
Dylan terminaba de ajustarse la chaqueta y se disponía a salir cuando Castimer lo detuvo.
Dylan sonrió y se giró aceptando la ayuda de Castimer para colocarse la banda símbolo de su estatus real. Castimer también insistió en que se colocase un largo abrigo y una bufanda, porque se encontraban en Suecia, y aunque él no sintiese la temperatura, también encontrarían extraño que se presentase sin el abrigo adecuado para las de aquel lugar.
Aquella sería una de sus últimas paradas, pero, a pesar de que había planeado marcharse aquel mismo día, encontró poco diplomático rechazar la invitación que le hicieron.
Dylan decidió que no ganaba nada discutiendo con Yvaylo, entre otras cosas, porque era cierto y todos sabían bien que nunca le habían agradado de manera especial las reuniones sociales, y aparte de evitarlas tanto como podía, siempre intentaba marcharse tan pronto como la etiqueta se lo permitía.
El individuo que había perdido la vida en el ataque, no había sido un diplomático, ni miembro del parlamento sueco, pero sí un industrial muy importante con estrecha relación a la corona, de modo que era por ello, que aquella visita figuraba en la agenda de Dylan y no en la de Henry.
Harald Pettersson, el devrig que se desempeñaba como enlace diplomático en todos los países escandinavos, los esperaba en la entrada.
Dylan fue recibido y tratado de acuerdo a su rango y posición, pero después de los saludos a las personas más importantes presentes, ya tenía ganas de irse, pero mientras tomaba una copa de uno de los camareros, se giró hacia Yvaylo.
El caso de Harald no era el mismo de los Levjaners, pues por empezar, no era uno, ya que aquellos se encontraban en zonas problemáticas o con alta población devrig. Sin embargo, como delegado diplomático, la visita de un príncipe lo obligaba a estar perfectamente enterado de quiénes estarían presentes, y por fortuna para él, así era.
Yvaylo, que conocía a la fémina en cuestión, echó un rápido vistazo intentando ubicarla, mientras que Dylan lo que intentaba era recordarla, porque el nombre ciertamente le era familiar. Después de un considerable esfuerzo lo hizo, pero eso no lo alegró más, porque, aunque no tenía nada en contra de la chica, ésta era una djali de Harsady, de modo que había mucho de la esencia de Loran en ella.
Yvaylo por su parte, lo que se sentía era extrañado, porque Inga era danesa, pero ni vivía en su patria ni solía visitar ningún país escandinavo, al menos hasta donde él sabía. De modo que, y siendo que su cerebro estaba condicionado para adelantarse a cualquier posible eventualidad, enseguida activó su comunicador.
Dylan lo miró mal, pero no dijo nada más, y, en cualquier caso, no habría podido, pues en ese momento, Harald llamaba su atención.
Dylan se sintió extrañado, por una parte, pues aquella era la viuda del industrial fallecido y le parecía impropio que siéndolo recientemente, estuviese en aquella reunión, y por la otra, experimentó cierto malestar por tener que hablar con alguien que posiblemente estuviese allí solo con el fin de distraerse un poco de su dolor, pero hizo sus elucubraciones a un lado para prestar atención a Harald que seguía hablando.
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Editado: 11.11.2025