La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 62 Pánico

 

Irushka Mirkovic era una devrig con muchos años ya, y más de la mitad de los mismos los había pasado peleando con Istval, porque a pesar de que el loco aquel era su izbretel, cuando había notado que la chica a la que había transformado era hermosa, había comenzado a perseguirla, aunque los ZD opinaban que lo habría hecho, aunque no lo hubiese sido, pues Istval las perseguía a todas.

Milorad había reñido a su angelito muchísimas veces por aquello, pues en su opinión, una actitud como esa estaba muy fuera de lugar, ya que sabía, como lo sabía todo el mundo, que aquella transformación no había sido por amor, o al menos no por la clase de amor que argumentaban muchos cuando hacían una. De modo que, en más de una ocasión, casi apalea a Istval por perseguir de aquella salvaje manera a quien se suponía tendría que haber sido su responsabilidad.

Todos sabían igualmente, que él no iba a forzarla, primero, porque suponiendo que no hubiese tenido claro lo que sus congéneres habían aprendido con el tiempo, con relación al respeto y a que las féminas no podían ser tratadas como objetos de su propiedad, no solo Milorad, sino el Arkel al completo lo habría masacrado, y segundo, porque en los pocos casos en los que no había conseguido que una chica le prestase atención, fuera cual fuere el motivo, se olvidaba de ella y se iba tras otra. Sin embargo, nunca dejaría de molestar a Irushka, ni ella de intentar apalearlo cada vez que lo veía.

No obstante, aquella noche y cuando fue oficialmente anunciado el compromiso del aykeri con Aureliè, y como Irushka ya había sido testigo de algunos pleitos entre ellos, sintió un maligno regocijo, y en un momento en el que Istval se había apartado de la chica, Irushka se había ido derecha hacia él.

  • Creo que se le avecinan problemas al lavny – le dijo Sharik a Karl
  • ¿Irushka? No seas necio, habitualmente es ella la que… ¡Dyweles!
  • ¿Ya lo entendiste?

Lo que había que entender, era que Irushka solía huir de Istval con mucha diligencia, y si no lo lograba, siempre terminaba, y como se dijo, queriendo apalearlo y en una que otra ocasión, Istval se había dejado apalear tal vez por alguna especie de compensación por lo mucho que la molestaba. Así que ver que fuese ella la que se dirigiese hacia él, no podía augurar nada bueno.

  • Istval Korsacov

Istval se giró e inmediatamente se le dibujó una sonrisa maligna en los labios, pero con la misma rapidez recordó que su situación había cambiado, y aunque eso no lo habría hecho desistir de fastidiar, no solo su padre y su hermana, sino Derek y Michel estaban con él, de manera que, como no le hacía gracia terminar con algo roto ese día, y sería justo lo que sucedería, porque Derek y Michel, por no hablar de su propia hermana, pondrían mucho empeño en hacerlo polvo, así que se mordió la lengua.

  • En verdad la justicia divina existe, y así como existe eso, espero que también exista el infierno y que tú vayas camino a él
  • ¿Estás llamando dywel a mi futura esposa? – preguntó él
  • Seguro que no, ella es un ángel y el demonio eres tú, razón por la cual ella te enviará al lugar del que no debiste salir

Dicho esto, Istval la vio alejarse sin poder seguirla para mortificarla, mientras que sus parientes reían con diversión, y en el caso de Milorad, además, pensaba que cualquier cosa que le hiciese alguna chica a Istval, se lo tenía merecido y estaba de acuerdo con Irushka en aquello de que Istval era un demonio y lo había sido desde la cuna.

Irushka no recordaba haberse sentido tan bien después de una discusión con Istval, y aunque aquella no lo había sido, estaba segura que lo había fastidiado lo mismo.

Sin embargo, la sonrisa se le borró muy de prisa al ver a Iliar, porque como todos sabían, la pobre Irushka por quien había perdido la cabeza era por aquel individuo. Lo que nadie entendía, era cómo eso había sido posible, pues Iliar huía con diligencia de las devrigs y no por las mismas razones que Lucien, sino porque sostenía que si una ikedev se ponía pesada cuando él se aburría y quería mirar a otro lado, a ellas podía hacerlas olvidarse del asunto, mientras que con una devrig tendría muchos más problemas de los que quería en su desordenada vida.

Irushka sabía lo anterior, pero su terco corazón se negaba de forma recalcitrante a dejarlo salir, así que estuvo mirándolo por un rato, y sería por eso, que sería ella quien notaría que algo le sucedía, así que caminó hacia él. En el momento que lo alcanzó, Iliar acaba de volverse intentando, presumiblemente, salir a la terraza, pero cayó y la chica se desesperó.

  • ¡Iliar! – exclamó sujetándolo

Como en aquel salón había muchos ikedevs, algunos se volvieron, pero los levramzyks que estaban dispersos por todas las áreas que estaban siendo utilizadas, al notar lo que estaba sucediendo, se apresuraron a crear la distracción.

  • Zhytsanì, permítame…
  • ¡No! – exclamó sujetándolo más fuerte – ¡Iván!

Aquello era lo primero que se le había ocurrido a Irushka, porque siendo que aquellos dos siempre andaban juntos, no pensó en nadie más.

  • Zhytsanì Mirkovic, por favor… – estaba diciendo Ákos, el hermano de Mihály que era quien se había arrodillado al lado, pero Iliar le sujetó el brazo
  • Ha…ryk




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