La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 61 Desastre anunciado

 

En cuanto Yves había registrado la alteración de Pierre, no había perdido el tiempo, porque a pesar de que el individuo parecía estarse controlando bastante bien, tanto él como Radek pensaron que no iba a lograrlo, de modo que lo sujetó y lo sacó del salón.

Como Pierre estaba en condiciones lamentables, tuvo la pésima idea de intentar atacar a Yves, con la lógica resultante de encontrarse con que después del puñetazo que lo hizo colisionar con una pared, tenía una filosa hoja en el cuello y miraba un par de frías gemas azules.

  • Estoy seguro que no te libraste de la condición que afecta a todos los miembros de tu familia – dijo con la malignidad propia de todos ellos – pero también creí que no eras tan estúpido como para pretender atacar a un levjaner, y de lo que estoy seguro es de que sabes que soy uno

En otras circunstancias, efectivamente Pierre nunca lo habría intentado, porque se pasó sus primeros años de vida pública después de su transformación, peleándose con muchos miembros del Arkel, así que había aprendido, pero en las presentes, lo único que registró y con dificultad, fue que alguien lo estaba arrastrando y reaccionó en consecuencia.

Como Yves notó que, habiendo sido alejado de la fuente del problema, Pierre estaba si no bien, al menos no tan alterado, lo soltó.

  • ¿Qué sucede contigo? – preguntó Pierre clavando sus enrojecidos ojos en Yves
  • Conmigo nada, afortunadamente. La pena es que no podamos decir lo mismo de ti
  • Pero…
  • Ahorremos tiempo – lo interrumpió Yves – Tú y yo sabemos exactamente qué te sucede, pero asumiendo que hayas olvidado tu historia familiar, o que no la hayas conocido nunca y sabemos que no es así, me permito en primer lugar, recordarte que el padre de nuestra sizviteliani es el individuo al que has odiado toda la vida porque le quitó la suya al tuyo, y lo hizo porque tu necio progenitor primero secuestro a la madre de Lucía, y luego intentó matar a Kendall Arlington – dijo con su delicada y, en este caso, cruel manera – Pero supongamos que lo anterior te trae sin cuidado debido a tu conocida locura, entonces voy a lo segundo, y es que si solo respiras cerca de nuestra sizviteliani, habrá una larga fila de individuos esperando para quitarte la cabeza, suponiendo que no lo haga ella primero, pero, además hay dos en particular, que no se contentarán con eso, sino que van a hacerte pedazos
  • ¿Crees que estoy loco? – preguntó Pierre con ira, y aunque no esperaba una respuesta, Yves no podía quedarse callado nunca
  • Ah sí, seguro, y no tengo que creerlo para que sea un hecho
  • Lo que siento por todos los miembros de esa familia es…
  • ¿Sí? – preguntó y se le había dibujado una sonrisa sardónica en los labios mientras que Pierre parecía a punto de atragantarse
  • ¡Va en enfer![1]

Después de escupirle aquello, Pierre comenzó a alejarse, y aunque Yves no lo detuvo, le ordenó a Czeslaw no perderlo de vista mientras que él se iba a verificar cómo estaban las cosas con Hamilton, pues había escuchado a Axier.

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Una vez que la situación con los que estaban despotricando de Henri o de Iziaslav por haber admitido al primero en su familia, Radek había ido por Nivi y estaba bailando con ella, pero se mantenía atento, porque todos aquellos que podían molestarse más si algún imbécil decía algo de Henri, no se iban a limitar a sacudir al infeliz, sino que lo iban a hacer polvo. Sin embargo, eso iba a servir más bien de poco como no fuera para que fuese él quien primero notase la violenta corriente de energía, solo que en principio se sintió confundido, pues la percibía de direcciones diferentes.

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Iliar y Lucía solo habían bailado una pieza e incompleta, pues ellos solo habían querido huir de Iván, y habían estado riendo durante todo el rato, pero una vez que abandonaron la pista, Iliar había ido a incordiar a alguien más, mientras que Lucía había empleado su tiempo en hacerle la advertencia a Lucien. Cuando se giró, a quien se encontró fue a Vardjan.

  • Ilè holls dumi Jhains – dijo el diseñador – Eres, y si me permites decirlo, una visión de ensueño
  • Eso lo dices, solo porque es un diseño tuyo, sarì Vardjan
  • Por supuesto que no – contestó con afectación, pero luego bajó la voz a un tono confidencial – ¿Te resultó cómodo el calzado? – y Lucía rio de nuevo
  • Seguro – y se levantó un poco el bajo del vestido mostrándoselos
  • Las gracias sean dadas a Isbarì, porque conservaré mi cabeza

Después de eso Lucía se disculpó, y luego de decirle a él y a la chica con la que estaba, que esperaba que se divirtieran, se alejó.

Apenas Lucía había dado unos pasos cuando vio a Hamilton, reconociéndolo como el sujeto que había estado con su padre el día que ella había ido a buscarlo, de modo que, recordando que había interrumpido quizá inconvenientemente aquella reunión, decidió portarse amable y caminó hacia él haciendo que Axier maldijese en todos los tonos al igual que Louis. Si bien Louis no estaba visible, lo que sí estaba, y como de costumbre, era pegado a Lucía, y ella percibió lo anterior ralentizando el paso.

  • ¿Qué sucede contigo, Ghislaine? Ya sé que no eres especialmente educado, pero me fastidia mucho que decidas ponerte a vociferar insensateces cuando sabes que voy a enterarme, aunque no quiera
  • Es mala idea que te acerques a ese hombre, altesse
  • No seas majadero, hombre




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