían los detractores del gobierno, pues en su calidad de Pravli, título análogo al de canciller plenipotenciario, era el tercer hombre políticamente  más poderoso de su raza, pero también, aquella era la sede del despacho de justicia, que por el momento es el que interesa, porque a pesar de había otros muchos, era en este donde se estaban desarrollando los hechos de aquel día.

En un inicio, los tribunales se habían ubicado en el sótano, algo que nunca había gustado de manera especial a Dylan, pero como el antiguo Lymvordzar tenía a su cargo la tarea de juzgar cualquier delito, y los reos eran introducidos al Pravitel por un túnel para que no se cruzaran con nadie, era la razón para que estuviesen allí. Sin embargo, Dylan, y como habían comprobado, aunque ahora era otra persona, seguía siendo tan terco como Andrei, de manera que argumentó tanto, que había conseguido que se construyese una ampliación en la parte posterior del Pravitel a la que se accedía a través de un largo pasillo, y donde ahora funcionaba no solo todo el despacho de justicia, sino los tribunales en todas sus versiones.

Aquel día, y mientras se llevaba a cabo el Adestrarshy, el resto de las actividades del Pravitel se desarrollaban con la normalidad habitual. Sin embargo, en un momento determinado, todos los que estaban en el edificio, y sin importar en qué lugar del mismo estuviesen, experimentaron la misma sensación, es decir, como si repentinamente alguien estuviese apretando sus cuellos y a continuación un destello de luz cegador les nubló la visión, para luego caer sin sentido, aunque sería algo muy breve de lo que se recuperarían en estado de confusión y sin saber qué había sucedido.

En la sala en la que se llevaba a cabo el Adestrarshy, experimentaron exactamente lo mismo y casi no tuvieron tiempo de nada, salvo en los casos de Henri, Alexander y Lucien, quienes alcanzaron a sujetar a Sofía el primero, y a Kyv y a Aureliè respectivamente, los otros dos.

No obstante, como se dijo, aquello fue más un aturdimiento del que se recuperaron con inmediatez, y lo primero que vieron y escucharon, causó diversas reacciones.

  • ¡Iván!

El grito de Lucía había sido todo un coro de notas emocionadas y felices, emoción que obviamente estaba siendo compartida por todos, especialmente por el padre, por el hijo, y por el mejor amigo de Iván, pero a diferencia de Lucía a quien vieron pasar como una exhalación para abrazar al levjaner, ellos tres alcanzaron a percibir la enorme, concentrada y peligrosa energía negativa que brotaba de Lucien. A pesar de que ninguno de los tres habría podido hacer nada, Iliar igual intentaría mover a Iván de la posible trayectoria de lo que Lucien pudiese hacer, pero como las cosas nunca eran fáciles, si bien Iván, quien había apartado a Lucía con escasa delicadeza, perdió momentáneamente el equilibrio por efectos del empujón que le había dado Iliar, quien recibiría la descarga de Lucien sería Lucía. Afortunadamente, Alexander había percibido lo anterior con unos segundos de retraso, de modo que, si bien no pudo evitarlo, sí minimizarlo.

  • ¡Lucía! – habían exclamado Dylan, Derek y Armand
  • Estás muerto, Sesviatsky – dijo Lucien en forma venenosa




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