La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Epílogo

 

Aquel último año había traído de vuelta a Lucía tanto física como esencialmente, y aunque el saldo de heridos que dejó el enfrentamiento final con Viorica, había sido enorme, la mayoría se había recuperado, pero Yves e Iván los habían tenido muy preocupados. Sin embargo, ellos también se recuperarían gracias el empeño de Radek, y la ayuda que le prestaron los svetsniks al prepararlo para ello.

 

Aquel año también había traído algunas alegrías, como era la noticia de que Aleksèi sería padre, y a pesar del terror que le producía perder a Ilian, de algún modo había logrado si no superarlo, sí intentar ser feliz y pronto contraerían matrimonio.

 

Aunque muchos casi no podían creerlo y fueron sorprendidos con la noticia, también y pronto, asistirían al increíble matrimonio de Janos y con una criatura más increíble aún al tratarse de Amaranta Savaresce.

 

Alexander y para enorme alegría de todos, no solo se había enamorado, sino que, gracias a la tenacidad de Dennis, habían descubierto que no representaba un peligro para Vajda, así que podría hacerla su esposa, y el más feliz de todos, aparte del mismo Alexander, era Dylan, porque su hijo podría alcanzar la felicidad que al él le fue concedida por tan breve tiempo.

 

También tuvieron que prepararse a enfrentar un enorme escándalo que, en realidad, aun no explotaba del todo, con la también sorpresiva boda de Henri y Sofía, así que los antiguos Lothian, los Savaresce y muchos de los Yaroslávich que se habían enterado en la última Evesbriel, con seguridad iban a dar muchos problemas.

 

Y para coronar aquel caótico año, habían sido atacados de una forma que no se habrían esperado, y aunque no por eso no estaban preparados, igual resultó un golpe duro y temieron perder a Jovanka.

 

Sin embargo, lo más desesperante de lo último, era la identidad de quien orquestaba aquello, porque, aunque sabían que la ambición de muchos de sus congéneres era la de derrocar a la dinastía reinante, también sabían que aquel se trataba de un reinado de procedencia tan sobrenatural como ellos, así que no era cuestión de desaparecerlos y ya. Por lo tanto, había dos opciones, o aquel sujeto estaba más loco que los demás, o era un imbécil titulado, pero eso no lo hacía menos peligroso, y era algo que iban a descubrir en breve.

 

No obstante, y de momento, se concederían un tiempo, aunque fuese breve, para sentirse felices por Alexander, por Janos y por Aleksèi, aunque Yves no se concediese ninguno, y ya después enfrentarían lo que hubiese que enfrentar.




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