Darko toda su vida había sido díscolo, bromista y muy inconsecuente en el ámbito personal, pero cuando se trataba de trabajo, se lo tomaba tan en serio como todos los levjaners. Por lo anterior, era que los levramzyks, y mientras estaban en entrenamiento, al menos, no le conocían aquella faceta, e incluso los príncipes, tal vez por el hecho de estar siempre metidos en algún horroroso lío, tampoco lo habían sabido hasta muchísimos años después.
Otro asunto, o más bien, la persona que hacía que Darko perdiese su alegre talante, era Iván. Desde que el muchachito había comenzado a manifestar el poder con el que había nacido, y aunque lo había hecho feliz que tuviese alguno cuando casi había estado convencido que, siendo como eran él e Iliar, eso no sucedería, también comenzó a preocuparse debido a la obviedad del peligro que representaba, ya que su hijo, y según su madre, había heredado el carácter de su abuelo, algo que, aunque no le constaba a Darko, porque desde luego, la única relación que él había tenido con el sujeto en cuestión, había sido a punta de flecha.
Como se ha dicho en muchas ocasiones, Iván era tan arrogante y malcriado como cualquiera de los sizvitels, así que, en principio, aquella había sido su primera fuente de preocupación, en especial cuando Iván había comenzado a quejarse de que Mikha vivía persiguiéndolos a él, a Iliar, y a Ander. Aquello habían logrado superarlo con éxito, porque finalmente terminarían siendo buenos amigos y formando un grupo altamente peligroso para sus enemigos.
Cabría suponer que, con el entrenamiento que recibían en su preparación para levjaners, Iván había conseguido algo de humildad, pero lo que no, era una mejora de su carácter, y quien lo molestaba, fuera cual fuera el motivo, seguía pagándolo caro.
Poco después del último ataque del que habían sido objeto, y mientras de Istvan para abajo estaban ocupados con las primeras investigaciones, los LL, que estaban perfectamente al tanto del asunto Juliet, fueron los que se sentaron a discutirlo con Iziaslav y con los príncipes, llegando a la conclusión de que lo mejor por hacer, era entrenarla en el Laki, iniciando con Liver, y cuando hubiese alcanzado el conocimiento teórico necesario, pasarla a manos de Mahiro.
Los Saint-Claire no estaban especialmente contentos, porque ellos, que habían pasado por el Laki, sabían que mientras Juliet estuviese allí, no podrían verla mucho, y en el caso de los otros príncipes, lo encontraban excesivo con excepción de Lucien, claro está, que tratándose de una Saint-Claire, no dijo absolutamente nada en ningún sentido.
Derek y Michel se miraron más o menos con la misma expresión, porque siendo portadores de las habilidades concedidas por el éter, habían conocido a Mahiro, tanto por las clases teóricas, como de forma personal poco antes de concluir, pero lo más importante era que, les habían explicado con suficiencia las catástrofes que podía desatar Mahiro. Dylan en cambio, que no lo sabía, y ni siquiera conocía a quién estaban aludiendo, quiso saberlo y fue Darko quien se lo explicó.
No teniendo un verdadero motivo para oponerse, Iziaslav dio su autorización. No obstante, el primer problema se presentaría no con Juliet, sino con Iván. Darko sabía que sería un problema decírselo, pero también sabía que sería peor si decidían no hacerlo, de manera que, antes de hablar con él, se procuraría la ayuda de Yves, Radek, y el mismo Mahiro, aunque Kireg también estaría presente solo por darle fuerza a su amigo, porque ciertamente contra Iván, no podía hacer mucho por no decir nada.
Afortunadamente, Radek, que conocía bien a Iliar, se había ocupado de dejarlo sin voz y casi sin respiración, pues si abría su gran boca en ese momento, se agenciaría una larga estadía en el Haigala.
#141 en Fantasía
#93 en Personajes sobrenaturales
magia aventura personajes sobrenaturales, amor persecución odio venganza
Editado: 21.10.2025