La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 43 Castigo

 

Iziaslav y como de costumbre, despertó muy temprano, pero esperó a que Mia lo hiciese antes de abandonar la cama. Aunque ya él había estado casado en dos oportunidades anteriores, las condiciones y las costumbres eran otras, de modo que, a diferencia de antes, que apenas despertaba abandonaba no solo la cama, sino el avari, ahora se quedaba mirando a Mia que a pesar de la velocidad que ahora tenía, todo lo hacía con la misma calma que siempre había poseído, y una vez que ella estaba lista para abandonar la habitación, era que él se levantaba y unos minutos después estaba igualmente listo.

  • Algún día vas a romperte algo con tanta carrera – transmitió Mia y él rio
  • Eso es muy poco probable, dhazshliv. Sabes que nuestros sentidos y reflejos son extraordinarios

Después de desayunar, Mia le preguntó si la acompañaría a su paseo matutino por el jardín, y aunque no había sido su intención, pues tenía algo qué hacer, decidió posponerlo un poco, así que cuando regresó, Milorad y Darko ya tenían rato esperándolo.

  • Sabes que es muy desconsiderado de tu parte…
  • ¡Darko! – lo silenció Milorad acompañando la exclamación con un golpe en aquella desquiciada cabeza

Iziaslav no dijo nada, sino que se puso en marcha, y aunque eso habría podido extrañarles, no fue así teniendo en cuenta a dónde se dirigían.

Como Iziaslav no estaba de ninguna manera obligado a informar cuándo o a dónde se dirigía, los levramzyks de guardia en Zatvor se sorprendieron al verlos llegar.

  • Dhakvrevit nym sozdatel’ – saludaron
  • Dejavrys

Los chicos dirigirían un rápido saludo a sus superiores, pues no se habían detenido.

  • ¿Dónde? – preguntó Iziaslav
  • En el primer nivel – contestó Milorad

Aunque no era Iziaslav precisamente quien iba a sentirse incómodo visitando aquellas cuevas, lo que sí se sintió fue sorprendido, pues en la actualidad y al menos lo que estaba viendo, y aunque seguían siendo una serie de galerías excavadas en la roca, no guardaban casi ningún parecido a lo que habían sido, así como la actividad no era una que en su opinión debiese haber.

  • ¿Qué demonios…?
  • No has prestado atención – intervino Darko al notar que no parecía que fuese a agregar nada más – ya te habíamos informado de los cambios que ha implementado el Rybik
  • Pero son presos
  • Seguro
  • ¿Ah sí? Porque parecen… de veraneo

Milorad se frotó la frente y pensó que había sido muy iluso pensar que Iziaslav había entendido y aceptado lo que le habían dicho con respecto a la situación que vivían ahora los detenidos, pero como ya habían llegado a donde iban, de momento no insistiría, pero con seguridad al salir de allí, tendrían que dar una cantidad de explicaciones que ya habían dado.

  • ¿Lo hago salir? – preguntó Milorad, pero como Iziaslav negó, se limitó a abrir la puerta y se hizo a un lado
  • ¿Qué crees? – preguntó Darko
  • No importa lo que yo o cualquiera crea, y solo podemos esperar lo mejor

Si bien Iziaslav había dicho que él se encargaría de Avitzedek, lo que no había dicho era cómo, de manera que era algo que a todos preocupaba, porque, aunque no estaban en la misma posición de Janos, es decir, la de no importarles qué sucediese con ningún Savaresce, a ellos les importaba por las consecuencias que podría acarrear la eventual muerte del jefe de aquel clan, pero como había dicho Milorad, solo podían esperar lo mejor.

  • Te habías tardado – escuchó Iziaslav – y aunque sé que te dará un gran placer, podrías haberme ahorrado la larga espera enviando a cualquier levjaner a hacer el trabajo
  • Eres muchas cosas, Avitzedek, pero estaba en la creencia de que estúpido no era un calificativo que te acomodase
  • Terminemos con esto
  • ¿Y cómo exactamente crees que terminará?
  • Tú y yo sabemos exactamente cómo. Siempre has querido arrancarme la cabeza, porque me culpas de lo que le sucedió a tu hermana
  • Quise y lo habría hecho el día que maté a tu padre y a tus hermanos, pero huiste y…
  • ¡No lo hice!
  • Bien, la cuestión es que conservaste la vida y lo has seguido haciendo, razón por la cual deberías haber entendido que dejé de querer matarte cuando entendí que eso no iba a devolverme a Anitchka
  • Estás mintiendo ¿Por qué, si no, enviaste al mal nacido de Dvòrak a perseguir a mi hija?
  • ¿En verdad eres tan estúpido como para no darte cuenta de lo que está sucediendo? Y tienes que serlo y mucho, porque tu propia hija te lo gritó a la cara
  • La pobre desdichada no sabe…
  • La pobre desdichada, como la llamas, contraerá matrimonio en una semana y…
  • ¡Sobre mi cadáver!
  • Ah sí, sin duda Janos no tendrá problemas con eso




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