La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 54 La noche más larga del año II

 

Cuando Alexander había sacado a Istziar de palacio, primero pensó en llevarla a casa, pero decidió que estaría mejor en el Haigala. Aunque Armand había ido tras él, una vez allí, Alex le pidió dejarlos solos.

  • ¿Qué? – preguntó el chico en tono alarmado – Es mi madre y…
  • Y está bien, Armand
  • ¿Bien? Está sin conocimiento
  • Lo está, pero porque yo la hice perderlo. Ahora, por favor – insistió señalando la puerta

A pesar de que Armand no era Michel, seguían siendo gemelos y compartían muchas cosas como la terquedad, solo que, a diferencia de su hermano, Armand jamás habría desobedecido a Alexander, pero no por eso estaba más contento, algo que Alex notó.

  • Armand, en verdad ella está bien y solo quiero hablar con ella

El chico no discutió más y abandonó la habitación. Boris que había escuchado, pensó que, si Alex necesitaba privacidad, debió enviar a Armand a otro lugar y no pedirle que simplemente abandonase la habitación, porque aun cuando él crease el más potente aislamiento, eso no serviría de nada. Sin embargo, en verdad Armand difería mucho de su hermano en aquel aspecto, así que no solo abandonó la habitación, sino que se perdió por un pasillo.

Después de asegurarse de haber estabilizado los centros nerviosos de Istziar, Alexander lo pensó un momento y llegó a la conclusión de que la única manera de que aquel incidente no terminase en desastre, era informando a Istziar de lo importante. El conflicto que se le planteaba era que no se suponía que fuese por allí revelando a nadie lo que sabía, pues una cosa era que las personas reconociesen en otros, energías con las que tenían fuertes lazos, y otra muy distinta decirlo, pero era eso, o Istziar se pondría en el camino más directo para perder la cabeza. Evidentemente no andaba desencaminado, porque apenas la chica abrió los ojos, los mismos enrojecieron, pues le tomó solo unos pocos segundos recordar.

  • Istziar escúchame
  • Aunque he conocido a Phillipe casi desde que era un niño, y sé cómo se comportaba cuando lo era, nunca pensé que me haría algo así

A Alex le dolió el corazón, porque si bien había equilibrado las emociones de Istziar, la ira había regresado junto con la consciencia, pero, además, percibió con claridad el enorme dolor que estaba sintiendo, así que sujetó sus manos antes de hablarle.

  • Istziar, sé que se vio mal…
  • ¿Mal? – lo interrumpió en tono de incredulidad, aunque él no se detuvo por eso
  • …pero no es lo que te estás imaginando. Sin embargo, lo que voy a decirte no puedes repetirlo ¿está bien?
  • Entiendo que quieras protegerlo, pero…
  • No se trata de eso – en este punto, respiró profundo y se lanzó a un relato que no había tenido intención de hacer

Aunque sin duda la intención de Alexander era la mejor y lo más conveniente desde su perspectiva, tal vez lo sería para que Istziar entendiese lo que había sucedido y por qué, pero una vez que lo hizo, primero, comenzó a hacerle las lógicas preguntas, o al menos lo eran para ella.

  • ¿Y por qué no se lo has dicho al Rybik?
  • No se puede – contestó con paciencia
  • ¡Alex! – exclamó – Ese hombre lleva años sufriendo – puntualizó
  • ¿Crees en verdad que justo a mí tienes que recordarle algo así?
  • Lo siento, kicyk, pero es que no comprendo…
  • Istziar, podría entender esto de papá y hasta de Derek, pero no de ti
  • ¿Qué? – preguntó ella con evidente confusión
  • No solo eres hija y hermana de levjaners, sino que eres una primigenia con el suficiente conocimiento de lo que ahora llaman antigua religión¸ de modo que sabes cuáles son las reglas de este juego
  • ¡Al demonio con eso!

Si no hubiesen estado en aquella situación, Alex casi habría podido reír al escucharla, pues o bien la cuestión de la genética era en verdad muy interesante, como decía Dennis, y acababa de quedar demostrada la filiación de aquella chica con su hermano Istval, o la convivencia con el suyo le había contagiado las finas maneras. No obstante, por fortuna Alex tenía una muy sólida paciencia y echó mano de la misma para explicarle a Istziar algo que en principio, y como le había dicho en un inicio, ella tendría que saber casi mejor que él.

  • Istziar, sabes que la razón por la que Maikata Priroda ha decidido que pasemos por esta dimensión en más de una ocasión, es para brindarnos la oportunidad de aprender y evolucionar hacia lo que deberíamos ser
  • Alexander – comenzó mirándolo con fastidio – me he pasado toda la vida escuchándole el mismo discurso a Istvan y en ocasiones a haryk, pero eso no explica de ninguna manera que no podamos hacerle las cosas, si no fáciles, al menos un poco menos difíciles al Rybik
  • ¿Crees que si fuese así de sencillo, yo no sería el primero en hacerlo? Pero no es así, Istziar




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